Día Internacional de la Mujer

Habitar los espacios públicos desde la lucha y el arte

La historia del 8 de marzo, que comenzó con la movilización de trabajadoras de finales del S. XIX, se transformó con la llegada de nuevos movimientos feministas que expresan otros reclamos. Hoy estos movimientos vuelven a intervenir las calles bajo el lema “Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotrxs”.

 

Alejandra Godoy

Por Macarena Pereyra

Pareciera que fue hace poco de ese 2017 cuando organizaciones feministas de todo el mundo decidieron tomar las calles con una medida inédita: El Paro Internacional de Mujeres (International Women’s Strike).

Todo comenzó a gestarse en octubre de 2016 con la adhesión de más de 50 países y contó con la organización de movimientos feministas comunicándose para lograr medidas simultáneas a nivel mundial. Entre algunas de las referentes históricas que lo convocaban se encontraba la estadounidense Ángela Davis, reconocida activista feminista antirracista y defensora de los derechos de las personas LGTBIQ+. La fecha elegida fue el 8 de marzo.

Si bien en 2016 fueron las estadounidenses quienes convocaron el paro, a partir de las manifestaciones contra la administración de Donald Trump, (por entonces presidente en EEUU), estas acciones tienen su antecedente más directo en América Latina y el Caribe, más precisamente en las multitudinarias marchas de Ni Una Menos (consigna que nace en Argentina en 2015 después del femicidio de Lucia Pérez).

Todas estas manifestaciones tuvieron gran impacto social, volvieron a poner en debate las desigualdades de género y problematizaron acerca de qué papel cumple el Estado y qué respuestas debe dar ante esta situación. El paro, como hecho político, social y cultural visibilizó a mujeres y disidencias en la agenda pública y extendió consignas que hasta hoy siguen vigentes. Todo esto a partir de una convocatoria que llamó a abandonar lo privado para pasar al ámbito de lo público; para copar las calles.

Foto gentileza: Sandra Rodríguez

Somos las nietas

Originalmente quienes se movilizaron en nuestro país fueron las anarquistas y socialistas a principios del siglo XX, que reclamaban por el derecho a la educación, al voto y los derechos laborales para las mujeres.

Sin embargo, Dolores Córdoba, militante de Ni Unx Menos y parte de la organización de las movilizaciones y actividades del 8M en San Juan, postuló que quienes marcaron un antes y después en la calle fueron las madres de Plaza de Mayo: “Ellas son las que salen al espacio público a reclamar en pleno gobierno militar, a caminar en ronda pidiendo por sus hijos. En ese gesto hacen una colectivización de las maternidades. Eso ya tiene mucho para decir de la historia de nuestro país y también sobre los feminismos, que es romper con ese mito impuesto entre lo público y lo privado. Constantemente reafirmamos: lo personal es político.”

Ante lo dicho, es cierto que la irrupción en el espacio público no es reciente y que las demandas históricas siguen vigentes. No obstante, hay nuevas corrientes feministas que presentan otras particularidades. Para empezar, plantean un nuevo lenguaje político de movilización que apuesta a la horizontalidad y transversalidad, y que se caracteriza, en otras cosas, por una fuerte presencia del movimiento tanto en las calles como en las redes sociales.

En este sentido, para Yanina Opaso, otra de las militantes del movimiento de Ni Unx Menos San Juan, también consultada por este medio, opinó que ocupar lo público tiene una dimensión cotidiana: “Habitar los espacios tiene que ver con nuestras vidas, con los lugares que nosotras ocupamos a diario, donde suceden todas las violencias y donde es incómodo llevar nuestra lucha porque no todxs están preparadxs para ver lo que venimos a mostrar”. Sumado a ello, hay una dimensión histórica, de constante lucha y memoria que significa: “llevar la voz de quienes fueron históricamente oprimidxs, es nuestra tarea llevar sus nombres y su lucha a todos lados”.

Por su parte Dólores Córdoba reafirmó la importancia que tiene el espacio público y agregó que se trata de una “lucha colectiva y que se da en un contexto de recuperación de lo público. El capitalismo cada vez más se apropia de lo público y comienza a decidir qué manifestaciones son legítimas y cuáles no, qué cuerpos son aceptados en la calle y cuáles no”.

Fotos gentileza: Sandra Rodríguez

Artivismo: la calle como escenario

El protagonismo de mujeres y disidencias en las calles no solo se expresa caminando o sosteniendo una pancarta con consignas. También, el arte se convirtió en una herramienta importante para que esos mensajes tengan impacto social. Así nació el artivismo (acción artística que interviene espacios públicos) que logra una arista muy importante en las manifestaciones del activismo político, combinando poesía, baile, video y teatro. Según Luciana Solar, artivista y militante de Ni Unx Menos, “el artivismo en la calle nos lleva a salir de los márgenes institucionales y académicos, como también los márgenes internos que pueden ser los identitarios, los que hemos ido construyendo a lo largo de nuestra vida”.

La esencia de la fecha en que se conmemora el Día de la Mujer, evolucionó en lo que hoy se conoce como el paro internacional, nacional y plurinacional que incluye a las naciones originarias dentro de cada país. Es anti-patriarcal y circunscribe a las luchas antirracistas, antiimperialistas, anti-extractivistas y antifascistas. La multiplicidad de reclamos y deseos que expresan lxs manifestantes se volvió incontable pero hay acuerdos básicos: el repudio a las violencias machistas en todas sus formas; a las políticas neoliberales de ajuste y deuda; al racismo, la xenofobia y el odio de género; a las desigualdades laborales, precarización y el no reconocimiento del trabajo sexual.

Con las calles inundadas de glitter, banderas con multiplicidad de colores, pelucas, intervenciones, declamaciones, cantos, bailes; con un sinnúmero de fotografías que exponen las caras de abusadores sexuales y femicidas, nuevamente y como cada año cientos de miles de mujeres y disidencias toman las calles que les pertenecen, calles que transitan y sufren a diario, calles y espacios que nunca dejaron.

 

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