8º aniversario del TB

El gigante que aguanta

Desde su inauguración en 2016, el teatro oficial de la provincia se constituyó como un polo de desarrollo cultural que motoriza diversas y múltiples disciplinas. Aunque el rumbo de las políticas culturales de la Nación y la recesión económica general va teniendo sus efectos de manera directa sobre las producciones artísticas locales y nacionales, el Teatro del Bicentenario no deja de cumplir su propósito y continúa de pie. En una temporada anual que está por terminar, Plataforma GAIA consultó al responsable creativo José Meni quien hizo un balance de lo actuado hasta ahora.

Federico Strifezzo

Por Raúl Caliva I 04-11-2024

En el mundo del entretenimiento cada vez más globalizado y digital, donde las fronteras que separan lo privado y lo público son más efímeros, el rol de los teatros oficiales contemporáneos, se ha resignificado. Actualmente son considerados, más que espacios o centros culturales, como “fábricas creativas” cuya finalidad consiste en permitir el desarrollo de diversas expresiones artísticas y culturales.

Más allá de los espectáculos que puedan presentar de manera programada, no dejan de tener como objetivo primordial la promoción y el acceso democrático a los bienes y servicios culturales para toda la población.

Los nuevos desafíos tecnológicos que plantean los lenguajes digitales, las crisis económicas, ambientales y políticas, impactan de forma directa e indirecta en el corazón de una estructura institucional, que la obligan a adaptarse, modificar sus prácticas y también sus modelos de gestión. Sin embargo, las grandes salas nacionales -y aplica lo mismo para otros países- no podrían sostenerse a sí mismas si no hay un Estado que las financie y les de sustento material e ideológico para el propósito con el que fueron fundados. Así fue siempre a lo largo de la historia y los ejemplos sobran. Sin políticas culturales, los teatros no tendrían razón de ser y tampoco sentido.

Su construcción y existencia, precisamente se dio por una decisión política con propósitos claros y específicos. Tal como ocurrió en su momento con el Teatro Colón de Buenos Aires, el Teatro Argentino de La Plata, el Teatro Cervantes, el Teatro San Martín, el Teatro Independencia de Mendoza, incluso hasta La Ballena Azul, la majestuosa sala nacional del ex Centro Cultural Kirchner, (ahora Palacio Libertad) donde artistas y producciones de primer nivel se pusieron al alcance de todos de manera gratuita.

Gracias al círculo virtuoso que se genera alrededor de los teatros, se transforma notablemente el entorno urbano, se motoriza el trabajo local y produce efectos multiplicadores hacia áreas complementarias como el turismo, el comercio general, la gastronomía, como así también a otras industrias del conocimiento. Y uno de sus valores más primordiales para una sala (teatral, de conciertos o de ópera y ballet) es justamente la de contribuir con la formación artística, humanística, social y cívica de la comunidad a la cual dicho espacio pertenece.

Con esta visión, fue construido hace ocho años en San Juan, el Teatro del Bicentenario. Concebido en su idea esencial, como un centro de arte y cultura abierto a todos los géneros y artes al servicio de la sociedad, esta institución tuvo desde su génesis la intención de dar identidad a la producción cultural sanjuanina.

El proyecto fue impulsado en 2007, cuando por entonces, el presidente Néstor Kirchner anunció los fondos necesarios para la edificación del complejo. Años después, en 2011, la promesa fue ratificada en el convenio rubricado entre la presidenta Cristina Fernández, el gobernador José Luis Gioja, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido y el ministro de economía, Amado Boudou. En 2013, iniciaron las obras que demandaron una inversión de unos 280 millones de pesos y finalmente, el Teatro del Bicentenario fue inaugurado en 2016, bajo el gobierno de Sergio Uñac.

En su joven trayectoria, pasaron por el escenario mayor y por la Sala Auditórium destacados ballets, importantes cantantes e intérpretes líricos y una extensa nómina de orquestas, directores, coreógrafos, artistas, escenógrafos y profesionales de las artes escénicas, tanto nacionales como de renombre internacional.

En estos ocho años de vida, el TB materializó óperas clásicas, como La Flauta Mágica (estreno mundial en español), El Barbero de Sevilla, Madama Butterfly, Tosca, La Traviata, por nombrar los más destacables; o las recordadas puestas impactantes de Carmina Burana o Pixel; conciertos de los más diversos géneros y estilos; propuestas de ballet clásico y contemporáneo; y shows teatrales y musicales de primer nivel como Les Luthiers o José Sacristán.

