Metaversos, NFT y Criptomonedas: las tecnologías del futuro

La próxima frontera digital

A raíz de la Feria Virtuality San Juan 2022, Plataforma GAIA mantuvo un diálogo con Julien Brun, su co-fundador, acerca de los desafíos, riesgos y expectativas sobre el uso de las tecnologías inmersivas. Necesidad de regular o la fe en los usuarios. Interrogantes abiertos de un panorama inminente que resulta imprescindible conocer y comprender.

Virtuality

Fotos: Romina Maina

«La red, una frontera digital. Traté de imaginar conjuntos de información viajando por la computadora. ¿Qué formas tenían? Naves, motocicletas… los circuitos eran sus autopistas. No dejaba de soñar con un mundo que creí que nunca vería… y un día, lo logré y entré. Ese mundo era más hermoso de lo que había soñado y también más peligroso de lo que había imaginado», de Kevin Flynn a su hijo Sam (Tron: El Legado, 2010).

Por Raúl Caliva I 06-08-2022

Hace cuatro años atrás, tomar contacto con los dispositivos de Realidad Virtual y conocer cómo funcionaban; sumergirse en entornos y narrativas digitales, no se trataba de una fantasía de ciencia ficción, sino que era el fruto de incontables años de trabajo e investigación para que esta tecnología estuviese al alcance literalmente como una realidad tangible y en boca de muchas personas. Conceptos tales como realidad aumentada y realidad inmersiva, se normalizaron en el lenguaje cotidiano local gracias a la primera edición del Virtuality en 2019 y que alcanzó a una audiencia general que se familiarizó rápidamente por vivenciar en primera persona en qué consisten dichas experiencias.

Hoy se actualiza esta propuesta con la nueva edición 2022 de Virtuality que se desarrolla en el Centro Cultural Estación San Martín. Pero, en continuidad con lo presentado anteriormente, el foco está puesto ahora en otro aspecto de las llamadas tecnologías inmersivas y que están en este momento, con una fuerte notoriedad mediática y en la agenda pública. Se trata de Metaverso, Blockchain, criptomonedas, NFT’s y mundos virtuales. Y no solo eso, se habla de ‘ecosistema inmersivo’.

Es la tercera edición de esta feria tecnologías inmersivas más importante de la región, que es la única que hace un puente entre los desarrollos y proyectos entre Argentina y Francia, más la colaboración entre empresas locales, nacionales e internacionales, y está respaldada tanto desde el sector público, como del privado. Nació en París en 2016 y cuenta con sedes en Buenos Aires, Tierra del Fuego y San Juan. Virtuality, en su versión local, cuenta con el auspicio y organización del gobierno provincial a través de la SECITI y de la Municipalidad de Capital. Como antecedente, los ejes propuestos en el programa 2022 ya fueron presentados en mayo pasado en La Rural. El grueso de estos encuentros, más allá de las exposiciones de trabajos y proyectos, está en las capacitaciones, laboratorios tecnológicos y conferencias y por supuesto, en oportunidades de negocios que se puedan generar al estar en contacto directamente con empresas, emprendimientos independientes e instituciones.

Julien Brun, co-fundador y director de Virtuality

Estos ejes temáticos planteados, conllevan inevitablemente a abordarlos con absoluta atención, puesto que si bien, se trata de tecnologías en auge y que abren numerosos debates en el mundo, genera por un lado mucho entusiasmo por ser la gran ‘novedad’ tecnológica del presente, aunque por otro, resulta necesario e inevitable comprender su lógica, su mecánica de funcionamiento y, además, qué actitud ética o política habrá que asumir a la hora de instrumentarlo. Ya sea como individuo o bien como comunidad, o como Estado.

Como punto de partida, al tratar de entender sin pretensiones de erudición en la materia, se disparan varios interrogantes: ¿Qué es un ecosistema inmersivo? ¿El Metaverso es en sí mismo un nuevo paradigma tecnológico para que fin o propósito? ¿Es un concepto, una metáfora o un nuevo horizonte de oportunidades? Para ello, Plataforma GAIA tomó contacto con Julien Brun, el co-fundador de Virtuality (su otro compañero es Olivier Godest) y a la vez, director de Virtuality Latinoamérica.

