Esther Goris, actriz

“El placer de la risa es lo que mejor podemos regalar”

Protagoniza a Lila, el personaje central de ‘Despojo’, la comedia que aterrizará esta semana en el Teatro Sarmiento. En una entrevista con Plataforma Gaia, habló de las particularidades de esta mujer atravesada por la bipolaridad y cómo lo trabaja desde la comedia. También, sobre sus experiencias actorales y del actual momento que transita el teatro nacional.

13/09/2022

Después de la experiencia de Radojka, que estuvo hace unos meses en el Teatro Sarmiento con Patricia Palmer y Cecilia Dopazo, Diego Rinaldi vuelve esta vez a la provincia con esta nueva propuesta llamada ‘Despojo, una comedia familiarmente bipolar’ de la mano de Team 22, la productora que promociona la gira por Cuyo y con la dramaturgia de Patricia Suárez. La autora de la pieza que se presentará este jueves, es reconocida escritora tanto de prosa como de poesía en literatura infantil y de adultos, que incluye también premiadas obras como la trilogía de Las polacas y La Bámbola.

La comedia gira en torno a la historia de una madre que crió a sus hijos varones en soledad. Pero como sufre de trastorno bipolar y por una situación fortuita, empiezan a salir a la luz varios secretos de la familia guardados hace mucho tiempo, pero que, lejos de un tono dramático, hay una gran cuota de humor que imprime el texto y que se expresa en situaciones y conversaciones disparatadas y sin sentido aparentemente.

Los hijos, Boris y Ariel, más Ana, la novia de uno de los hermanos, intentarán persuadir a Lila para que no regale los bienes más preciados de la familia para repartirlos a los más necesitados. Por tanto, el protagonismo recae en Lila interpretada por Esther Goris. La multifacética actriz (protagonista de ‘Años rebeldes’, ‘Ángel, la diva y yo’, ‘El día que Maradona conoció a Gardel’, ‘Doña Bárbara’, ‘Ni dios, ni patrón, ni marido’, ‘Evita’, entre otros grandes clásicos del cine nacional, del teatro y de la televisión) da una potente interpretación para este personaje que, a pesar de sus problemas, logra empatizar con los espectadores con frescura y naturalidad.

La artista, quien está atravesando un gran momento profesional, conversó con Plataforma Gaia y habló sobre cómo interpreta este personaje tan complejo pero cargado de humor negro a la vez y que es el nudo de todos los conflictos que atraviesan la trama. También habló sobre el momento que está atravesando la escena del teatro nacional y acerca de sus experiencias actorales en su extensa trayectoria profesional.

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– ¿Desde el humor con qué recursos trabajó el desarrollo de este personaje que le toca interpretar con trastorno bipolar?

– Si bien la obra tiene un cierto tono dramático en algún momento -y también con elementos del policial- es eminentemente una comedia que apela al humor tal como la conocemos habitualmente. Todo sucede a partir de un acontecimiento con el psiquiatra de Lila de toda la vida. Esa vicisitud, produjo que ella dejara de tomar su medicamento y que finalmente complicará la vida a todos los que la rodean. Sobre todo, a su familia. Se da una situación hilarante, pero las cosas muy dramáticas pueden contarse por el lado del humor y es el caso de esta comedia, que presenta a esta mujer con actitudes totalmente desopilantes para quien las mira.

– ¿Qué otras lecturas pueden dejarse ver en el personaje que vayan más allá de lo cómico de la obra? ¿Qué más se puede explorar en este personaje?

– Lo que verdaderamente tiene hegemonía, es el humor, la comedia tiñe todo el espectáculo. A partir de hechos reales, la autora (Patricia Suárez) muestra lo que le sucede a una mujer, a una determinada edad de su vida, cómo es su vínculo con los hombres, con la sexualidad y, en definitiva, con el amor. Pero insisto en esto, que siempre trabajamos en tono de comedia.

La obra no pone en cuestión la bipolaridad con una óptica científica o analítica. Todo lo contrario, lo que busca simplemente es hacer reír a los espectadores. Es una comedia que no deja moraleja, sino que quiere hacer divertir.

– ¿Qué desafíos planteó este papel, desde el aspecto actoral?

– La verdad que todos los trabajos que me tocó llevar a cabo, desde lo actoral, representaron un gran desafío. Todos y a cada uno. En este caso lo que más difícil resulta, pese a que es una comedia desopilante, es trasladar una situación que esencialmente es dramática, las energías para generar risas en el público.

– ¿Qué la motiva trabajar la comedia, siendo que ha desarrollado mucha experiencia en lo dramático?

– Siempre me entusiasmaba trabajar la comedia. Cuando era muy joven, hice mis primeras actuaciones en ella, pero ni bien incursioné el drama, no paré nunca de hacer clásicos y tragedias que tanto me llamaban para eso. Siempre tuve ese anhelo por experimentar la comedia. Y bueno ahora se me está dando esta oportunidad por suerte. Sin duda, todas las obras que se me presenten en el camino, me traerán desafíos distintos y espero estar allí para afrontarlos del mejor modo posible.

