Ley de Mecenazgo Cultural

Experiencias y desafíos en la búsqueda de patrocinio

A casi un año de su implementación y ante una nueva convocatoria a presentar propuestas, Plataforma GAIA consultó a distintos actores involucrados sobre los alcances y efectos de esta herramienta de financiamiento para el sector cultural. Testimonios y reflexiones de lo que se viene concretando y lo que falta por mejorar.

Fogón

Por Romina Maina I 06/06/2023

Con la aprobación del Régimen de Promoción Cultural de la provincia de San Juan (2.197-F) el 23 de diciembre de 2020 (más conocido como Ley de Mecenazgo), se estableció una nueva forma de financiamiento de la cultura con participación del sector privado. Lo que propone esta normativa es que las empresas puedan derivar un porcentaje del pago que realizan como contribuyentes del impuesto a los Ingresos Brutos para apoyar proyectos artístico-culturales y descontar ese aporte de su obligación fiscal.

La Ley entró en vigencia el 19 de febrero de 2021 y al año siguiente se realizó la primera convocatoria abierta a presentar proyectos. Finalmente, en noviembre de 2022 se conocieron los primeros 45 beneficiarios. Esto quiere decir, que estaban en condiciones de buscar el apoyo de privados para poder avanzar y concretar las propuestas.

De esa primera tanda, un 70% ya fueron financiados total o parcialmente. Así lo informó la secretaria de cultura, Virginia Agote durante una charla informativa que tuvo lugar en el Auditorio del Museo Franklin Rawson el 9 de mayo pasado tras anunciar la apertura del segundo llamado de proyectos (que estará abierto hasta el 2 de julio de 2023).

La ley de Mecenazgo creo que para todo el ámbito cultural, era un cambio de paradigma. Era pensar la financiación de otra manera. (Daniel Izasa)

“Siendo la primera experiencia, con el desconocimiento, alguna desconfianza, o incertidumbre, el balance es más que positivo. Fueron 84 proyectos presentados, 45 seleccionados, algunos ya realizados y otros en vías de realización. Hoy ya estamos viendo los resultados como el Festival de Jazz, Tejedoras, Coro Berutti, Indiana y el Tour Barroco”, dijo a modo de síntesis.

En aquel encuentro, la funcionaria valoró positivamente la norma: “Hay que tomar conciencia de lo importante que es tener una Ley de Mecenazgo en la provincia. Es una herramienta que el Estado brinda a través del Ministerio de Turismo y Cultura y que permite financiar proyectos culturales a través del mundo privado. Es una herramienta que uno pone y después las partes se unen sin intermediación nuestra”, expresó.

En esa misma línea habló Daniel Izasa, director de Acción Cultural e integrante del Consejo de Mecenazgo: “Esto era un desafío. La ley de Mecenazgo creo que para todo el ámbito cultural, era un cambio de paradigma. Era pensar la financiación de otra manera. Lo que podemos decir es que las cifras son alentadoras. Sigue habiendo algunas desconfianzas, algunos problemas que vamos limando en el camino, pero la ley está funcionando y da buenos resultados”, agregó.

«Llenar de libros San Juan»,  es el título de la propuesta presentada por Felipe Echevarría para la difusión de literatura local que recibió apoyo económico a través de la Ley de Mecenazgo.

Cómo funciona la ley

La normativa establece al Ministerio de Turismo y Cultura de la Provincia de San Juan como la autoridad de aplicación de la ley 2197-F de Mecenazgo cultural. Bajo su órbita, funciona un Consejo de Mecenazgo que tiene a su cargo la evaluación y selección de los proyectos presentados en base a dos cuestiones fundamentales: una es que deben ser de interés cultural para la provincia (aunque el texto de la norma no explicita cómo se define esa cuestión) y por otro, su factibilidad, es decir, sus posibilidades reales de concretarse en función de los montos requeridos y plazos de realización.

Los proyectos aprobados en esa instancia obtienen la calificación de “interés cultural” y por tanto el aval oficial que pone a sus autores/as en condiciones de buscar un patrocinador que pueda financiar la propuesta. Es decir, que es el mismo artista, (“el beneficiario”) –mediante dicha certificación oficial- quien debe salir en la búsqueda de empresas o comerciantes interesados en apoyarlo para concretar el proyecto y para ello tienen un plazo de dos años.