En su misión de ser promotor e interlocutor entre profesionales, productores locales y desarrolladores de tecnologías inmersivas, Julien explicó en términos simples, los fundamentos que sostienen el propósito de la feria. “Estamos discutiendo temáticas que atraviesa a los particulares, pero también a las empresas. Uno de los objetivos de Virtuality es democratizar el funcionamiento y el acceso a las tecnologías inmersivas, generar oportunidades de negocios para los expositores que participan y construir un ecosistema inmersivo local. El ecosistema inmersivo, es el conjunto de empresas y desarrolladores, que manejan dichas tecnologías y que conforman un catálogo de más de 50 firmas que constituyen una base muy sólida para el avance en la producción de NFT’s, criptomonedas y de mundos virtuales’, recalcó como principio que, viene muy de la mano de la noción del metaverso. Y acá hay que detenerse a manera de una necesaria contextualización para entender de qué se habla.

Uno de los objetivos de Virtuality es democratizar el funcionamiento y el acceso a las tecnologías inmersivas, generar oportunidades de negocios para los expositores que participan y construir un ecosistema inmersivo local.

Entrar a la “Matrix”

La idea del metaverso, ya fue escrita en numerosos guiones y novelas de ciencia ficción. En parte es tratado en películas como Tron, Matrix, Viaje a las Estrellas, hasta incluso hay un tratamiento del tema en la serie de Agentes de SHIELD de Marvel, donde el metaverso adopta como nombre “El Marco”. La palabra fue utilizada por primera vez en el libro de temática ciberpunk Snow Crash publicada en 1992 por Neal Stephenson. La novela narra la historia de Hiroaki Hiro Protagonist, un repartidor de pizza en el mundo real, pero príncipe guerrero o Samurai en el universo virtual de una computadora.

Dicho esto, el metaverso bien puede ser considerado al equivalente de la Web 3.0, que se define como una plataforma digital de interacción social y a la vez económica. Conceptualmente, es un entorno donde los usuarios, personas físicas, interactúan o intercambian experiencias a través de un Avatar (personaje digital o metahumano), de manera virtual en un ciberespacio determinado. Viene a ser como una metáfora del mundo real, totalmente imaginado pero creado digitalmente. Pueden ser tridimensionales o multidimensionales, donde se combina la realidad virtual o la realidad aumentada y otro tipo de tecnologías como los hologramas. Por el momento, el uso que se le da a los diferentes tipos de metaversos, por lo general redundan en la experimentación, el entretenimiento, la teleeducación y la economía virtual. Y es aquí, específicamente, donde se da lugar a la existencia de los NFT’s (Tokens no fungibles o activos digitales únicos) y las criptomonedas.

Estas tecnologías llevan muchos años de desarrollo, (más de 50 años) y fueron creciendo a la par que Internet fue evolucionando. El mundo digital pionero fue Second Life, un híbrido entre videojuego y comunidad virtual que nació en 2003 y continua de forma operativa. Después, aparecieron otros metaversos, el más anunciado fue por la corporación Meta (propiedad de Mark Zuckerberg creador de Facebook) que están actualmente en desarrollo. Sin embargo, existen otros como Decentraland, creado por los desarrolladores argentinos, Esteban Ordano y Ari Meilich; Sandbox y Roblox también en la misma línea, por citar los más conocidos.

Este “nuevo mundo” que varios promotores entusiastas sostienen, permitirá a los usuarios trabajar, explorar, jugar y conectarse con amigos. Desde vivir experiencias o viajes, participar en teleconferencias, clases virtuales y todo tipo de actividades sólo limitado por la capacidad de imaginación. Todo será posible, claro está, si se dispone de un dispositivo de realidad virtual y una conexión estable y de óptima calidad a Internet. Requisitos que, en el día de hoy y con la actual conectividad que tiene la provincia, resulta complejo de alcanzar actualmente.

El metaverso será un complemento más en la vida cotidiana, como lo fue en su momento la aparición de los videojuegos. Cuando empezaron a ser masivos, también fueron criticados, pero hoy es algo muy común que cualquiera juegue. En el caso del Metaverso pasará lo mismo.

