Entrevista: Victor Laplace

“Ser un trabajador del arte, es encarar una manera riesgosa de vivir”

El actor vuelve a interpretar la clásica obra de Rafael Bruza ‘Rotos de amor’, esta vez con un elenco encabezado por actores mendocinos. Para Plataforma Gaia, habló sobre las claves que hacen especial esta comedia. También opinó del fenómeno de ‘Argentina 1985’ para el cine nacional y entre otros temas, se refirió al doloroso exilio que tuvo que afrontar en la década del ’70.

Federico Strifezzo

Por Raúl Caliva I 17-03-2023

“Teatro chistoso hay para tirar al techo. Ese otro teatro freak, en cambio, de profundidades metafísicas capaces de disparar carcajadas, es tan raro de hallar como una filosofía cómica. Desfachatado y personal, el teatro de Rafael Bruza es justamente eso…”

Mauricio Kartun (Prólogo en el libro Rotos de amor y otros fracasos).

 

 

En tiempos de necesaria deconstrucción, de revisar y cuestionar(se) los roles y los mandatos en una sociedad donde aún domina el patriarcado y la desigualdad, lo que propone ‘Rotos de amor’, un texto dramatúrgico (escrito y publicado en los años ‘80 por Rafael Bruza) con una trama simple pero profunda, es pensar acerca de las relaciones afectivas del ser humano y cómo se van desgastando con el paso del tiempo. Llevada a la representación escénica, esta obra mantiene una vigencia y frescura que hace conmover a cualquiera que tenga la oportunidad de vivenciarla en una sala.

La pieza fue interpretada por numerosos elencos y sostuvo extensas giras y temporadas y no pierde su magia, no importa quien lo protagonice. Es quizás la clave secreta que esta comedia garantice un éxito popular y consiga tantas adhesiones. En 2019, el público local pudo disfrutar de la versión del director Andrés Bazzalo, de la mano de Osvaldo Laport, Hugo Arana, Pepe Soriano y Víctor Laplace. Aquellos que quieran repetir la experiencia o se perdieron la oportunidad de verla, tendrán la chance de disfrutar de esta historia que habla del amor y sus desencuentros.

Sin embargo, la puesta será diferente. La producción contará con la dirección artística de Daniel Posada y un notable elenco de actores mendocinos: Aníbal Villa, Marcelo Lacerna y Víctor Arrojo, pero además, la participación especial de Víctor Laplace, que volverá a ponerse en la piel de estos entrañables visitadores médicos. (Ver agenda)

El regreso de Laplace, conocido por sus destacadas actuaciones en otros papeles como Juan Domingo Perón en ‘Evita’ y en ‘Puerta de Hierro’ y en ciclos televisivos como ‘Maltratadas’, ‘Mujeres asesinas’ y ‘Alta comedia’; motivó a una extensa y cordial entrevista para Plataforma Gaia.

Invitado por los artistas cuyanos, Víctor aceptó con gusto, sosteniendo el principio que no debe haber diferenciación entre actores o actrices de la ‘gran ciudad’ con los del ‘interior provincial’. Esta división que se fue dando en el ambiente artístico la aborrece, porque considera que todos son parte de un mismo país, una misma nación. Aspira a que haya una verdadera ‘noble igualdad’ como dice el himno argentino.

Antes de ser actor, fue obrero metalúrgico en su Tandil natal desde los 14 años de edad. Y conoce bien el paño, en esto de emigrar del pago chico para buscar su destino artístico en Capital Federal.

Y no le fue nada mal. Desarrolló una notable carrera tanto en el teatro, como en el cine y la televisión, que no estuvo alejada de su compromiso político y social. Su labor en salas y set de filmación, tuvo el mismo nivel profesional que en los espacios y centros barriales, militando la cultura por todo el país.

 

Detesto esa idea preinstalada que por un lado están los actores ‘de Capital’ y por otro ‘los del interior’. No estoy de acuerdo, todos debemos trabajar juntos en igualdad de condiciones.

– ¿Es un privilegio ser convocado para trabajar en esta comedia nuevamente?

