Invitación al hacer escritural
El silencio: un espacio para escuchar
A finales de octubre de 2021, nació en San Juan “El silencio-Recital literario”, un ciclo independiente e itinerante que recorre distintos espacios culturales de la ciudad. Tiene la intención de compartir la palabra con quienes transitan el camino de la escritura. Quien quiere lee. Quien quiere escucha.

Por Gisela Cardin
Fotos: Raúl Caliva
Una parrilla de luces baja desde el cielorraso. En el medio, un espacio por todes conocido: dos sillones en verde y gris opaco en donde luego se sentarán les lectores, junto a lámparas de pie de una luz tenue. A ambos costados, se ubica el sector de las sillas destinadas a los espectadores. Guirnaldas de luces acompañan la fiesta. La consigna es hacer silencio y escuchar. Así se vive ‘El silencio’, un recital literario que nació en octubre de 2021 en San Juan y propone el disfrute de la lectura en un espacio común y como experiencia compartida.
Preparar el oído
Las personas comienzan a llegar. Tímidas al principio. Luego, ebullición. Un croma verde ocupa toda la pared: una invitación a completar con la imaginación propia lo que será compartido. El público es amplio y diverso en su composición: muchos agradecen esta realidad.
De un momento a otro, las luces empiezan a mermar. Las guirnaldas lumínicas toman el protagonismo. Todo invita a la calma, a dejar el trajinar del día. El silencio hace espacio. El chill out gira el volumen paulatinamente hasta el punto cero.
Todo está preparado. Es el momento en el que Mariana Arias, más conocida como ‘la china’ se sienta en el centro de la escena e invita a “escuchar la palabra física, el sonido, a abandonarse en el otro, a abalanzarse, a salirse de la propia mente”.
Los espectadores están atentos a sus palabras: sus torsos para adelante en señal de escucha. Manos en la cabeza. Brazos cruzados. Ojos cerrados. Algunes despatarrados en las sillas. Otres se toman de la mano. El clima es amigable, una conexión existe.
El ciclo lleva nueve episodios que se materializan en distintos espacios físicos: desde casas culturales independientes hasta estudios de fotografía. Esto se debe a la necesidad de no cristalizar el evento en un espacio y una sola comunidad: darles movimiento a los recitales. “Eso es lo que queremos que pase, está abierto a que venga quien quiera”, dice Arias. Cuando habla lo hace en plural, porque ‘El Silencio’, como ella misma sostiene, se nutre y piensa desde lo colectivo: es una comunidad de lectores y escuchas de la palabra.

Cara a cara con las palabras. Personas comunes plantean sus historias personales, exteriorizan sus pensamientos y relatos plasmados en el papel. Al mismo tiempo, el público es testigo de sus expresiones. Toda la experiencia de la lectura en voz alta es compartida de forma colectiva.
Se abre el telón
Les escritores abren sus mundos. La lectura no es tímida, la escucha guapea atenta. Se aplaude aleatoriamente, no siempre. No es necesario. Hay risas al final de algunas frases. Conmover: poner en movimiento. En este caso, agitar los afectos.
Se realiza un intervalo para tomar vino o comer algún tentempié. Algo que se considera de valor es la heterogeneidad del púbico. Esto es innovador en el ámbito de las lecturas literarias que se realizan en San Juan. Un aire nuevo, fresco, plural. Se escucha y se lee en este desierto.
La escritura late como una excusa para experienciar al otre. Acá no hay “literatura dorada”, acá existe el “acompañar y nutrir” a las personas que se expresan, en palabras de Mariana. Si bien ella se animó a realizar esta gesta y continuarla, piensa el espacio en comunidad: las voces de les otres, el pensar con amigues, quienes apuestan cada quince días a sumarse al evento.
“Yo siento que en ‘El Silencio’ hay una comunidad porque hay gente que va desde el número uno y empieza a reconocer de qué se trata esto y lo apoya. Es un evento al que podés ir solo y te encontrás con alguien ahí que va a disfrutar/se a partir de escuchar a otros. Eso me parece muy poderoso”, cuenta.

Clima de intimidad. Los espectadores no son siempre los mismos en cada encuentro. El hecho de realizarse en espacios diferentes y alternativos es lo que caracteriza y determina la propuesta del recital literario.
«Vos dale, sacá ese fuego»
La elección de los disertantes se relaciona con acompañar el crecimiento del ‘fuego interno’. Acompañar lo que el otre tiene para decir, para contar, para ‘escupir’, quizá. Se abre la posibilidad a pensar la escritura tal cual es: un oficio, un trabajar el decir. Algo para disfrutar y jugar con.
Como espacio colectivo, escapa a los encasillamientos y prefiere saltarse las definiciones y transitar el territorio de la palabra, abriéndose a nuevas voces. “Este es un espacio en el que no están en primer plano consideraciones acerca de qué es lo literario, o quizá donde ni siquiera están este tipo de valoraciones porque no tiene sentido, porque no son productivas, porque matás al creador o creadora. Por el contrario, creo que hace falta incentivar a nivel creaciones, cultura o hacer artístico. Es decir “dale, no sé si esto se gana un nobel, pero sacá ese fuego. Eso es lo más importante”, expresa.
Quien quiere, lee. Quien quiere, escucha. Entonces el fuego crece porque se aviva y se festeja. Y así, los recitales ocurren. Se recitan los cuerpos en esos sillones, se escuchan las miradas, se abraza el silencio que no es tal. El silencio abre el espacio para llenarse de toda esa literatura corpórea. Los episodios seguirán. Habrá que estar atentos y festejar la escucha.
Orígenes
Esta experiencia de la lectura y la escritura como actividad lúdica y recreativa, empezó a concebirse en la Biblioteca Ivonne Barud de Cuattropani. Actualmente dicha institución funciona como Comunidad Cultural La Montaña. Con el tiempo creció y se extendió el conocimiento de su existencia gracias a la comunicación por redes sociales. Pasó de convocar a amigos y conocidos, a atraer a otros públicos diferentes y heterogéneos que, en cada función, va rotando.

Los que buscan, encuentran. También hay posibilidad de acceder a textos y creaciones de artistas, músicos o escritores independientes.
Para leer y escuchar
El Silencio es un ciclo de recitales literarios itinerantes en San Juan que se realiza los miércoles, cada quince días. Cada convocatoria se concreta en un espacio autogestivo y alternativo diferente. Desde que inició, ya circuló por Molleja Estudio, Patio de las Artes de IOPPS, Anima Cultural y La Montaña Comunidad Cultural, entre otros. Los cupos para espectadores son limitados y la entrada es paga, pero requiere reserva previa. Para contactarse y solicitarla escribir a @chinestesia_ en Instagram.
