Muestra permanente del Museo de la Historia Urbana

Historias de una ciudad para armar

La institución, instalada en su nuevo edificio, más que un museo tradicional, apunta a ser un centro cultural que se nutre de la participación comunitaria, con el propósito de pensar qué espacio urbano hay en el presente, cómo fue vivir en el San Juan del pasado y qué ciudad puede imaginarse para el futuro, de manera lúdica e interactiva.

 

Museo de la Historia Urbana

Por Raúl Caliva I 15.01.23

“Familia Benegas. Todos bien, están en Buenos Aires, en calle Rivadavia 6738”. Una leyenda escrita con pintura, de manera improvisada, sobre un muro de adobe, entre numerosos escombros y materiales a su alrededor, quedó retratada por un fotógrafo testigo del caos ocasionado por el Terremoto de 1944 de San Juan.  Tal vez, esa frase marcada en la pared haya sido un mensaje cargado de esperanza para las personas vinculadas afectivamente y que el desastre natural, separó.

Al observar detenidamente la imagen, reproducida como gigantografía exhibida en el ala este del Museo de la Historia Urbana, el ojo espectador puede detenerse a pensar o imaginar ¿qué habrá sucedido con ellos? ¿se habrán reunido? ¿o fue un intento desesperado de búsqueda, cuyo reencuentro familiar nunca se concretó? ¿qué habrá sido de los sobrevivientes? Así como esta imagen, hay un sinfín de historias y relatos, vivencias y recuerdos que fueron recopilándose de distintas maneras (por archivos fotográficos, entrevistas, donación de objetos, crónicas de diarios de la época, investigaciones, registros audiovisuales, testimonios y relatos orales) y de diversas fuentes documentales que contribuyeron a crear esta primera muestra que el museo instaló y presentó en diciembre pasado, coincidiendo con la inauguración oficial del nuevo edificio ubicado en el Parque de Mayo.

La imagen, como ocurre también, con otros objetos que se exponen, tienen una razón y un diálogo entre sí, entre el espacio y más aún, con los espectadores. Tampoco tienen una lógica azarosa o un ordenamiento definido en lo temporal. Sin embargo, hay un eje central que organiza todo el contenido: el propio evento sísmico. Como el desastre natural provocó un inevitable quiebre histórico, social y cultural entre un San Juan antiguo y un San Juan moderno, precisamente a la mitad del siglo XX, de la misma manera, la actual exposición que tiene el MHU está dividida en dos sectores que hacen de un recorrido que no tiene principio y tampoco fin. Pero que de algún modo se conectan, se interrelacionan y se sustentan con el aporte de las colaboraciones e interacciones surgidas a partir de la búsqueda que hizo la institución en la comunidad y el tejido urbano en el cual está funcionando ahora. Su proximidad con el Barrio Ferroviario (antes tuvo el apodo despectivo y estigmatizante de Villa  La Apuñalada) fue la clave que dio inicio a esta nueva etapa que está desarrollando la institución que depende de la Municipalidad de Capital.

Historia para armar. En el recorrido de la muestra permanente del MHU, los visitantes pueden elegir varios caminos para conocer sobre el pasado y el presente de la Ciudad de San Juan.

A partir de la adopción de nuevas corrientes y visiones sobre lo que debería constituirse un museo actual, el MHU inició un proceso de reelaboración para concebirse como un centro cultural, con una dinámica más comunitaria, de fácil acceso (las entradas son gratuitas) y abierta a la participación social o colectiva.

Esto se evidencia por la distribución de sus contenidos en ambas alas (este y oeste) y en el espacio de los jardines exteriores, por las propias características que tiene la estructura edilicia.

 

Nueva sede y un horizonte abierto

Desde que se radicó en su nueva sede, en 2020, el museo tuvo un esquema de trabajo interdisciplinario para planificar y organizar sus funciones. Para ello, contó con aportes del Ministerio de Turismo y Cultura, el asesoramiento del diseñador, arquitecto y curador Roberto Amigo; y otros aportes de la Universidad Nacional de San Juan, del Archivo General de la Provincia, la Fundación Banco San Juan y del programa Piedra Basal, que consistía en recibir las donaciones de particulares (tales como objetos, registros y fotografías familiares) que fueron ampliando el acervo patrimonial. Como resultado de esta suma de colaboraciones, el equipo responsable de conducir el MHU fue determinando el modo de presentar la muestra.