Por debajo del escenario, también el TB ha sido, en este modelo de ‘teatro fábrica’, un eslabón importante en la cadena de valor de las producciones artísticas a través de sus programas educativos y de formación, tanto en danza, canto y técnica.

Sumado a ello, las permanentes convocatorias a audiciones para la construcción de elencos; la articulación con las orquestas y coros de la Universidad Nacional de San Juan y de la Universidad Católica de Cuyo; como también de las numerosas participaciones de La Camerata San Juan y otros elencos profesionales locales y nacionales. Talleres, clases magistrales, intercambios y otros programas de enseñanza son contemplados de manera anual y sus resultados son reflejados en el escenario cada temporada.

Antecedentes de su labor abundan y resultaría interminable profundizar y detallar cada uno, dado los diversos aspectos que abarca el TB y de qué manera impacta en la vida cultural de la provincia. Es indudable que el complejo es el resultado de todo un proceso de construcción política estatal a lo largo de ocho años y que viene consolidándose más allá de las interpretaciones y diferencias que puedan suscitarse según desde qué perspectiva ideológica se mire, y el sentido que la administración de turno pueda llevar a cabo.

El TB mantuvo en su organigrama el mismo staff desde que se puso en funcionamiento en 2016. Al principio fue dirigido por Eduardo Savastano y fue sucedido por Silvana Moreno, quien sigue al frente hasta la fecha. Mientras que en otras áreas internas del complejo continúan varios profesionales. Tal es el caso de José Meni, que actualmente es el responsable de Artística, Producción y Formación dentro del TB.

Afianzar el rumbo

Gestor cultural, productor, actor, clown y también stage manager, Meni viene desde 2019 cargado de experiencia al frente de los contenidos que desarrolla el TB para las programaciones de sus temporadas y de las áreas de enseñanza. En su función de coordinar múltiples tareas con otros responsables ejecutivos, integra un equipo de trabajo bastante amplio. Con una lectura hacia dentro del TB, Meni habló con Plataforma GAIA acerca de lo que viene sosteniendo el teatro en este octavo aniversario y el rumbo de lo que se proyecta con la mirada puesta ya en 2025.

“Todavía no podemos confirmar y adelantar mucho porque lógicamente, sobre los títulos que queremos presentar, lo estamos desarrollando, ojalá en diciembre podamos anunciar y preparar lo necesario en presupuestos, costos y ayudas. Pero de todas formas, seguimos estableciendo alianzas con empresas y otras instituciones, para llevar a cabo las convocatorias abiertas tales como Iberescena y Mecenazgo para obtener fondos y facilitar las producciones”, contó el gestor a este medio.

Respecto a esta temporada 2024, Meni destacó lo que ofreció el complejo: “la propuesta sigue siendo variada con producciones propias como la de la Gala Patria, con Mujeres Argentinas, bajo la dirección de Alexis Merenda. Fue a todo nivel con una puesta audiovisual y vestuario que dejó una experiencia muy interesante. Tuvimos la reciente puesta de Il Campanalleo, la Reunión Cumbre de Ensamble Barroco, el Réquiem Aeternam de Mozart, la versión para niños de La Flauta Mágica, donde recibimos hasta 7 mil chicos que disfrutaron de la ópera; la mayoría venían de localidades como 25 de Mayo, Sarmiento y 9 de Julio, y por primera vez entraron en contacto con este teatro y con una ópera. Todo eso nos emociona y justifica el sentido de lo que estamos haciendo y por qué lo hacemos”, relató Meni.

“En resumen estamos muy contentos por esta temporada que fue para todos los gustos, donde tuvimos de invitados a Los Nocheros, el show de Mamma Mía; el recital de Baglietto, Vitale y Lizarazu, The Beatles Sinfónico de Mahler, fueron producciones convocantes para la gente. Eso es valioso, porque aun a los que no son de acercarse a una ópera o a un ballet, tratamos de buscar otro modo para que se acerquen al teatro”, señaló.

 

Necesitamos volver a activar el ‘teatro fábrica’. Los talleres del teatro deben reactivarse y ponerse en función para el año que viene.