– Después de haber hecho de todo, teatro de comedia, clásico, comedia musical, drama, durante tantos años y que estos amigos maravillosos de Mendoza me invitaran, no tengo más que palabras de agradecimiento. Porque es una obra que transitaron mucho con una puesta dirigida por Claudio Martínez en su momento, y ahora con Daniel Posada. Y agradecido también por la posibilidad que nos dio el propio autor, Rafael Bruza, y de mantenerla en cartel, tanto con el elenco anterior, y con el que está ahora. Estoy feliz de poder volver a Mendoza y a San Juan. Me parece que estas iniciativas deben pasar más seguido. Detesto esa idea preinstalada que por un lado están los actores ‘de Capital’ y por otro ‘los del interior’. No estoy de acuerdo, todos debemos trabajar juntos en igualdad de condiciones.

Alejandra Godoy megáfono

Lo de Rafael (Bruza) es fantástico porque combina como pocos autores, el humor y la profundidad incisiva, sin dejar de ser teatro popular.

– ¿Qué cualidades resalta del texto que hace que los personajes generen empatía?

– Lo de Rafael es fantástico porque combina como pocos autores, el humor y la profundidad incisiva, sin dejar de ser teatro popular. En cada función, la gente se ve reflejada por lo que sienten estos personajes de carne y hueso, por las alegrías y pesares de cuatro hombres que sufren por amor. Estos visitadores médicos, van de la pasión a la desilusión por no ser correspondidos y hacen todo para que vuelvan a ser queridos, pero van fracasando de maneras diversas. A pesar de todo, insisten soñando que alguna vez, esas mujeres puedan ser reencontradas. Rescato lo escrito por Rafael: “se dejan arrastrar dolorosamente por la pasión sublime de los sentimientos”. Es una de las frases que más amo de él, ya que fue un gran amigo para mí y muy cercano. Lamentablemente partió (falleció en 2021), pero en compensación, dejó mucho material escrito para seguir trabajando. Como autor, nos provoca y me parece que como actores que somos, nos gusta el riesgo que nos propone. Es como tirarnos a la pileta con nuestras certezas, las dudas, los miedos, con lo que carezco y con lo que deseo. En ese sentido, esta obra cumple con todas esas situaciones.

– ¿Lo que atraviesan estos hombres, también puede darse de la misma manera si fueran mujeres?

Absolutamente. Tengo pensado llevar ‘Rotos de amor’ al cine. Espero avanzar este año con el proyecto. No solo estarán como protagonistas los visitadores, sino también las esposas de ellos. Y en este aspecto deberá haber un 50-50 en ambos planos de lo que sucede con la historia. Porque también, el mundo está cambiando y hay que estar a la altura de los acontecimientos. Por eso son sabias las palabras de Bruza: “siempre seremos víctimas, combatiendo este cáncer que nos envenena el alma. ¡Idiotas! ¡Somos idiotas combatiendo ilusiones con pastillas!”. Es genial lo que piensan estos personajes, porque hay un vuelo poético importante en lo que sienten y sin duda, eso identifica tanto a varones como también a las mujeres.

Ser un trabajador del arte, es encarar una manera riesgosa de vivir y a la vez, es una de las mayores formas de libertad que hay.

– Cuando vino Hugo Arana con la misma obra en 2019 -un año antes de fallecer- en su momento había dicho que “El teatro es un lugar de preguntas. Que no está para resolverle la vida a nadie, pero sí para sembrar inquietud”, ¿concuerda con este pensamiento?

– Fui muy amigo con Hugo y fue un gran compañero. Como él, se me fueron muchos amigos como Ulises Dumont, Federico Luppi, todos grandes actores con los que fui muy feliz haciendo cine y teatro junto a ellos. Y lo recuerdo a Hugo con mucho cariño porque estuvimos muchos años, desde la crisis de 2001 hasta en plena pandemia viajando con Casa Rodante. Hugo era muy sabio con lo que decía. Porque él creía que nuestra profesión, es un trabajo de fe. Muy lúcido, amoroso y divertido. Y estoy de acuerdo, está en el arte la respuesta a la vida. Ser un trabajador del arte, es encarar una manera riesgosa de vivir y a la vez, es una de las mayores formas de libertad que hay.