Al conmemorarse un nuevo aniversario -el número 79- del evento sísmico que destruyó por completo la Ciudad de San Juan, Plataforma GAIA hizo todo el recorrido para experimentar de primera mano la propuesta del MHU. Desde la dirección de la institución, la Lic. Natalia Segurado -subdirectora del organismo bajo la órbita de la Secretaría de Cultura, Turismo y Educación municipal- explicó los fundamentos de cada contenido que ofrece la exposición.

“Fue todo un desafío para nosotros exhibir una colección no física, sino intangible con la que cuenta el museo. Además de eso, ajustarla al espacio de este nuevo edificio, que tiene un estilo moderno, con mucha luminosidad y muros inclinados. Entonces, pensar en exposiciones convencionales en una sala de arquitectura contemporánea requería desarrollar un cambio de esquema y una visión diferente”, comenzó a relatar la funcionaria. “Primero, nos planteamos qué necesitábamos mostrar y en ese sentido, nos alejamos de narrar de forma lineal la historia de la ciudad, para que la muestra permanente tenga una evolución y se vaya modificando y ampliando”, explicó Segurado.

Uno de los recursos más convenientes a la hora de montar la muestra, fue la tecnología digital, un aliado importante como herramienta pero que, al mismo tiempo, representaba un reto nuevo, porque al utilizar pantallas y otros dispositivos, trae aparejado implementar una dinámica nueva en las visitas, plantear una mayor interacción entre el edificio y el público; y que esté en constante actualización, tanto en los contenidos, los temas, como también en hardware y software.

 

Nos planteamos qué necesitábamos mostrar y en ese sentido, nos alejamos de narrar de forma lineal la historia de la ciudad para que la muestra permanente tenga una evolución (Natalia Segurado)

Por tanto, en ambas alas, los dispositivos visuales y sonoros están muy presentes. En el ala este, el recorrido se enfoca en entretejer la memoria con representaciones de gráficas de la evolución del espacio urbano desde la época colonial -a través de mapas y planos antiguos en un muestrario con paneles de gran tamaño- hasta llegar a la primera reconstrucción de la ciudad. Y, por otro lado, con registros fotográficos que documentan las consecuencias del terremoto y las crónicas de los hechos con imágenes digitales de los diarios y publicaciones de la época. En un rincón apartado, hay un dispositivo audiovisual para conocer los testimonios de sobrevivientes del sismo y a pocos metros del lugar, un foso donde se visualiza y se explica el proceso de un movimiento tectónico y lo que ocurre en el interior de La Tierra bajo el suelo que se pisa diariamente.

 

Memoria Visual. El MHU cuenta con un banco de más de 2500 imágenes. Esta numerosa colección, pronto podrá ser consultada por el público de manera abierta y en formato digital.

En el ala oeste, en cambio, el terremoto deja de tener protagonismo y se centra más en la vida urbana que tuvo el San Juan antiguo y cómo algunas características de lo cotidiano fueron transformándose con los años a partir de la ciudad moderna que empezó a erigirse a partir de la década del 50. Con relatos personales, por ejemplo, la muestra sobre la historia de Baldomero Ernesto Archilla, un panadero del Barrio Ferroviario y en el centro, una serie de monitores con un juego interactivo para que los y las visitantes puedan aprender aspectos de la vida social, económica, política y cultural que fueron desarrollándose en la provincia a lo largo de la primera mitad del siglo XX.   

Diseñada de este modo, la muestra permanente del MHU pretende, en esencia, la invitación a que cada espectador pueda hacer un recorrido en base a lo que le interese mirar y también interactuar. Al respecto, Segurado comentó: “la renovación que se propone en esta nueva etapa del museo, es en función no solo del público turista, también del público sanjuanino que no haga una sola visita, sino que vaya descubriendo nuevas cosas y reconozca la ciudad en la que vive”.

 

Natalia Segurado

Nueva etapa. Bajo la conducción de la Lic. Natalia Segurado, desde 2020, el museo viene nutriéndose de la colaboración y articulación con las comunidades cercanas para determinar contenidos y proyectos con objetivos comunes.

Dentro de esta idea, la subdirectora explicó que: “tomamos ejemplos de otros museos en cuanto a la experiencia interactiva, para que la gente que venga pueda usar las pantallas táctiles, con los contenidos digitalizados, jugar y aprender de la historia de manera amena y accesible. Y que pueda hacerse visitas virtuales también, como un museo a distancia para otros que están fuera del país. En todas estas posibilidades estamos aprendiendo que los museos deben ser lugares para pensar qué ciudad tenemos. Por eso, el museo se propone como un espacio para reflexionar sobre la ciudad que existe hoy y qué ciudad queremos tener. Que se pueda reflexionar y discutir las transformaciones que va teniendo el espacio urbano y cómo vivimos en él”.