No obstante, al momento de tener que hacer una autocrítica sobre lo que faltó por trabajar y a qué se apunta a mejorar para la próxima temporada, es la generación de nuevas puestas operísticas y de ballet desde cero. “Necesitamos volver a activar el ‘teatro fábrica’. Por más que hagamos reposiciones y muchos detalles que se van mejorando y arreglando en la Gala Patria, hay mucho por trabajar en lo creativo de nuevas propuestas tanto desde el diseño, la realización y la propia puesta. Los talleres del teatro deben reactivarse y ponerse en función para el año que viene”, afirmó.

Otro de los puntos que resalta como característica de la programación de contenidos del TB, es la amplitud y “flexibilidad”. “Abordamos desde la comedia musical, hasta recitales y conciertos. No solo en la sala principal, también en la Auditórium, que se mantiene activa todos los fines de semana con artistas locales y múltiples propuestas. Llevamos unos 60 espectáculos hasta ahora, que van desde presentaciones de discos, de libros, estrenos teatrales, de danza, proyecciones y conciertos. La oferta es muy variada”, definió el responsable artístico.

José Meni es el responsable de contenidos, formación y programación del TB.

Mantenerse a flote en medio de la crisis

Desde diciembre de 2023 hasta la fecha, la producción, el trabajo y el desarrollo en el campo cultural viene recibiendo duros golpes. La generación y la creación artística, tanto desde los ámbitos privados como los públicos debe soportar la dura recesión económica impulsada por el gobierno nacional de La Libertad Avanza (a través de una brutal devaluación del peso ante el dólar oficial en un 120%) y el contundente desfinanciamiento de todas las políticas, los fondos y las instituciones culturales (con el DNU 70/30 y la Ley Bases en vigencia).

Como botón de muestra, está todo lo problemático que está resultando el Festival Nacional de Cine de Mar del Plata que a pocas semanas de su nueva edición, brotan conflictos e irregularidades que hacen peligrar su realización ante la intervención del Poder Ejecutivo en los contenidos de su programación, entre otras arbitrariedades.

Se pueden enumerar múltiples factores que en simultáneo vienen sucediendo en una clara dirección hacia la depresión y la precarización en el acceso cultural para las grandes mayorías, dado que el Estado Nacional va delegando responsabilidades y funciones a las administraciones de las provincias para que éstas asuman la inversión en educación, la salud, la cultura, el deporte y la ciencia y técnica.

Sumado a ello, se viene registrando hace unos meses, una merma considerable en la venta de entradas de espectáculos destacados con artistas de renombre nacional y, por consiguiente, una continua baja o suspensión de los mismos como viene ocurriendo en la provincia. Cabe recordar el de Hilda Lizarazu, Jairo, Pedro Aznar, la obra Sin Vergüenzas, Antígona en el baño o David Bolzoni, entre otros tantos que son gestionados por productoras privadas. Como también, el cambio de escenarios grandes a reservas de espacios más reducidos en aforo para poder asegurar la sostenibilidad del show.

Consultados a varios de los productores locales, precisaron que les conviene más trasladarse a Mendoza para poder asegurar ventas y no caer en pérdidas dado los altos costos de realización, que en la mayoría de los casos, deben ser absorbidos en su totalidad por ellos mismos. Ante tal panorama de depresión que irá acentuándose en los próximos meses, el TB viene tomando nota de ello y, por ejemplo, para el espectáculo de Mamma Mía, (protagonizado por Florencia Peña) en la que se transitó por cinco funciones consecutivas, hubo que recurrir a promociones con descuento.

“Resalto la labor de los productores porque asumen grandes riesgos. Trasladar The Beatles Sinfónico o Mamma Mía, fue una apuesta muy grande y me parece que debe ser valorado porque ellos salieron de la comodidad que da Buenos Aires para que lleguen a las provincias. En un contexto difícil para salir de gira, tuvieron que movilizar más de 70 personas entre técnicos y artistas. También sucedió con el concierto de Silas Bassa, que gracias a la ayuda de la Embajada de Francia y el Instituto Francés de Argentina, se pudo traer a San Juan”, comentó Meni.

De todas maneras, señaló que aún en este contexto en lo que refiere al TB no notaron una baja considerable de público «pero para después, habrá que repensar y replantear nuevas estrategias de comunicación si llegase a pasar aquí, porque la gente debe enterarse de lo que sucede en el teatro. Estaremos viendo si eso ocurre y actuaremos sobre la marcha”, manifestó.