Este instrumento aplica tanto para autores de obras culturales, artistas o creadores como también, asociaciones, fundaciones, cooperativas y toda entidad sin fines de lucro que estén exentas del pago del impuesto a las ganancias.

En cuanto a los aportantes, estos podrán apoyar económicamente a uno o varios beneficiarios y requerir algún tipo de contraprestación artística. En tal caso, será a través de un acuerdo entre las partes: de un lado el artista, el hacedor cultural o gestor; del otro, la empresa que hace la contribución. Asimismo, ésta podrá optar por asociar su marca al proyecto o permanecer en el anonimato. El monto destinado a tal fin será considerado un pago a cuenta de sus ingresos brutos y no podrá superar el 25% del valor determinado en el ejercicio anual anterior.

Los autores de los proyectos culturales no terminaban de entender que esto no era un subsidio y que ellos tenían que salir a buscar y a golpear puertas. (Daniel Izasa)

Es importante aclarar que es el sector privado quien finalmente decidirá invertir o no (a través del pago a cuenta de su obligación tributaria) en un proyecto cultural y en caso de hacerlo, es también quien elige qué proyecto apoyar. Por tanto, la obtención de la calificación de interés cultural, no implica que el proyecto recibirá per sé el financiamiento.

Consultado por Plataforma GAIA, Daniel Izasa hizo un balance de lo ocurrido con la ley a partir de su implementación en 2022: “Cuando uno empieza a implementar una ley nueva, es difícil y genera siempre ciertos temores porque estamos hablando de un régimen que implica el manejo de fondos pero en general la respuesta fue buena y el balance es positivo más allá de las dificultades. Algunas empresas estaban más convencidas de esto como el Grupo González que es el que más ha aportado, y Café América, Panadería La Reina o Nacusi Construcciones por nombrar algunas de las que han apoyado proyectos”.

El funcionario señaló que el trabajo con artistas y hacedores culturales, fue un aspecto difícil ya que cambiaba radicalmente la relación entre agentes culturales y el Estado: “Tuvimos que lidiar mucho con los autores de los proyectos culturales que no terminaban de entender que esto no era un subsidio y que ellos tenían que salir a buscar y a golpear puertas, un poco acostumbrados a la forma de financiar los proyectos que es a través de un subsidio del Estado. De todos modos, siempre son fondos del Estado, son fondos de impuestos”, comentó.

Objetivo logrado. Gracias al financiamiento obtenido a través de la Ley de Mecenazgo, Martín y Eugenica capacitan a tejedoras y tejedores en distintas localidades de 25 de Mayo.

Las voces de los protagonistas

 

Martín Pulido y Eugenia Alba son artesanos y presentaron juntos en 2022 el proyecto “Tejiendo sueños, creando tramas” que consiste en la capacitación en tejido tradicional a tejedores y tejedoras de 25 de mayo. Esta propuesta recibió apoyo económico, aunque en el camino de búsqueda de patrocinadores se encontraron con algunas dificultades: “No nos resultó fácil, pero tampoco tan difícil. Contactamos a distintas empresas y ninguna sabía nada de la ley de mecenazgo. Algunas directamente nos dijeron que no querían tener nada que ver y nos cerraron la puerta. Hubo otras a las que sí les interesó, pero al estar exentas del pago de ingresos brutos que la ley contempla no podían ayudarnos, entonces no tuvimos ningún éxito», contó a Plataforma GAIA Martín.

Finalmente, su proyecto fue elegido por Señor González Concesionario Toyota en San Juan, junto a otras más de veinte iniciativas que la empresa decidió acompañar. Y, además cuenta con el respaldo de la Secretaría de Cultura de 25 de mayo que colabora y promueve este tipo de actividades en el departamento. “Están muy involucrados con el trabajo con mujeres, el textil y las tradiciones locales y nos alientan con cada propuesta. Eso nos estimula y motiva para seguir también”, añadió el tejedor, también sociólogo y docente.