Estamos aprendiendo que los museos deben ser lugares para pensar qué ciudad tenemos. Por eso, el museo se propone como un espacio para reflexionar sobre la ciudad que existe hoy y qué ciudad queremos tener. (Natalia Segurado)

Lo que se ve y lo que se escucha

Las exposiciones convencionales que tenía el MHU (de 2009 cuando estuvo originalmente en la Estación San Martín y después en una casona céntrica a pocas cuadras, de forma transitoria hasta la mudanza hacia el nuevo edificio a fines de 2019), tenían un rasgo típico: el espectador pasivo parado frente a una galería de imágenes colgadas en la pared, rodeado, además, de maquetas u otros objetos, diarios y revistas, libros y documentos, dentro de grandes vitrinas. Con este enorme archivo y colección patrimonial que fue acumulándose con los años, trajo otros problemas. Uno, la demanda de más espacio físico, otro, la conservación.

Los diarios originales (Tribuna, La Nación, La Prensa y otros) y algunas fotografías de la década del 30 y del 40, que sufren el deterioro natural del tiempo, no estaban en condiciones de seguir mostrándose. Entonces se buscó como alternativa, digitalizarlos. En consecuencia, fue construyéndose un banco digital (se estima que esté disponible a mediados de este año) abierto para consulta pública. Actualmente, están expuestas unas 36 páginas en pantalla interactiva pertenecientes a este archivo.

“Buscamos mostrar, las voces y testimonios de este San Juan que los visitantes mayores siempre consultan, quieren ver y añoran, pero que también, es una ciudad que las jóvenes generaciones poco conocen. Entonces, diseñamos un dispositivo retroiluminado con imágenes de esa época. Lo representamos con las ventanas de un vagón de tren, que resulta simbólica de esa transformación social que hubo antes y después del sismo. Nada pudo ser igual. Y a la vez, esta herramienta nos ayuda a resolver uno de los dilemas que tuvimos, qué hacemos con tantas imágenes, diarios y fotografías que tiene el museo con el espacio que disponemos”, señaló la subdirectora.

Amplio y moderno. El nuevo edificio cuenta con una arquitectura y un estilo acorde a configurar espacios multifuncionales con el propósito de organizar charlas, talleres, conferencias y otras actividades culturales, tanto en el interior, como en los jardines exteriores.

Hoy, la colección visual del museo está conformada por más de 2500 imágenes, que fue nutriéndose de donaciones particulares y del Archivo General de la Provincia. Hay hasta planos y mapas catastrales que sirven para determinar lo que hubo antes y lo que hay ahora. Con este acervo, el MHU está desarrollando un sistema que se actualice e incorpore más datos y contenidos, para que pueda consultarse en línea por los usuarios, desde cualquier lugar conectado a Internet.

Como se vive en una sociedad que dialoga todo el tiempo con imágenes, se consume imágenes y se vive en imágenes, a veces los sonidos de una ciudad pasan a segundo plano, pero si se presta atención, pueden descubrirse otros aspectos que hacen a la identidad de una ciudad. Tal premisa los motiva a preparar un dispositivo sound map o mapa sonoro. “Es un recurso que se usa mucho en el mundo y aquí se implementa en espacios culturales y museos de Rosario, Bahía Blanca y Buenos Aires. Es una buena herramienta porque nos ayudará a trabajar sobre el patrimonio sonoro de San Juan y armar zonas de escucha. Porque creemos que también con sonidos puede contarse la historia. Por ejemplo, el sonido del tren, fue algo muy significativo para los habitantes y en especial en los barrios. Este mapa en el cual estamos interesados, permitirá estudiar y comprender la ecología sonora sanjuanina y los efectos de la contaminación auditiva”.

 

Viaje por las pantallas del tiempo

La última parte del recorrido (aunque también puede ser la primera) es gráfica, más interactiva y lúdica. Es un espacio que invita a experiencias particulares con diferentes resultados para cada visitante a través de los recursos multimedia. Una serie de paneles digitales invita a jugar y a construir un viaje propio al pasado de un San Juan que, con el terremoto, había quedado en el olvido. Pero, además, permite reconocer los orígenes de ciertas prácticas urbanas y sociales que perduran en el presente.