Alejandra Godoy megáfono

– En la puesta, se notaba esa química especial que había entre ustedes en el escenario. ¿Era una dinámica única que los hacía congeniar con complicidad?

– Es que había cosas que hacían todo muy favorable. Primero, un elenco muy compacto -con Arana, Laport y Soriano- y segundo, porque esta obra merece un cuidado que requiere de actores muy comprometidos con lo que hacen. Con Hugo nunca repetíamos, nos salía algo distinto en cada función, aunque el texto sea el mismo. Era una pequeña variación que le imprimíamos cierta complicidad como vos decís. Es porque también, las personas de bien, los que están del lado del amor en serio, ese amor que se extiende hacia los hijos, hacia los amigos, el barrio, hacia el club de fútbol, genera una empatía verdadera con los demás. Eso se refleja cuando los actores ponen todo de sí. Por eso, yo conservo esa fe para el futuro y para la naturaleza humana. Creo que hay mucha más gente buena que mala, no solo en esta profesión, en el país todo y en el mundo. Aunque a veces, los malos parece que tienen más poder que los buenos. Incluso, más rating, pero ese es otro cantar (risas).

Estamos en un mundo donde se habla más de la guerra que del amor. Y se hace más guerra que amor.

– ¿Es por eso que se hace necesario acudir a esta temática del amor que plantea la obra? 

– Sin dudas, porque, estamos en un mundo donde se habla más de la guerra que del amor. Y se hace más guerra que amor. Ahora empecé a trabajar el tema de las guerras con textos de Aída Bortnik, quien fue guionista de la película La historia oficial. Una autora extraordinaria que también escribió la obra teatral Soldados y soldaditos (de 1972). A partir de esa experiencia que protagonicé, estoy retomando los argumentos para un proyecto nuevo que se llamará ‘Las guerras a través del tiempo’. ¿Y por qué lo hago? Porque veo de forma increíble lo que nos pasa como sociedad y como civilización. Estamos en un panorama donde las guerras nunca terminan. Planteamos a varios personajes típicos como a un soldado yanqui que está cansado de invadir países, un samurái que perdió el honor y la ética, con otras figuras y textos de Galeano. Será un trabajo integral que se centrará en la memoria y que lo llevaré adelante para el Centro Cultural Kirchner. Retomando, es una locura lo que está pasando en el mundo porque los países no dejan de vender y comprar armas para beneficiarse de las guerras. Hay una frase de Eduardo Galeano que me hace pensar mucho: “ninguna guerra tiene honestidad para confesar que se mata para robar”.

– ¿Cómo ve la performance del cine argentino tras el suceso generado por la película ‘Argentina 1985’?

– Siento mucho orgullo porque tras este film, hay actores y directores muy comprometidos con el oficio. Vi la película en el Cine Gaumont y fue impresionante presenciar la cantidad de jóvenes que asistieron a cada proyección. Esta sala y las otras de Calle Corrientes, tenían filas de varias cuadras de personas que iban a mirarla. Sentí cómo los chicos se emocionaban cuando escucharon la frase ‘Nunca más’ interpretado por Ricardo Darín. Esto me dejó impactado. Mas allá de algunas cuestiones por analizar de la película, me emocionó tanto ver al pueblo mirando esta historia que sin duda marcará un antes y un después en el cine. A mí me conmovió mucho estar ahí con una gran cantidad de personas en una sala, en una época que digamos con todas las letras, el cine argentino no está pasando por un buen momento. Porque no es habitual que tantos espectadores asistan y es importante rescatar esto. Y por otro lado, si miramos con más profundidad, sirve para identificar y discutir sobre tantos momentos de intolerancia en nuestra sociedad.

– ¿Qué le faltó mostrar a la película?