Aunque el contexto no ayude del todo, la billetera del público no siempre estará disponible y la realidad irá empujando a priorizar otros gastos más urgentes por sobre una actividad cultural que implique un pago oneroso. En ese caso, el TB viene implementando programas de beneficios y descuentos: “si bien hubo algunos eventos con precios elevados, estamos brindando varias alternativas y beneficios como el Ticket Joven, el Ticket YA, los descuentos para jubilados entre otros, y de esta manera tratamos de acercarnos a nuevos públicos”.

 

Los temas pendientes

El TB cuenta con sus tres programas anuales de formación. El de danza dirigido por Victoria Balanza, Opera Training con Victoria Cangemi y canto popular con Patricia Cangemi y Sebastián Narvaez. Cada uno tiene su propia dinámica y articulaciones de trabajo con distintas producciones, donde se suman a bailarines y maestros invitados que aportan algún nuevo lenguaje o técnica que le sirva a los artistas en el camino de su perfeccionamiento y ascenso profesional. Además, cuentan con clínicas y clases maestras que se vinculan a estos tres ciclos. Estos procesos vienen nutriendo al teatro de nuevos talentos con experiencia adquirida y con la competencia suficiente para asumir grandes desafíos para puestas escénicas importantes.

 

Son importantes los elencos estables siempre. Todos los teatros del mundo lo tienen.

 

Sin embargo, queda pendiente todavía uno de los viejos anhelos de la comunidad artística local, que el teatro disponga de un ballet o de un elenco estable. Para José Meni es una idea que estuvo siempre latente: “siendo una sala lírica pensada para ballet y ópera, viene siendo un deseo siempre presente. En la comunidad se viene pidiendo hace mucho y yo apostaría que en algún momento puede suceder. No lo sé,  si es ya o dentro de unos años, pero sí se que esa necesidad se hará más fuerte porque dadas las características que tiene este teatro, se necesitará de un elenco con labores diarias para desarrollar producciones a la altura de lo que requiere un teatro de esta magnitud”, manifestó el responsable artístico.

Es más, “son importantes los elencos estables siempre. Mi postura es que facilita muchas cosas básicamente. Todos los teatros del mundo lo tienen. El Teatro Colón tiene su propia orquesta, su filarmónica, su coro y coro de niños, su ballet y el ISA (Instituto Superior de Arte). Es una estructura de 100 años de vida, en comparación con la nuestra que solo lleva apenas 8, todo está por hacerse todavía. Creo que en algún momento será necesario incursionar por este camino, porque será inevitable y pensarlo a concretar es todo un desafío, sobre todo con una crisis nacional que todos sabemos que nos estamos acomodando a la situación”, expresó.

 

La plataforma con vida propia

En cuanto a la dinámica que viene teniendo la Sala Auditórium, con convocatorias anuales, permitió la adaptación de espectáculos y conciertos acústicos y eléctricos cada fin de semana, con funciones de jueves a domingo. “Desde marzo hasta hoy, la riqueza y diversidad de eventos con los que cuenta la sala ha permitido motivar a los músicos, por ejemplo, a que terminen sus discos y tengan la oportunidad de presentarlos. La sala ha tomado un protagonismo importante, una identidad, una autonomía y dinámica propia, bastante interesante», afirmó y agregó que “la flexibilidad y la amplitud son claves de un eje en el que seguiremos trabajando para el año que viene. Donde todos estén cerca. Al que le guste el ballet, la ópera, un concierto o cualquier artista favorito, o pueda tomar clases, seguiremos por ese esquema. Es el objetivo dentro de mi área que la gente conozca bien lo que hacemos y que disfrute de este teatro que es de todos. Porque todos tienen derecho a distenderse y formar parte de la recreación y el entretenimiento”.

 

El teatro me genera un halo de esperanza

En los cinco años que viene desempeñando labores en el TB, José Meni siente a este complejo como su segunda casa y llena de posibilidades: “cada día que entro a hacer mis tareas, el teatro me genera un halo de esperanza, porque hace que la gente pueda vivir la cultura, que es una industria importante no solo para San Juan, para el país en general. El teatro es una joya que tenemos y no lo decimos nosotros, son todas las personas que nos visitan del exterior, turistas y artistas, desde Diego Torres hasta José Sacristán. Que un espacio como el que tenemos brille en el interior del país, no lo pueden creer”.

