En el Patio Libertad
Cirque XXI 360º: Un espectáculo moderno que no pierde su esencia
Con una carpa colmada de espectadores, la compañía de la familia López hizo su debut en San Juan. Plataforma GAIA estuvo presente y te invita a recorrer algunos de los momentos más destacados de la función. Pasen y vean.

Por Romina Maina y Raúl Caliva I 11.03.23
“Cada silla que ven acá, la carpa, todo lo que hay acá adentro viaja por todo el país” -le contaba una mamá a sus hijos- “¿Todo?” -preguntó uno de los niños asombrado. La conversación viene de la fila de atrás de la platea donde está sentada una familia que espera el comienzo de la función. Al lado, tres mujeres mayores comentan, se ríen y también se dejan sorprender: “¿Viste eso? ¿Cómo es que se cambió tan rápido?”. La pregunta surge del intercambio que mantuvieron al presenciar el desarrollo de un número de magia, al que, a más de uno, se le debe haber cruzado por la mente la misma pregunta.
No importa si con los años, como espectadora o como espectador, se logra descubrir los secretos de algunos trucos de ilusión. Los magos siempre tienen un as bajo la manga que deja boquiabiertos a niños y niñas y también, a los adultos que no pueden entender, aunque lo intenten, cómo hizo alguno de los trucos.
De eso se trata el arte del circo. Salir un momento de la realidad cotidiana y dejarse llevar apenas uno atraviesa el umbral de la carpa. O incluso, antes cuando el olor a pochoclo se percibe ni bien el público avanza en una larga fila hacia la entrada. Las grandes marquesinas, la colorida lona de la carpa y las luces que la decoran y rodean, son los típicos signos que identifican ese momento previo a la función, de tanto entusiasmo, para chicos y grandes.
Mezcla entre lo tradicional y lo moderno, Cirque XXI 360º hizo su primer acto en San Juan con un show dinámico, muy entretenido y de fuerte impacto visual. Con funciones los jueves, viernes, sábados y domingos, en el Patio Libertad, este circo proveniente de la Provincia de Buenos Aires, pero que cuenta con más de 20 años de trayectoria, con giras nacionales e internacionales, ofrece los elementos más genuinos de las artes circenses.
Creado en el año 2000 por Fabián López, junto a su padre Enrique y su hermano Sebastián, en Avellaneda (es una familia de origen sanjuanina) Cirque XXI 360º lleva más de dos décadas girando por todo el país, brindando un entretenimiento familiar sostenido en los pilares esenciales del género.

Hay números de acrobacia en telas y en Icario, equilibrismo sobre rolos y cilindros, antipodismo, magia, pruebas riesgosas con lanzamiento de puñales y tiro al blanco, hasta coreografías de malambo. No faltaron el monociclo, las cuerdas indianas, el diábolo, ni los aros.
El aire caluroso de la noche inaugural se hizo sentir en toda la platea. Pero cuando el reloj marcó las 21.30hs, (el inicio estaba previsto antes, pero hubo una demora por las largas filas de espectadores que asistieron al predio) la temperatura, tanto afuera como adentro de la carpa, pasó a un segundo plano de importancia. Los aplausos y gritos de bullicio del público (arengados por los payasos Gato y Gatito) marcaron lo que sería un elemento preponderante (y sumamente necesario) para todo el espectáculo: el acompañamiento y la interacción constante entre los niños y sus padres, con los personajes que aparecían en el escenario.
La particularidad, que la distingue de otros circos del país, es su formato escénico. Inspirado en el Cirque Du Soleil, el show cuenta con un escenario 360º (de allí su nombre) en el que los espectadores se ubican alrededor de todo el espacio a modo de panóptico. Esto significa que cualquier acción que ocurra en la pista puede ser apreciada desde cualquier ubicación.