– Me metés en un lío, porque es muy largo de explicar y no sabría tampoco qué priorizar. Sin embargo, escuché a Darín en varias notas, hablando y defendiendo con fervor esta película y me quedo con esa actitud de todo el equipo que encaró el proyecto. Es difícil hacer proyectos cinematográficos de este tipo. Lo digo porque a mí también me tocó ese rol de dirigir (en 1999 con El mar de Lucas) y no es fácil. Hay un aspecto en la dirección que es crucial en la creación. Armar, pensar y llevar adelante un proyecto cinematográfico implica una exigencia muy grande. Pero lo positivo que dejó la obra, es discutir sobre lo que contiene y reflexionar acerca de lo que nos pasó. Entiendo que como argentinos queremos arreglar el país y el mundo, en cada bar, en la oficina o en la fábrica. Pero hay que tener más cuidado con esos mensajes de odio de personas que siguen avivando la grieta, porque se olvidan (o niegan) que hubo un bombardeo a Plaza de Mayo y otras cosas nefastas en la historia que no hay que olvidarlas.

– Hace pocos meses, la Corte Suprema de Justicia había emitido un fallo que le da el derecho al reconocimiento a ser exiliado antes y durante la dictadura cívico-militar de 1976. ¿Significa una reparación histórica personal? Y si es así ¿cuántos artistas más que sufrieron lo mismo merecen esta reparación?

– Sobre esta reivindicación, todavía no puedo explayarme mucho. Mi abogada me dijo que hay que esperar porque es un proceso judicial que lleva su tiempo. Pero no escabullo el bulto. Una reparación histórica no es fácil de definir. Todavía debo tomar dimensión de lo que significó para mí el exilio que viví cada día de los cinco años en México (ocurrió entre el 15 de agosto de 1975 y el 5 de febrero de 1982). Sin saber qué hacer, ni saber dónde estar, ni dónde ir. Hubo muchas listas negras. Y así como a muchos otros y otras que les tocó, entré en una cuando ya estaba operando la Triple A de López Rega. En un momento que filmaba la película ‘La guerra del cerdo’ (dirigida por Leopoldo Torre Nilsson), con grandes actores como Emilio Alfaro, que era parte del Grupo Octubre, (fundado por Norman Briski) pasó el cartero en bicicleta por el set y me entregó un telegrama que decía así y en criollo lo cuento: “sino te vas del país en 48 horas, sos boleta’. Tener que huir en esas condiciones fue lo peor que atravesé, me dio una tristeza tan grande que hasta hoy lo sigo teniendo.

Alejandra Godoy megáfono

Una apuesta divertida y profunda. ‘Rotos de amor’ trata sobre los amores y desamores, los encuentros y desencuentros de cuatro personajes (todos visitadores médicos) que transitan con dificultades en rearmar su vida, tras distintas rupturas amorosas a lo largo de los años. La obra reúne una serie de cuadros cómicos, de estos amigos que resultan ser unos “perdedores sin remedio”.

En un momento que filmaba la película ‘La guerra del cerdo’ (…) pasó el cartero en bicicleta por el set y me entregó un telegrama que decía así y en criollo lo cuento: “sino te ibas del país en 48 horas, sos boleta’. 

– ¿Cómo fueron esos años?

– Muy mal, fue horrible, mi hijo Damián, era muy chiquito y con su madre Renata Schussheim pudo hacer unos viajes. Pero fue muy peligroso para ellos hacerlos. Con mi segunda esposa Nélida Lobato, pudo acompañarme, pero cuando ella tenía que regresar, yo me quedaba muy solo y terminé muy mal, haciéndome mucho daño. Por esto, al exilio no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo. No creo tener tantos enemigos, pero si tengo alguno, no le deseo que viva lo que yo viví, porque fue muy horrible. Por eso prefiero seguir adelante con toda la polenta que me queda. Confieso que he vivido muchas cosas, me refugié en mi profesión. Y ahora lo hago con mi familia y con mis nietas. Cuando trabajo mucho, pierdo un poco la noción de lo esencial, lo básico en la vida que es la familia. Por lo tanto, disfruto todo lo que puedo con mis nietas y juego mucho con ellas. Es un placer enorme y de alguna manera estoy recuperando con ellas una parte de ese tiempo perdido.

– Es llamativo que en el ámbito artístico y la crítica lo consideren como el que mejor interpreta a Perón hasta ahora. ¿Le quedan ganas de asumir el papel en un nuevo proyecto?

