Centro Cultural Amadeo Conte Grand

El renacer de la comunidad lúdica

Aficionados locales de juegos de mesa, encontraron un espacio de contención y promoción de sus actividades. A raíz de ello, se creó el primer encuentro que integró a jugadores de cartas de Yu-Gi-Oh, Magic y Card Fight Vanguard.

Juegos Conte Grand
Por Guadalupe Zurita

Yu-Gi-Oh, Magic y Card Fight Vanguard, son juegos de cartas que, aunque pueden resultar un poco desconocidos para la mayoría de las personas, cuentan con varios adherentes que se nuclean en comunidades lúdicas locales. Para estos jugadores, son más que simples cartas para entretenerse, en última instancia, sirven como instrumentos para hacer puentes de amistad, tienen la capacidad de potenciar sus habilidades personales; y además, contribuyen a crear un punto de encuentro con otros que tengan intereses similares.

Los primeros grupos surgieron a principipios del año 2000. En aquella época había tiendas de cómics que tenían un área específica para los jugadores de mesa, entre ellas, Sub City era la más conocida (estaba activa desde 1998). La modalidad era sencilla: asistían a las tiendas, pagaban montos mínimos y pasaban horas jugando y relacionándose entre ellos. Pero con el tiempo todo cambió. Sub City cerró en el año 2008. Las demás comiquerías con esta propuesta les siguieron de forma lenta, pero progresiva, hasta que, en 2018 Omega, la última sobreviviente, dijo también adiós.

La desaparición de todas estas ‘sedes’ significó un momento difícil para ellos al quedarse sin espacio físico para mantener el contacto social, porque no solo compartían el hecho de jugar, sino también, porque se celebraba el encuentro con otros que comparten hobbies y gustos similares. Otra razón por la cual, era importante participar en las comiquerías, ya que en estos sitios, se atenuaba la sectorización de cada grupo. Sin esos puntos fijos de reunión, los jugadores continuaron por caminos separados.

 

Con la comercialización del animé hay una mayor aceptación de que hay algo más allá del entretenimiento de occidente y de lo que proporciona el mercado estadounidense.

Matías Aguirre

Otro de los problemas que les ocasionó la pérdida de un espacio común, fue conseguir nuevas cartas. Estos juegos se producen únicamente en el exterior y para adquirirlos, su costo era elevado en precio de dólar, situación que solo las comiquerías podían sobrellevar con el alquiler de los mazos. Sin embargo, no se quedaron quietos y continuaron la búsqueda de alternativas en espacios públicos y casas particulares.  

El nuevo hogar

A través de una gestión en el Ministerio de Turismo y Cultura, los grupos de jugadores lograron entrar al Centro Cultural Amadeo Conte Grand para que desarrollen su actividad. Así fue como, desde esta cooperación mutua, se originó el primer encuentro provincial de esta actividad: “Esta acción nos devolvió la vida”, eso opinó Paulo Lucero, miembro de Card Fight Vanguard, “Tener un techo, mesas, sillas y que, además, sea un lugar conocido, nos permite invitar a gente nueva de la provincia. Nos vino muy bien. Queremos aprovecharlo todo lo que podamos”. La comunidad de jugadores de cartas, en este sentido, halló en el CCACG, un espacio que sienten como si fuera su casa.

Por su parte, el referente del grupo de Magic, Sergio Carrasco, consideró que esta apertura del espacio a las comunidades lúdicas, ayuda a la consolidación de ese ‘vínculo en común’ para sus actividades sin tantas complicaciones. “Ya no tenemos que juntarnos en un café, plaza o casa, sino en un espacio público que es de todos nosotros y que las autoridades nos proporcionan. Tenemos que ocupar estos espacios, son nuestros, tenemos que coparlos y visibilizar la actividad”, expresó.

Mientras que, Matías Aguirre, el representante de Yu-Gi-Oh, celebró la oportunidad de que la institución reconozca otros modos de consumo y entretenimiento. Y reflexionó también, acerca de las producciones de la cultura asíatica -que actualmente suma muchos fans en el país- ya que eran mal vistas socialmente y hasta eran objeto de bullying en las escuelas. “Con la comercialización del animé esto cambió y ahora, hay una mayor aceptación de que hay algo más allá del entretenimiento de occidente y de lo que proporciona el mercado estadounidense”.