Y amplió su valoración sobre lo que representa para esta región del oeste argentino, la existencia de este teatro: “El teatro es esa luz de faro que nos da una esperanza donde la cultura tome la fuerza que debe tomar para que la gente se apropie de ella. Lo vivo y lo pienso así, me parece que es importante para la vida no solo para divertirnos y emocionarnos, sino para pensar, debatir y desarrollar otros aspectos esenciales del ser humano. La cultura es parte de la vida y venir al teatro, vivenciar una obra o hecho artístico, solo o acompañando, reflexionando o discutiendo es parte esencial de nuestra humanidad”, concluyó.

En un tiempo caótico y donde parece que a la acción cultural no se le da valor y se la ataca para vaciarla de sentido, el TB no deja de ser un factor dinamizador para el desarrollo de las industrias creativas locales. Aguantó los efectos de la pandemia y aguantará esta crisis que impacta de lleno en las producciones y en los bolsillos de los públicos.

En definitiva, el Teatro del Bicentenario no dejará de tener política, porque toda expresión artística marcará su mirada del mundo, de la realidad y la identidad desde donde hable sobre el escenario. Será signo de época de su propia comunidad.

 

Compromiso con la accesibilidad

El TB viene gestionando protocolos o “Directrices de accesibilidad” para adaptarse a las necesidades de las personas con discapacidad, desde la infraestructura (ingresos, baños, plano háptico) hasta la experiencia artística (aro magnético, código QR para programas de mano audiovisuales y con lengua de señas). En 2022, se contó con un intérprete de lengua de señas en escenario, audiodescriptores y sobretitulado para la puesta ‘El hombre que perdió su sombra’. Además, se gestionan funciones gratuitas para instituciones y asociaciones para la contención de las personas con discapacidad.

Un gigante de piedra y metal

Con su moderna arquitectura, el edificio tiene en su exterior una cubierta de mármol travertino sanjuanino, con sectores revestidos en acero Cor-ten, evocando el color óxido ferroso de las montañas cuyanas. Las excepcionales condiciones tecnológicas y acústicas de la sala principal, lo colocan al nivel de los mejores escenarios de ópera del mundo permitiendo la presentación de espectáculos de gran envergadura. La sala principal tiene un diseño italiano (en forma de herradura) con capacidad para 1135 espectadores (1129 butacas y 6 espacios para silla de ruedas) y una maquinaria escénica, disco giratorio y equipamiento de audio, video y sonido de última generación. Además, cuenta con la Sala Auditórium, con ingreso independiente para 190 espectadores. Dentro de sus 18.500 metros cuadrados, hay espacios específicos para dar soporte a cursos de formación, doce salas de ensayo con tratamiento acústico y talleres de escenografía, carpintería, sastrería y herrería. El edificio fue declarado sitio histórico y patrimonio cultural.

El TB también es digital

Tras la experiencia de la pandemia de COVID 19, el TB creó su área TB Digital, que cuenta con contenido original de danza, música de cámara y proyectos interdisciplinarios que está disponible en su sitio oficial. A través de convenios con el Teatro Mayor (Bogotá, Colombia) y el Teatro Real (España), forma parte de la plataforma My Opera Player y www.teatrodigital.org con dos producciones propias: El Mesías (de M. Wainrot) y la ópera La Flauta Mágica.

Modelo de gestión pública

Inaugurado el 21 de octubre de 2016, el TB es la mayor sala oficial de la provincia con una gestión de fideicomiso público y economía mixta con participación privada minoritaria. Sus fondos presupuestarios dependen del Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte del Gobierno de San Juan y también de aportes y colaboraciones de otras instituciones públicas y privadas. Los recursos que ingresan, también provienen a partir de la venta de entradas, alquiler de salas, patrocinadores locales y fundaciones y asociaciones sin fines de lucro. Su organización interna le valió reconocimiento de premios provinciales y nacionales a la calidad.

Premio Nacional Clásica 2022

Reconocimiento especial dentro del Premio Nacional Clásica, otorgados por Radio Nacional Clásica, en la categoría “Hechos destacados -Primera Ópera post cuarentena en la provincia de San Juan” por la puesta en escena de la famosa ópera de Puccini, “Madama Butterfly” presentada el 28 de septiembre de 2021.

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