Para Felipe Echevarría, diseñador y creador de la editorial sanjuanina Abdulah Libros ese proceso lo vivió como una buena experiencia: “Fue bastante fácil te diré. De cultura, le pusieron muchas ganas y prácticamente nos dejaron todo servido. Había un patrocinador que tenía la capacidad de solventar un montón de proyectos que era Señor González, Concesionario Toyota entonces él solo por los montos que maneja ha podido financiar casi 30 proyectos y entre esos eligió el mío. No es que tuve que andar moviéndome. Me lo solucionaron todo”.

 

No es lo más cómodo salir a buscar un patrocinador, pero me parece que está bien. Es un dinero que las empresas de cualquier forma se las da al Estado (…) Es una herramienta válida pero no debe ser la única. (Claudia Pérez)

Su proyecto tiene como título “Llenar de libros San Juan” y consiste en la distribución de literatura local en las bibliotecas populares de la provincia. “De cada título que se publique en Abdulah Libros, se imprimirán 50 copias adicionales para ser distribuidos gratuitamente en todas las bibliotecas. El proyecto tiene principalmente dos puntos de interés: el/la autor/a local que verá difundida su obra, y las Biblioteca Popular que tendrá a disposición literatura local de manera gratuita”, según se detalla en la síntesis de la propuesta.

En plena etapa de producción, el joven que desde 2014 publica, promociona y asesora a los autores locales contó como avanza esta idea: “Ya tengo aprobadas todas las gráficas y logos que deben ser incluidos en el proyecto. Sólo resta imprimir y hacer la entrega. El primer título que formará parte de este programa será el de la escritora sanjuanina Gabriela Nebro “Mi perro huele a galletas recién horneadas” que es un libro infanto-juvenil de unas 70 páginas, muy bonito”.

Otro de los proyectos beneficiarios fue el presentado por la artista visual y docente Claudia Pérez titulado “Podcast Carnaval de afectos – entrevista a artistas y agentes de la cultura que residan en San Juan e intercambio con artistas y agentes residentes en Madrid”. El caso de ella es particular, ya que, si bien consiguió el apoyo de un patrocinador, al momento de la entrevista aún no avanzaba en el acuerdo para el pago por razones ajenas al proyecto y prefirió mantener el nombre de su patrocinador en reserva, aunque reconoce que desde la empresa mostraron buena predisposición.

Creo que es necesario una multiplicidad de herramientas diferentes que trabajen en distintos contextos y cada una que atienda particularidades específicas. Pero sí me parece importante que en el ámbito cultural exista esta propuesta (ley de mecenazgo)» (Martín Pulido)

“Fue un caso excepcional el mío porque fue una empresa que aceptó. Hablaron con la gente de cultura porque estaban en una situación impositiva particular. Y también hubo muy poco tiempo, algo así como tres semanas para buscar financiamiento. Al programa lo querían lanzar igual y como salimos todos apurados a buscar patrocinador, hubo este tipo de cosas asi es que ha sido algo excepcional en todo sentido, sumado a la situación económica del país”.

A pesar de todo, ella se manifestó a favor de esta ley: “No es lo más cómodo salir a buscar un patrocinador, pero me parece que está bien. Es un dinero que las empresas de cualquier forma se las da al Estado o sea que en tal caso es la empresa la que decide a quien se la quiere dar. Es una herramienta válida pero no debe ser la única», opinó.

En ese sentido, Martín también señaló la importancia de que exista más de un instrumento que pueda atender realidades diversas: “Creo que es necesario una multiplicidad de herramientas diferentes que trabajen en distintos contextos y cada una que atienda particularidades específicas. En eso sí creo, no que haya una ventanilla única para presentar proyectos. Pero sí me parece importante que en el ámbito cultural exista esta propuesta (ley de mecenazgo) si pensamos en proyectos o emprendimientos dentro del circuito económico, me parece muy valiosa».

A la espera de nuevos proyectos. Con expectativas altas funcionarios y miembros del Consejo de Mecenazgo dieron detalles sobre la segunda convocatoria en una reunión informativa realizada en mayo en el Museo FR.

¿Una ley para todos?