Los juegos agudizan el raciocinio, el trabajo en equipo, la competitividad, las cuestiones básicas del ser humano que muchas veces las damos por sentadas.

Sergio Carrasco

El regreso de la amistad

Con la contención necesaria de un espacio cultural oficial, los tres grupos ahora tienen donde compartir con sus pares sus juegos favoritos. Sergio explicó el mundo de posibilidades que se abre con la unión: “Que nos presten el CCACG significa poder relacionarnos con jugadores de otros juegos, con personas distintas, crear lazos de amistad que pueden servir para organizar cosas nuevas”.

El deseo de juntarse no es solo para proyectar eventos, sino por el solo hecho de compartir entre amigos. Al mirar a su alrededor, Matías reconoce a sus ‘verdaderas amistades’. ¿La razón?: “Acá no importa quién sos o cómo sos, qué haces, cómo te vestís, si sos profesional o no, acá venís a divertirte y crecer dentro de la comunidad”.

Cartas Conte Grand

Panorama sanjuanino. Hay unos 70 jugadores Yu-Gi-Oh oficialmente nucleados en un grupo local representativo. Mientras que actualmente, en Cardfight Vanguard, solo hay 11 y en Magic the Gathering 50. Las tres comunidades buscan sumar más adherentes para ampliar el espacio e intercambiar experiencias en común.

¿Por qué cartas?

Los representantes de los tres grupos coincidieron en que el juego tiene muchos beneficios más allá de la diversión. Según ellos, las cartas ayudan a controlar la ansiedad, a socializar, organizarse,  trabajar en equipo y a competir. Sergio se explayó al respecto: “El juego te proporciona una forma estructurada de ver la realidad en la que vos podés controlar lo que pasa. Son reglas establecidas y no cambian”.

Por otra parte, el jugador de cartas hace un paralelismo entre la vida real, que tiene variables de carácter impredecibles, respecto al mundo del juego y sus reglas: “pasan cosas malas y no hay forma de modificarlas, en un juego, por más que pasen cosas malas podés tener una herramienta para cambiarla o se acomodan todas las piezas y comenzás de nuevo o guardamos todo y al otro día jugamos de nuevo”.

Además, puntualizó: “los juegos agudizan el raciocinio, el trabajo en equipo, la competitividad, las cuestiones básicas del ser humano que muchas veces las damos por sentadas”. Esto es porque las cartas se basan en la resolución rápida de problemas, comprensión de texto, análisis y pensamiento crítico.

Con un espacio que los agrupa y una comunidad que se re-activa, el deseo de expandirse, la oportunidad de hacer torneos interprovinciales y con el amor por las cartas intacto, la comunidad lúdica volvió. Aunque nunca se fue del todo.

Un poco de cada juego

Yu-Gi-Oh: es un juego de cartas coleccionables basado en el anime de 1998, que lleva el mismo nombre. En la partida, los jugadores se enfrentan a través de los monstruos plasmados en las cartas, cada uno con diferente nivel de ataque y defensa. El objetivo es que el contrincante se quede sin puntos.

Cardfight Vanguard: tiene como fin atacar al avatar del contrincante y defender el propio. Cuando uno de los dos jugadores recibe seis daños pierde la partida.

Magic the Gathering: cada jugador utiliza un mazo de cartas propio para conjurar hechizos y hacer jugar sus propias criaturas (cada personaje tiene un rol específico). Se puede ganar dejando sin vidas al oponente.

Los tres juegos, con tácticas similares al ajedrez, son simples de entender y fáciles de aprender. Como en toda disciplina, ser un experto implica práctica y tiempo, pero comenzar es sencillo y se vuelve más accesible al hacerlo con los grupos.

Los encuentros se realizan semana por medio en el Centro Cultural Amadeo Conte Grand. La entrada es gratuita y abierta a todo público. Quien desee puede acercarse para sumarse a la comunidad o simplemente observar las partidas.

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