– ¿Qué otros personajes de características similares o diferentes a Lila, le tocó trabajar?

– Si hay una mujer que no estaba en sus cabales, fue Diana Liberman es el personaje más oscuro de la telenovela ‘La leona’ de 2016. Excéntrica y perversa, Diana es una fría estratega, que usa su aparente desequilibrio y fragilidad para ganar todas sus batallas. Pero al mismo tiempo fue un personaje entrañable y uno de los que más quise. Además, me tocó un elenco soñado de grandes estrellas como Peter Lanzani, Miguel Ángel Solá, Mónica Antonópulos, Hugo Arana, Lito Cruz, Pablo Echarri, Dolores Fonzi y Nancy Duplá. Tuve el honor de interpretar a uno de los personajes más lindos de la tira y de los que me gustó encarnar en mi historia. Aunque también era muy difícil de interpretar, porque para componer un personaje con trastornos psíquicos, es muy fácil caer en el lugar común. Entonces, evitar esos abismos resulta un gran desafío como actriz y en el caso de Lila, también, porque las dos son atravesadas por el amor.

Veo al teatro argentino de muy buena salud. Todos los que nos dedicamos a esta actividad teníamos tantas ganas de volver a la palestra. El público tiene más fuerza para volver al teatro, pese a las dificultades económicas, siempre se guarda un peso para ir a ver a sus artistas preferidos y eso es algo que me conmueve.

– ¿Cuáles son los puntos fuertes que considera como cualidades a la hora de actuar o interpretar un papel?

– Digo siempre esto, que de uno es mejor que hablen los demás. Se trate de puntos fuertes o de puntos débiles propios, es mejor que lo digan los otros. Lo considero así porque si me la paso hablando tan bien de mí, dirán después, “¿Y ésta de que se las da?” (dijo riéndose). De modo que prefiero que me evalúen desde afuera.

– ¿Cómo asimila las críticas?

– Hubo un tiempo en que antes, no me importaban nada. Pero ahora, les estoy prestando atención y trato de aprender de ellas. Y algunas veces funcionan, no digo siempre, pero me ayudan a mejorar.

– ¿Cree que a partir de la pandemia se vio necesario tratar los temas de salud mental con más rigor en función de los problemas que la sociedad acarrea?

– Esta obra, fue escrita originalmente antes de la pandemia. En este caso, no hay conexión alguna con lo que vino sucediendo en ese contexto. Trata un hecho real y lo transforma en acciones desopilantes. Pero no hace una lectura particular sobre la salud mental. Digamos que los protagonistas están un poco fuera de sus cabales, pero eso deviene más en situaciones humorísticas que se desencadenan a partir de una acción concreta. A partir de ese episodio, cuando Lila deja de tomar su medicación, abordamos las consecuencias, pero de forma disparatada. En este caso, la obra no pone en cuestión la bipolaridad con una óptica científica o analítica. Todo lo contrario, lo que busca simplemente es hacer reír a los espectadores. Es una comedia que no deja moraleja, sino que quiere hacer divertir. Dicho esto, es cierto, para pensar sobre lo que nos pasa, en realidad, creo que somos uno de los países mas psicoanalizados del mundo. Tenemos una relación con nuestra psiquis y con nuestras emociones muy particular. Buenos Aires es una ciudad muy estudiada por el psicoanálisis, hablando en un plano más serio. Creo que los argentinos prestamos mucha atención a lo que nos afecta en lo psicológico y en lo emocional. Y sí, creo que la pandemia potenció todo, fue tremendo.

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– A pesar de muchos años, todavía hoy su interpretación de Evita es muy recordada, sin embargo, ¿sintió algún deseo de despegarse de una imagen consagratoria tan grande?

– Lo de imagen consagratoria no lo digo yo, que quede claro. No, la verdad que no. En absoluto. ¿Quién quisiera hacerlo? La oportunidad de haber interpretado a Evita, es una gran suerte de la vida, que a veces presenta regalos únicos. En mi caso, fue poder encarnarlo y haber ganado por mucho tiempo el amor del público. Además, fui muy feliz de haberla interpretado en un momento tan particular. Porque hasta ahora somos 22 actrices que hemos interpretado a Eva, y yo justamente la hice en el mismo tiempo que la hacía Madonna. Creo que eso hizo que sea la película más emitida en la historia del cine nacional y tuvo un brillo particular ante la versión norteamericana. Y estuvo siempre en el candelero, que es algo que siempre agradezco y agradeceré. Tuve la suerte de tener también un libreto excepcional que escribió José Pablo Feinmann y la dirección muy atinada de Juan Carlos Desanzo.

– ¿Cuáles son los papeles que más disfruta realizar? ¿de villana o de heroína?

– Todo depende de la calidad del libro. Pero las malas, por decirlo de alguna manera artística, son las más agradecidas por la actriz que la interpreta y para mí, son las más lindas y que más convocan la atención del público. Me tocó hacer muchas heroínas fuertes y muchas malvadas también. He tenido suerte de haber abordado una gran diversidad de personajes. Pero siempre he tratado de revestirlas con la mayor complejidad posible y en no dejarlas, que sean puramente buena o malas, sino en sumarles otra dimensión.