Entre los seleccionados de la primera convocatoria hay proyectos vinculados con el Teatro del Bicentenario (presentado por la Fundación Amigos del Teatro del Bicentenario), la Universidad Nacional de San Juan, la Sociedad Israelita y el Mozarteum. También forman parte del listado propuestas que ganaron su espacio en San Juan a fuerza de trabajo y mucha constancia en el tiempo. Tal es el caso del Concurso y Festival Internacional de Coros San Juan Canta (presentado por la Asociación Civil Coro Arturo Berutti) o el Festival San Juan Jazz Day que se realiza desde 2018 y que crece y se afianza como propuesta novedosa en el ámbito local.

Entre los elegidos también hay artistas o colectivos artísticos con años de experiencia que respaldan su propuesta y otros del ámbito independiente más emergentes. Ante este amplio y heterogéneo panorama cabe preguntarse ¿Es viable en todos los casos? ¿Están en las mismas condiciones de acceder a un patrocinador propuestas de hacedores independientes o que por sus características tengan una visibilidad menor? ¿Es un punto débil de la ley?

Ante esta pregunta Daniel Izasa respondió: “No lo veo como una debilidad. Los proyectos sociales o que tienen impacto en la comunidad son los que más interés tienen para un privado o deberían tener. Las empresas están obligadas a tener relación con la comunidad y a desarrollar una política de responsabilidad social empresaria. Nosotros lo que hacemos desde el gobierno es decirles estos proyectos están declarados de interés cultural para la provincia y para nuestra comunidad y es importante que apoyen. El Estado les está dando un primer empujón, luego está en el patrocinante elegir, pero yo te diría que los de impacto social tienen más importancia o más peso que los otros como los grandes festivales”

Y para reforzar su argumento añadió: “Fueron los proyectos grandes los que más evaluamos, los que más cuestionamos. Todavía está esa idea de que esto es para grandes empresas y no es así y me gustaría un poco romper con esos mitos. Hemos tenido el apoyo de ferreterías y de empresas chicas que lo han hecho. Es decirles ustedes tienen la posibilidad con esta ley de decidir el destino de sus impuestos.”

 

En la teoría es una ley que cierra por todos lados, es genial. En la marcha vamos a ver qué le resultó al patrocinador, si le sirvió o no, y a los patrocinados cómo nos fue”. (Felipe Echevarría).

 

Por ello, el funcionario remarcó que hay que seguir trabajando para mostrarle al sector privado por qué es importante que se involucren: “Hay que insistir en esa capacidad que deben tener y desarrollar de hacerle ver al privado que el proyecto tiene un impacto importante y que vale la pena apoyarlo. El actor cultural prefiere ir al Estado, de hecho, esto es una política de Estado, pero digo desde la vía del subsidio y no entablan ese diálogo que tiene que haber con el privado. De hecho, hay una tendencia en el mundo de que la mayoría de los proyectos importantes se están financiando a través del mecenazgo, del financiamiento privado”.

El editor Felipe Echevarría tampoco cree que esto marque una competencia desigual. “En la teoría es una ley que cierra por todos lados, es genial. En la marcha vamos a ver qué le resultó al patrocinador, si le sirvió o no, y a los patrocinados cómo nos fue”.

Para él es clave también poder generar confianza y el compromiso que asume cada trabajador de la cultura para el buen funcionamiento de esta herramienta: “Si bien te seleccionan por el proyecto que presentás, creo que también ven cómo te venís desarrollando. Yo creo que nunca me hubieran apoyado si tuviera un emprendedor cultural sin rendir y parece una locura, pero conozco cientos que no han rendido los fondos que obtuvieron a través de ese programa y eso no es profesional. Se te corta ahí todo un camino de posibilidades, lo tomaban muy liviano, no lo sé”.

En un sentido muy similar opinó Claudia: “Lo que he visto es que en la selección del jurado se pueden ver desde proyectos chicos hasta la orquesta o un coro muy conocido. Puede haber una institución que quiere apoyar el coro porque le da prestigio y cartel, eso siempre lo vas a tener, pero por ahí tenes un grupo de artistas que quieren hacer un mural y van a una pinturería. Por eso si vos tenes una oferta de empresas ya asentadas en el programa, el artista también puede afilar el ojo para ver a quién elegir”.