– No (se reía modestamente) creo que ya está bien. Lo hice varias veces. Una para una serie de teleteatro que incluía a personajes históricos. Otra con Jean Pier Noer en la conversación entre ‘Borges y Perón’. Después en ‘Evita’ con Esther Goris y con `Puerta de Hierro’. Pero ahora estoy con ganas de abordar otros dos grandes personajes también: a San Martín y a Bolívar.

– ¿Qué nivel de exigencia y profundidad requiere para darle vida al personaje histórico?

– Cuando era trabajador metalúrgico en Tandil, era muy pibe en aquella época y fui testigo de cómo las familias de mi pueblo eran felices. Los obreros y las obreras gozaban con mucha alegría del peronismo. Bueno, mi padres no eran peronistas, de la familia soy el único que salió así, con algunas inquietudes (se reía durante la charla al recordar). Pensar en ese tiempo, en esa imagen, me ayudó a construir y abordar al personaje. Porque los derechos adquiridos por el pueblo trabajador, fueron trascendentales. Les cambió la vida para siempre. Antes de 1945, la gente vivía en la esclavitud, no se permitía que las mujeres votasen. Al tener en cuenta estas cosas, me fui inspirando en el papel. Creo que mi mejor forma, con humildad lo digo, fue en ‘Puerta de hierro’, que llevé adelante una etapa histórica muy difícil para el peronismo, porque tardé unos 7 años de desarrollarlo. La labor fue muy exigente.

– ¿Hay algún aspecto sobre el peronismo poco explorado y que merezca llevarse al cine?

– Cuando el gorilismo que se oponía y se sigue oponiendo a todos los derechos conquistados, responde a un modelo de dos ejes: en lo económico, es la abolición del Estado y el sometimiento de los designios del Dios Mercado. En lo político, la extinción del peronismo. Más que una idea, para ellos es un dogma. En ese sentido, creo que no hay mejor película que valga que esta, para contar sobre algo que nunca pudieron lograr. Vivimos en un tiempo de una experiencia planetaria muy especial. El tema es cómo le damos sentido. Capusotto siempre dice que se creen dueños de un país que detestan y en eso tiene mucha razón. Pero miro más allá y sigo creyendo y apostando a las tareas más nobles del ser humano: es la de ayudar, la de sembrar amor, solidaridad e igualdad. Qué mejor manera de contribuir con todo esto desde el teatro. Ese es mi deseo, transmitir un pensamiento y alegrar el corazón de la gente.

Una carrera prolífica

En teatro, Víctor Laplace, protagonizó ‘La vida es sueño’, ‘La ópera de tres centavos’; y los musicales ‘Están tocando nuestra canción’, ‘Yo y mi chica’ y ‘Mi bella dama’. Tiene además una prestigiosa y extensa carrera cinematográfica y televisiva. En cine tuvo experiencia como guionista, director y documentalista, cuyos clásicos nacionales se destacan ‘Los gauchos judíos’, ‘El mar de lucas’, ‘Adiós Roberto’ y ‘Flop’. En televisión, hizo participaciones recordadas en ciclos exitosos como ‘Alta comedia’, ‘Situación límite’ y ‘Mujeres asesinas’.

Perón siempre está

Laplace protagonizó y dirigió la micro serie «Perón responde: pasado, presente, futuro», que puede verse a través del www.peronresponde.ar y también por YouTube. Una ficción atemporal dentro de la cual ciudadanos comunes, historiadores y funcionarios pudieron hacer una pregunta al ex presidente. El ciclo cuenta con 21 episodios. En 1996, lo abordó en la película ‘Eva Perón: la verdadera historia’, junto a Esther Goris como Evita, dirigida por Juan Carlos Desanzo, y escrita por José Pablo Feinmann. Dos años después, en ‘Borges y Perón’ de Enrique Estrázulas, con Jean Pier Noer y con Duilio Marzio como el escritor, en el Teatro Cervantes; y en la película ‘Puerta de Hierro, el exilio de Perón’ de 2012, con Victoria Carreras.

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