Sin embargo, Para Julien, “El metaverso será un complemento más en la vida cotidiana, como lo fue en su momento la aparición de los videojuegos. Cuando empezaron a ser masivos, también fueron criticados, pero hoy es algo muy común que cualquiera juegue. En el caso del Metaverso pasará lo mismo. Por eso la gente necesita tener conocimiento sobre esto y que se capacite en estas herramientas y su buen uso. No creo que esto implique que como usuarios nos pasemos todo el día ahí conectado con el casco y sin comunicarnos en la vida real”, comentó y puso como ejemplo, las posibilidades que pueden darse para aplicaciones concretas como la medicina de diagnóstico. “Tenemos el caso de OPHTA VR, que es un laboratorio de imágenes en 3D que realiza diagnósticos de enfermedades oftalmológicas y cuya propuesta que implica el uso del casco de realidad virtual podrá dar muchas soluciones en este campo. Este proyecto sanjuanino comenzó en Virtuality de 2019 y está teniendo un gran avance”, señaló.

Pero, pone ciertos reparos a la hora de ver cuáles son los problemas que pueden plantearse y los desafíos a resolver: «El mayor riesgo es que se posicione una sola plataforma de metaverso. Me parece importante que se desarrollen muchas y diferentes entre sí, pero no deben ser absorbidas por las grandes empresas, con el fin de evitar la concentración y el monopolio de un sistema. Es sano que la gente pueda elegir y optar. Por eso apoyamos mucho a los proyectos avanzados que aparecen en Virtuality”.

Ahora, es probable también que, si se replica en el mundo virtual, una representación a imagen y semejanza del real, será inevitable que las conductas sociales de las personas también se repliquen en el metaverso, o para peor, que muchos comportamientos sean desinhibidos. Entonces, hay toda una cuestión a discutir, puesto que el ejemplo más directo, son los comportamientos tóxicos que abundan en las redes sociales actuales. Discursos de odio, discriminación, racismo, xenofobia y violencia sexual y psicológica son frecuentes. No hace falta imaginar mucho que en el metaverso esto también sea otra “nueva realidad”. “Será inevitable que los problemas sociales del mundo real se trasladen al virtual. Hoy vemos que existen casos de acoso y abuso dentro del metaverso”, admitió Julien, entonces cabe plantear la necesidad de generar códigos de conducta ética. Pero ¿cómo ejercer tales regulaciones? ¿Deberá intervenir el Estado o lo deberán imponer las empresas propietarias de estos metaversos? El director de Virtuality sostuvo que “la regulación deberá nacer naturalmente de los usuarios, yo tengo fe en que la misma comunidad de miembros de estas plataformas podrán autocontrolar las conductas sociales. Creo en el poder de los usuarios”, resaltó el especialista.

¿Economía del futuro o burbuja especulativa?

Respecto al uso de las criptomonedas y de las transacciones digitales, la cuestión se complejiza aun más. Actualmente, existen grandes empresas y corporaciones, instituciones y gobiernos que están realizando fuertes inversiones en este tipo de instrumentos. Ejemplos notorios están en El Salvador y China, cuyos bancos centrales lo respaldan como divisas digitales oficiales.

En la industria de la moda deportiva, empresas fuertes del sector convierten sus diseños en NFT para que sean usados por los usuarios dentro del metaverso, como el caso de Nike. En el ámbito inmobiliario, en el mencionado metaverso de Decentraland, hay firmas que ponen terrenos virtuales en venta a los jugadores de esta comunidad. Hasta las empresas de casinos y apuestas ya se encuentran integrados a este sistema, en el que los jugadores buscan ganar criptodivisas extra.

Para Julien, esta tendencia se volverá global más temprano que tarde. Pero ¿qué respaldo real tienen estos activos para que adquieran un valor específico? Respondió que “son divisas digitales que se basan en un sistema de respaldo llamado Blochkchain y concretamente establece un contrato entre particulares. El Blockchain puede proporcionar un sistema de gobierno transparente, confiable y seguro”. No obstante, reconoció también que, en paralelo, hay empresas “que aprovechan estas tecnologías para hacer plata logrando estafas. De todas formas, no creo que las criptomonedas modifiquen sustancialmente las economías reales. Tampoco reemplazar las monedas tradicionales. Por ejemplo, Estados Unidos pronto sacará su cripto dólar oficial. Pero sin dudas, el Estado tiene un rol primordial en cuanto a la educación e información sobre cómo funcionan las criptomonedas y cuáles son los riesgos. Los usuarios tienen derecho a tener conocimiento sobre esto y capacitarse para el buen uso de estas herramientas”.