En cuanto a la elección de los proyectos ella entiende que es más por la afinidad que pueda tener un patrocinador con la propuesta, y esta es una idea que sostiene en base a su propia experiencia: “A mí, nadie me preguntó por el beneficio. Yo no sé si las empresas se quieren ver beneficiadas por un proyecto artístico. No lo vi por ahí. En ningún momento nadie me dijo: ‘¿Y la publicidad donde me la vas a poner?’. Eso se entiende que se hace y que la empresa queda ligada al proyecto. La escena del arte local ha crecido mucho en el último tiempo, pero tampoco es que te vas a llevar la gran publicidad por apoyar un proyecto artístico local porque siempre los públicos son reducidos”.

En el caso de Martín, tampoco sintió una exigencia extra al momento de formular el proyecto pensando en atraer al sector privado: “La verdad que nosotros teníamos claro la propuesta que queríamos realizar y la desarrollamos a nivel proyecto. Señor González no tiene nada que ver con el campo de acción donde desarrollamos el proyecto. Ellos son concesionarios de Toyota y nosotros trabajamos con tejedoras. Una cosa no tiene que ver con la otra, pero en ningún momento nos pidieron que modificáramos algo. Nosotros presentamos la propuesta que queríamos realizar”.

 

Muchos proyectos y poca participación del sector privado en las ‘rondas de negocios’ fue uno de los aspectos negativos que marcaron los beneficiarios de la ley.

Los desafíos

Con el poco tiempo transcurrido desde la implementación de la ley, es complicado aún hacer un balance general. El tiempo será clave para mostrar los resultados de este mecanismo. Sin embargo, a partir de una primera experiencia surgen algunas problemáticas y aspectos a mejorar.

Uno de los puntos claves es  el crecimiento en la participación del sector privado ya que -como está planteada la norma- la única forma de financiamiento es a través de la derivación de un porcentaje de lo que tributan a la provincia del Impuesto a los Ingresos Brutos.

Esta una cuestión que ya analizan desde el área de Cultura desde donde se barajan algunas aternativas: “Estamos viendo de qué manera se puede hacer más fácil, más confiable para los privados. Que no sea manual la carga del certificado, sino que pueda hacerse a través de una plataforma dentro del sistema de la Dirección General de Rentas de manera que el contribuyente pueda ingresar, cargar sus datos y decir que va a apoyar y ya se le pueda tomar como parte de pago. Que no sea complicado porque nos dicen bueno si esto es muy complicado y nos va a hacer perder tiempo no lo hago, pago el impuesto y punto”, contó Izasa.

El funcionario hizo hincapié también en la necesidad de trabajar en el cambio de concepción del rol del trabajador cultural porque sostiene que el autor del proyecto debe entender “que es responsabilidad de él tener que buscar un patrocinador y mostrar los beneficios de su proyecto; poder desarrollar esa capacidad de demostrarle al privado que su proyecto es importante y que merece ser financiado”.

Del lado de los artistas y hacedores culturales consultados concuerdan en que hubo poca participación de empresas en la primera convocatoria dispuestas a apoyar proyectos y la necesidad de crear una plataforma o registro de acceso público para informar sobre los proyectos y las empresas que están dispuestas a financiar la cultura local.

 

Que haya un listado, como un registro de acceso público para que el artista también sepa donde recurrir facilitaría la tarea, si no es como buscar una aguja en un pajar, es complicado. (Claudia Pérez)

“La ‘ronda de negocios’ que hicieron el año pasado bajo mi punto de vista no funcionó porque eran poquitas empresas y muchos proyectos. Fue muy informal, muy cortito. Hay que saber qué intereses tienen las empresas para no tener que ir a hablarle a todo el mundo como un loro cinco minutos y que te miren torcido porque no les interese nada de lo que les estás diciendo. Soy artista, te puedo contar del proyecto si vos estas dispuesto a escucharlo, pero si enfrente tenes una persona que de entrada no le importa quién soy y qué hago, es muy difícil. Estamos en esta sociedad, con este sistema por más que lo que hagamos tenga un valor más simbólico que monetario, si vos queres vivir de esto lo tenes que hacer, es algo con lo que tenemos que lidiar. Es feo y cuesta asumirlo, pero son las reglas del juego”, opinó Claudia sobre el encuentro que tras la primera convocatoria, reunió a los hacedores frente al sector privado.