Un clásico que nunca falla. El hula hula o hula hoop, es una de las disciplinas milenarias que se remontan desde la Grecia antigua. En las artes contemporáneas, resurgió y fue adoptado por el mundo circense en la década de 1960. Actualmente, es uno de los números fijos que más entusiasman al público en el Cirque XXI 360.

La magia está presente. Los espectadores se preguntaban y quedaban asombrados por los trucos que veía en escena. Era increíble que con tanta rápidez, cambiaba el traje de la artista en apenas unos segundos. Este número fue también muy entretenido.
Sin intención de revelar todo lo que ocurre en la función, puesto que resulta en una experiencia que merece la pena presenciar y disfrutar en familia, el espacio escénico donde se desarrollan los cuadros artísticos, efectivamente, está fuera de lo convencional. Por momentos, funciona una plataforma giratoria y una base que se eleva para lograr un efecto interesante cuando se presentan los números coreográficos.
En cuanto a las acrobacias aéreas, de la mano de Tiwi, se vive uno de los instantes que generan sensación de peligro, con caídas libres y riesgosas. De la misma forma, las pruebas de equilibrio de Mirko Navarrete y de destreza con grandes objetos sobre los pies, de Gabriel Videla, fueron otras de las atracciones que causaban gran sensación.
Los números artísticos se suceden uno tras otro a buen ritmo y con una dinámica que se mantiene durante 1 hora 40 de espectáculo, en el cual el público se mantiene atento y participativo. Sin embargo, el hilo conductor del show lo lleva la troupe de payasos. En las transiciones entre cada cuadro, la interacción de Gato y Gatito con el público es clave para mantener ese ritmo.

A perder la vergüenza. Gatito, el payaso invitó a cuatro espectadores para ser parte del show. Con bailes y disparates, no les quedó otra que seguir el juego y entregarse a la propuesta del clown e imitar sus movimientos. Fue uno de los pasajes más cómicos de la función.
Uno de los momentos más divertidos, es cuando los cómicos eligen a cuatro espectadores al azar para que suban al escenario y participen del sketch. Frente a una situación de la que es imposible escapar, los voluntarios se entregaron al juego. Para ese entonces, ya había hinchadas que se inclinaban por uno y por otro a ver quién era el más gracioso de los cuatro. Y al final, el pase cómico terminó con el fuerte aplauso de la platea para los valientes que se animaron a perder la vergüenza.
Y en otro pasaje, hubo una gran aceptación con el número de malambistas que presentaron un imponente despliegue escénico y de virtuosismo coreográfico.
Para el cierre del show, hubo una escena emotiva entre Gato y Gatito que signó de ternura al compartir un alfajor, que simbolizó y transmitió, que la amistad es un valor que no puede darse el lujo de perder. Este simple cuadro, generó la empatía con los chicos y al mismo tiempo, la nostalgia entre los adultos, porque regresaban al origen, al recuerdo de sus infancias vividas. Por eso mismo, entrar al circo, es volver a entregarse y a soñar.

El equilibrio es la clave. Mirko Navarrete hizo una prueba muy arriesgada con los rolos. No conforme con la altura, sumaba más elementos para ponerle dificultad a la prueba y demostrar su habilidad y destreza.

Sin gravedad. La artista Tiwi era la ama y dueña de la acrobacia en las telas y en el Icario. Fue todo un desafío riesgoso que a los niños y niñas les causó admiración.

El señor de los cuchillos. Esteban Lazarte, en una de las pruebas peligrosas que causó sensación en chicos y grandes. Con diferentes elementos, incluyendo fuego, generó muchos momentos de adrenalina, hasta con la cara cubierta.

Arte genuino. Más de 20 artistas en escena y con los números más tradicionales pero agiornados a una impronta moderna y dinámica, el show tuvo muchos elementos, situaciones emotivas y escenas de gran impacto visual.
Entradas Recientes
El gigante que aguanta
8º aniversario del TB
Entre la apatía y el desamparo cultural
Seis meses de la era libertaria
No perder de vista el horizonte
La política científica y el rol del Estado