No siempre una obra de teatro debe dejar algo al espectador sobre qué pensar. Es lícito también, que haya entretenimiento o solamente que se ría, sobre todo en esta época. Creo que el placer de la risa es lo mejor que podemos regalar.

– ¿Cuál es el personaje que más le ha costado trabajar?

– La protagonista de ‘El Cuarto de Verónica’, obra cuyo autor es Ira Levin, creador de El Bebé de Rosemary. Es el más difícil que me costó interpretar. Ahí en ese caso de locura, es tan dramático que debía interpretar tres personajes y esa experiencia fue brava. Pero como toda profesión exige, sobre todo la nuestra, la de la actuación, pide que se ponga toda la carne al asador. Se pide todo de uno.

– ¿Cómo ve el panorama del teatro nacional y la reactivación que se viene dando tras la pandemia?

– Veo al teatro argentino de muy buena salud. Todos los que nos dedicamos a esta actividad teníamos tantas ganas de volver a la palestra. El público tiene más fuerza para volver al teatro, pese a las dificultades económicas, siempre se guarda un peso para ir a ver a sus artistas preferidos y eso es algo que me conmueve. Por eso sostengo que el público argentino es de lo mejores que hay. Me tocó viajar por Europa y por Latinoamérica y me tocó trabajar en otros países; y puedo decir sin dudas que nuestro público es el mejor y excepcional. Por algo, Buenos Aires, es la tercera ciudad con más estrenos teatrales al año, junto a Londres y Nueva York.

– ¿Hacen falta más propuestas que marquen un compromiso con la realidad o que deje una reflexión crítica en el espectador?

– No siempre una obra de teatro debe dejar algo al espectador sobre qué pensar. Es lícito también, que haya entretenimiento o solamente que se ría, sobre todo en esta época. Creo que el placer de la risa es lo mejor que podemos regalar, no tenemos ganas de reflexionar tanto, sino en reírnos y divertirnos.

Para saber

Esther Goris cuenta con una extensa carrera actoral tanto en radio, teatro, cine y televisión. A los 19 años de edad, tuvo su debut artístico con el rol de Salomé en la obra homónima de Oscar Wilde. En cine: fue protagonista de celebres títulos tales como, ‘Los Enemigos’ (1983), ‘Gracias por el fuego’ y ‘Atrapadas’ (1984), ‘Bairoletto, la aventura de un rebelde’ (1985), ‘El día que Maradona conoció a Gardel’ (1995), ‘Las cosas del querer 2’ (1995), ‘Eva Perón’ (1997), ‘Doña Bárbara’ (1998), ‘Paco’ (2009), ‘Ni dios, ni patrón, ni marido’ (2009) ‘Yo soy así, Tita de Buenos Aires’ (2017) y ‘A oscuras’ (2018). Además de innumerables papeles trabajados en ficción televisiva -miniseries, telenovelas y unitarios- también lleva una amplia labor en teatro: ‘Atracción Fatal’ y ‘Como te soñé’ (2016), ‘La empresa se permite un día de locura’ ( 2014), ‘A quien corresponda’ (2011), ‘Hanjô. La mujer del abanico’ (2010), ‘Porteñas’ (2004 – 2005), ‘Trilogía de muerte’ (2000), ‘Medea’ (1993), ‘El señor Galindez’ (1986) y varias producciones más. Es también autora de piezas como ‘El Otro Sacrificio’, ‘Como te soñé’ y algunos programas de televisión entre los que se destaca ‘Cartas de Amor en Casette’ protagonizado por Miguel Ángel Solá. En 2011 debuta como directora con el largometraje documental “Morriña”. Goris lleva trabajos, además, en la novela histórica: la biografía de Ágata Galiffi: La Flor de la Mafia. Pero sin dudas, uno de sus trabajos más trascendentes fue en el film ‘Eva Perón’, película escrita por José Pablo Feinman y dirigida por Juan Carlos Desanzo. Dicho papel, la llevó a obtener el Cóndor de Plata a la mejor actriz de la Asociación de Críticos Cinematográficos de Argentina y múltiples galardones nacionales e internacionales.

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Despojo, una comedia familiarmente bipolar

Autor: Patricia Suárez. Director: Diego Rinaldi. Intérpretes: Esther Goris, Fabio Di Tomaso, Bárbara Vélez y Mauro Francisco. Música original: Mauro García Barbe. Escenografía: Hacedores Estudio. Diseño de luces: Martín Gómez Márquez. Vestuario: Vanesa Abramovich. Sinopsis: A partir de un incidente ocurrido en el consultorio de su psiquiatra de toda la vida de Lila, la madre bipolar, se desborda y comienza a regalar los bienes más preciados de la familia. Sus hijos luchan por conservar los bienes y la cordura el mayor tiempo posible, pero es entonces cuando los secretos más guardados de la familia salen a la luz en medio de las risas y de las lágrimas. La función será el jueves 15 de septiembre (21:00) en el Teatro Sarmiento (Avenida Leandro Alem 34 norte). Entradas a la venta en www.showstickets.ar Plateas bajas $2000; plateas altas $1800.

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