Con un logueo o inicio de sesión personal (completando nombre y dirección de correo electrónico) el usuario puede construir su propio viaje narrativo eligiendo varias opciones sobre área temática, un período de tiempo y un personaje que irá acompañando un relato descriptivo de hechos puntuales y que tales personajes (un maquinista de tren, una maestra, un cartero) cumplen el rol de guía virtual. Hay cinco ejes temáticos: Comunicación, Oficios, Transporte, Urbanismo y Vida cotidiana.

Cada uno, plantea caminos diferentes. El propósito es que el espectador tenga una posición más activa para que ponga a prueba su conocimiento previo o adquiera un saber nuevo en función de lo que decida en ese momento frente a la pantalla. De modo que en una próxima visita pueda después optar por otras variantes.

Al final, el programa muestra una postal con el personaje elegido y un mensaje final, con la entrega de una estampilla digital que sirve para identificar el tipo de desafío escogido. Al completar la colección de estampillas, el usuario obtiene una recompensa simbólica.

 

Recursos multimedia. Los visitantes pueden conocer de primera fuente, los testimonios y relatos personales de los sobrevivientes del Terremoto de 1944, pero también, saber un poco más sobre el San Juan antiguo y su vida social.

Lógicamente, poner en funcionamiento el juego constó de un complejo trabajo, porque a partir del material museológico, había que sintetizar los contenidos en una actividad que sea fácilmente comprensible para personas de cualquier edad. Para lograrlo, se involucraron guionistas, ilustradores, investigadores, historiadores, curadores, personal del museo, y programadores. Todo ese material tratado por múltiples áreas, debía ser adaptado a la pantalla táctil.

Y como todo software, se requiere de constantes ajustes y actualizaciones para mejorarlo, en torno a mecánicas, programación, diseño de interfaz y compatibilidad de dispositivos. Además, al utilizarlo, el juego crea una base de datos para que el museo pueda evaluar cuáles son los puntos o temas de interés del público visitante.

“Pensamos en que este juego, no termine siendo una típica trivia de verdadero o falso, que genera esa sensación de acertar o equivocarse. La idea es que el visitante tenga su propio viaje imaginario y vaya ampliando su conocimiento, pero sin subestimarlo. Por otro lado, que la historia de la ciudad, no esté centrada en el terremoto, sino que cuente cómo eran sus calles, qué música había, que costumbres se mantienen hoy. Cómo eran las plazas, cómo llegaron los primeros autos, qué cines y teatro había. Todo eso, con la intencionalidad de que el visitante vuelva en otro momento y hacer un nuevo recorrido”, comentó la subdirectora.

El desarrollo de esta aplicación, estuvo a cargo de la productora local GHM. Dentro del equipo de trabajo, Valentín Díaz, encargado del diseño gráfico, contó cómo se construyó desde cero el programa, en concordancia con la función que el MHU necesitaba. Con la conceptualización y curaduría de Roberto Amigo, el equipo de GHM, dirigido por Gabriela Graffigna, fue generando el contenido visual y la mecánica de juego. “Nuestra idea consiste en que el juego no sea monótono y que cada viaje o desafío, genere resultados distintos. Si bien, las posibilidades de navegación no son infinitas, hay límites, pero son tan variadas que permiten realizar varias experiencias por cada visita que se realiza”, explicó Valentín.

En un intento por implementar una exposición museológica poco convencional, apuntando a un rol más participativo del espectador, el juego abre el camino a que la experiencia de la visita sea personalizada. “En cierto modo, el juego nos permite contextualizar mejor y dar sustento a historias y relatos que nos contaron nuestros abuelos u otros mayores, que nuestra generación desconoce. Hay tanta información rica e interesante que todos los que hacemos la visita, terminamos sensibilizados”, remarcó el diseñador.

Ventanas del pasado. A través de paneles táctiles, se pueden explorar las crónicas de la época de diarios y revistas que relataron los acontecimientos originados por el terremoto y la posterior reconstrucción de la ciudad.

En dos años de desarrollo, el reto de mayor complejidad para el equipo fue el procesamiento y la selección de información; y la organización de la misma para establecer los ejes temáticos. Aunque, por supuesto, la aplicación no está terminada completamente, puesto que requiere ajustes y mejoras. “Siendo tan reciente su estreno, aun no podemos constatar evaluaciones en torno a la reacción y las preferencias del público, pero sin dudas, es un programa abierto y dinámico con mejoras de funcionalidad por hacer. Es necesario que la respuesta del dispositivo sea más precisa y otros detalles técnicos a perfeccionar y por qué no, sumar nuevos ejes que permitan más caminos para hacer”, adelantó Díaz.