Felipe coincidió con ella: “Había pocos empresarios y éramos muchos los proyectos culturales entonces, no nos fue operativa ni muy fructífera”. Sin embargo, evaluó positivamente el trato con el sector privado: “Es un avance hacia a la profesionalización y tiene que ser así. Es beneficioso porque ya empezás a tratar con otros actores. Cualquier proyecto editorial se maneja en esta dualidad entre un proyecto cultural y también tiene que ser redituable y eso lo tuve claro siempre”.

 

Todo sigue concentrado mucho en el Gran San Juan. Ese es otro de los puntos que vamos a reforzar (Daniel Izasa)

En la misma línea se expresó Martín quien se animó a hacer un aporte para mejorar este aspecto: “Ni siquiera es necesario una reunión presencial. Vos podés subir en una página web todos los proyectos seleccionados cada uno con su título y una síntesis donde las empresas puedan acceder y elegir cuál les interesa, conocer los montos que se necesitan, las metas a alcanzar y dónde se realizará. De la misma manera a la inversa, para que los autores/as de los proyectos puedan acceder a un registro de las empresas participantes con un número donde poder establecer un contacto. Sería más directo”.

Así también lo entiende Claudia: “Que haya un listado, como un registro de acceso público para que el artista también sepa donde recurrir facilitaría la tarea, si no es como buscar una aguja en un pajar, es complicado.”

Y sin duda, un gran reto hacia el futuro será romper con la desigualdad territorial que acrecienta las dificultades de acceso a quienes viven en zonas más alejadas y esto quedó reflejado en los resultados de la primera convocatoria: “Todo sigue concentrado mucho en el Gran San Juan. Ese es otro de los puntos que vamos a reforzar que es la comunicación en los departamentos a través de la Dirección de Acción Territorial. Hemos tenido mucha consulta de los departamentos, pero todavía no hubo tanta respuesta en cuanto a presentación de proyectos. Esperemos que con esta convocatoria ya se animen», finalizó Izasa.

¿Qué pasó con el Emprendedor Cultural?

Antes de la sanción de la Ley de Mecenazgo, el financiamiento del sector cultural se realizaba a través del Programa Emprendedor Cultural que otorgaba fondos no reembolsables a los proyectos seleccionados mediante un jurado conformado a tal efecto. Era parte de una política pública para el fortalecimiento del sector  destinada a los hacedores locales, sin participación del sector privado. Si bien no hubo anuncio sobre su eliminación, la última convocatoria se realizó en 2019 ¿Esta nueva ley lo reemplazará?

Sobre esto expresó Daniel Izasa: “Yo creo que son distintos los montos y los objetivos y no le puedo restar importancia al ‘emprendedor cultural’ que sigue cumpliendo un rol importante para financiar proyectos de cultura, lo que pasa es que son diferentes. Ante la consulta de una nueva convocatoria el funcionario contestó: “Yo creo que sí, no tengo la información pero seguramente va a abrirse la convocatoria”.

En relación a estos dos programas, los hacedores consultados no descartaron la posibilidad de que puedan coexistir ambos. Y Martín Pulido sintetizó esta idea: “Creo que la ley de mecenazgo está más apuntada a generar acciones en el ámbito cultural, pero no tanto lo que es la renovación de equipamiento, la compra de materias primas o la adecuación de un lugar de trabajo. Los proyectos seleccionados tienen más que ver con espectáculos musicales, teatrales, edición de libros, lo nuestro que es un espacio de formación para artesanas. La ley de mecenazgo me parece que tiene otro perfil. El emprendedor cultural podría quedar para proyectos más chicos por los montos y el alcance y todo lo que sean propuestas de actividades que pasen a la ley de mecenazgo porque el techo de financiamiento es mucho más alto. Tenes un acceso que te permite hacer cosas más grandes, con otras aspiraciones sin tener una limitación presupuestaria”.

Convocatoria 2023

La segunda convocatoria a proyectos en el marco de la Ley de Mecenazgo está abierta hasta el 2 julio. Pueden participar personas humanas y jurídicas, con propuestas relacionadas con las diferentes áreas del arte y la cultura y que estén vinculadas a la formación, producción o investigación. Quienes estén interesados puede consultar las bases y condiciones en sisanjuan.gob.ar o llamando al 4306648 o vía mail: coordinacionculturalsj@gmail.com.

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