Ahora bien, si las criptomonedas se basan en transacciones virtuales exclusivas entre particulares, ¿podrán ser reguladas? Ante ello, Julien afirmó que sería muy complicado regular divisas basadas en Blockchain. En ese sentido, los gobiernos podrán adoptar medidas, pero pocos son los países que están logrando un control efectivo porque las transacciones se pueden hacer con cualquier moneda y en cualquier lugar”.

¿Un “nuevo” mundo feliz hecho videojuego?

Es cierto que quien no esté familiarizado con la tecnología o con el lenguaje informático, mucho no preste atención a los discursos que giran y crecen en torno a las crecientes tendencias de las tecnologías inmersivas o a la Web 3.0. Pero, de todas formas, vale la pena involucrarse en estos temas y tratar de decodificar qué se está hablando al referirse a mundos virtuales, metaversos y criptomonedas. Luego de este paso, en transitar por la feria de Virtuality, escuchar a los oradores, expositores y promotores de proyectos en desarrollo de las mismas, llegan muchos interrogantes y dudas a resolver.

Quienes están maravillados y convencidos que, con el metaverso, hay mundos infinitos de posibilidades por explorar y experimentar, hablan con mucho optimismo por las soluciones que pueden cumplir. Pero no hay que olvidar que las tecnologías, por más innovadoras que sean, son solo eso, un instrumento al que se le da un propósito o una función especifica para concretar una acción. Que pueda facilitar y ser, sobre todo, útil. Ahora, es verdad que hay desarrollos, ideas en una fase inicial que están basadas en promesas y expectativas.

En el mundo real y al menos hasta ahora, lo tangible es que la brecha digital entre países subdesarrollados y desarrollados sigue siendo grande, al menos en el acceso a tecnologías de punta si se refiere. Si bien en Argentina, la mayoría de sus proyectos y desarrollos se destacan por los contenidos originales que proponen, todavía falta mucho por trabajar y avanzar en materia de soberanía tecnológica. El uso de software de código abierto, la libertad de generar patentes nacionales o no depender de licencias de corporaciones abusivas y dominantes como Microsoft o Google, por ejemplo, requieren de un debate también urgente. Y otro asunto pendiente: la conectividad regional; que el acceso a Internet como servicio público y esencial sea efectivo realmente y un derecho básico (frenado en tribunales por amparos planteados por oligopolios como Clarín y Telefónica, jugadores de gran peso como proveedores del servicio); en fin, la lista puede resultar interminable.

El mayor riesgo es que se posicione una sola plataforma de metaverso. Me parece importante que se desarrollen muchas y diferentes entre sí, pero no deben ser absorbidas por las grandes empresas, con el fin de evitar la concentración y el monopolio de un sistema. Es sano que la gente pueda elegir y optar.

Sin dudas, genera fascinación y curiosidad por ver en qué pueden llegar las tecnologías inmersivas; en qué incidirá para la economía del conocimiento o viceversa. ¿qué debates y posturas traerán aparejadas en el uso ético de estas herramientas? ¿Qué acción política debe ejercer los Estados-Nación para no perder soberanía? ¿si se masifica el uso de criptomonedas, tendrá un impacto en la economía real o terminará siendo una mera práctica especulativa financiera? ¿La sociedad tendrá un paraíso virtual donde todos sus ciudadanos serán felices? ¿o la vida misma se convertirá en un gran videojuego de nuestra existencia y condición humana? El escenario está más abierto que nunca.

¿Quién es…?

Julien Brun es director de Virtuality Latinoamérica y cofundador de la feria de tecnologías inmersivas junto a Olivier Godest. Egresado de La Sorbonne y de la Universidad de Dauphine de Francia, con título en International Business y una maestría en economía. Julien se instaló con su familia en Buenos Aires en junio de 2017.

Acerca de Virtuality

Surgió en París, en 2016 y se realiza en Buenos Aires desde 2018 y desde 2019 en San Juan.
La misión de Virtuality es ser un acelerador de negocios para las productoras locales, los talentos y los desarrolladores mediante la conexión de profesionales, con el fin de contribuir al crecimiento de proyectos basados en tecnologías inmersivas para el consumo del público local. Con las ferias, en San Juan, Tierra del Fuego y CABA, organiza capacitaciones, conferencias y exposiciones.

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