 

El juego nos permite contextualizar mejor y dar sustento a historias y relatos que nos contaron nuestros abuelos u otros mayores, que nuestra generación desconoce. Hay tanta información rica e interesante que todos los que hacemos la visita, terminamos sensibilizados. (Valentín Díaz)

Como el museo cuenta con abundante material del terremoto y de registros del San Juan antiguo, el propio equipo tuvo acceso a tanta información que también transitó por un proceso de aprendizaje interno, sobre aspectos y situaciones en la construcción cultural que tenía la provincia en ciertos períodos del siglo XX. Más todavía, con las entrevistas a los sobrevivientes del sismo, como en el caso de Archilla, cuyos testimonios son proyectados en las exposiciones. “Para todos nosotros que estuvimos involucrados en la construcción de esta muestra, fue muy movilizador y nos hizo dar cuenta que concretar estas ideas y que esté funcionando ahora, vale la pena visibilizarlo”, concluyó Valentín, quien habló en representación de GHM.

 

Mucho más que un museo…

Con poco tiempo de funcionamiento, el MHU transita por una exploración y búsqueda de incorporar nuevas propuestas para que haya más articulación con los propios habitantes de la ciudad. Hay varios proyectos en movimiento. Como la implementación de dispositivos de realidad virtual para incorporar experiencias más inmersivas en actividades puntuales. Por ejemplo, para contar con un nuevo simulador de sismo virtual.

Para todos nosotros que estuvimos involucrados en la construcción de esta muestra, fue muy movilizador y nos hizo dar cuenta que concretar estas ideas y que esté funcionando ahora, vale la pena visibilizarlo. (Valentín Díaz)

Un viaje, múltiples caminos. El juego interactivo desarrollado por la productora sanjuanina GHM, especialmente para el Museo de la Historia Urbana, resulta una atractiva propuesta para los y las visitantes a explorar de manera personalizada, aspectos curiosos de la vida social, cultural y económica de San Juan.

 

Mientras tanto se avanza en otras experiencias que buscan contener y mostrar microhistorias, por ejemplo, sobre clubes barriales y uniones vecinales e incorporar un espacio para expresiones locales de arte urbano. En cuanto a accesibilidad, se está trabajando en soportes inclusivos para personas no videntes, a través de maquetas hápticas o planos en relieve, para apreciar con el tacto, la fisonomía de la ciudad.

En conclusión, la subdirectora del MHU, Natalia Segurado planteó que todo lo que se viene trabajando desde que inició esta etapa en 2020, está orientado hacia la participación colectiva. “El museo debe ser un nexo de reflexión para pensar nuestra historia, construir memoria e imaginar una ciudad diferente para el futuro. Además, es un museo que le pertenece a la ciudad y a todos los que viven en ella. Es un museo que construimos entre todos, para conocer nuestro pasado, conocer qué somos y poder proyectar qué podremos ser”, afirmó.

Por supuesto que todas estas iniciativas tienden a mejorar el vínculo de la institución con el público visitante para reforzar un mayor sentido de pertenencia y comunidad. Aunque esta nueva muestra permanente tendrá también varios detalles por mejorar a largo plazo, el fin que se persigue es contribuir a la formación de una conciencia social más crítica sobre el espacio urbano en el cual se vive. Más allá de todo, lo más importante es que el primer paso se ha dado.

Para saber

En sus comienzos el MHU, creado en 2009, funcionó en las instalaciones de la Estación San Martín. Ofrecía un recorrido lineal que abarcaba la historia de San Juan, desde la etapa prehispánica hasta la actualidad. La atracción principal para el público fue el simulador de terremoto mecánico que mostraba un modelo figurado de la fuerza de un sismo y su capacidad para derrumbar el edificio de la antigua catedral. Al iniciar la construcción del Teatro del Bicentenario, el museo se mudó a un edificio particular. En un espacio más reducido, solo estuvo habilitada la muestra fotográfica y de algunos objetos museológicos hasta 2019. En 2020 se trasladó al espacio actual ubicado en Parque de Mayo.

Actividades y homenajes

Por la conmemoración de los 79 años del Terremoto de 1944, el MHU en su horario de 12 a 23hs. contará con visitas guiadas a partir de las 17hs. Los visitantes que tengan experiencias sobre el sismo, podrán dejar sus testimonios a partir de las 18hs. A las 21hs. habrá un homenaje a las víctimas. Todas las visitas son con entrada libre y gratuita.

 

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