Opinión
Una realidad animada
Por Daniel Gil
15/09/2023

A más de un siglo de su aparición en las pantallas, el cine de animación sigue firme en su evolución y cada año logra atraer a una multitud de espectadores que, de a poco están dejando de ser un público estrictamente infantil para acercarse a través de su diversificación temática a otras franjas etarias.
En Argentina, es un fenómeno creciente con una larga tradición detrás. Y en San Juan, particularmente, ya se pueden observar buenas producciones y entre estas algunas están teniendo visibilidad y reconocimiento a nivel nacional en festivales y canales públicos, algo que era impensado años atrás.
Desde comienzos del siglo XX la industria audiovisual argentina ha ocupado un lugar fundamental en el desarrollo de esta forma de arte. Repasemos un poco esta larga tradición.
Quirino Cristiani: el precursor
1917 es un año de grandes cambios en la historia de la humanidad. Mientras se desarrollaba la Gran Guerra en Europa, estallaba la revolución bolchevique en Rusia que ponía fin al sistema feudal del zarismo. En la Argentina, gobernada por el radical Hipólito Yrigoyen, la Revolución Rusa despertaba enormes simpatías en el movimiento obrero mientras que, por el contrario, las oligarquías y los poderosos tenían terror de que el ejemplo de los soviets se contagie también en nuestro país. Yrigoyen continuaba su neutralidad en la contienda mundial, y al mismo tiempo instituyó el 12 de octubre como el “Día de la raza”, desconociendo la matanza de comunidades originarias en nuestro continente. Por otro lado, llegaban al país empresas de capitales norteamericanos, como Ford y el Banco de Boston.
También para ese año, y ya dentro del terreno que nos compete, el popular ‘Negro’ Ferreyra llevó a los cines argentinos por primera vez “El tango de la muerte”, con lo que el cinematógrafo de nuestro país, produjo su primera película con un argumento de ficción. Pocos meses después, el 9 de noviembre de 1917 se estrenó la película argentina “El Apóstol”, de Quirino Cristiani.

Quirino Cristiani, creador de «El Apóstol», primer largometraje de animación realizado en el mundo.
Cristiani, nacido en Italia el 2 de julio de 1896, llegó a la Argentina, como tantos otros inmigrantes, a bordo de un barco, en 1900. Desde muy chico tuvo inclinación por el dibujo y en el país, estudió en la Academia de Bellas Artes. Se acercó a la animación profesional trabajando con el productor cinematográfico Federico Valle, realizando para su productora un sketch político que iría dentro de sus noticieros cinematográficos titulado “La intervención en la provincia de Buenos Aires”, que narraba la pelea entre el presidente Yrigoyen y el gobernador Ugarte.
Este trabajo fue tan bien recibido, que Valle le propuso a Cristiani realizar un largometraje que tuviera como protagonista al presidente de la nación. Es así como nació el primer largometraje animado de la historia, “El Apóstol”, una sátira política que va a continuar una larga tradición en la gráfica argentina, que es la burla al poder. “El apóstol”, film mudo, muestra al presidente Hipólito Yrigoyen ascendiendo a los cielos en busca de los truenos del dios Júpiter, con el fin de limpiar al país de toda inmoralidad y corrupción, esto se logra al costo de reducir todo a cenizas.
La película, tenía una duración de poco más de una hora y estaba constituida por 58.000 cuadros a una cadencia de 14 por segundo, en lugar de los 24 estandarizados posteriormente. Fotografiada en 35mm, su realización demandó un año de trabajo. Para llevar a cabo el proyecto, Cristiani tuvo que construir una complicada máquina con una serie de manivelas, pedales, poleas y una cámara fotográfica colocada de manera cenital, que luego patentó (en 1983 Jorge Surraco entrevistó al esquivo Cristiani y el resultado, para quien le interese, está en este link).

Los personajes de “El apóstol” fueron diseñados por el dibujante de historietas Diógenes Taborda y contó con la participación del arquitecto Andrés Ducaud quien realizó la maqueta para la secuencia final del incendio de Buenos Aires. En la actualidad, como de tantos otros films del período, no quedan copias.
Luego de un tiempo, Quirino volvió a la animación con el largometraje sonoro “Peludópolis”, retomando para tal film a quien fue su personaje privilegiado, “el peludo” Hipólito Yrigoyen. En 1930, el presidente radical fue depuesto por el golpe militar de Félix Uriburu. La película fue secuestrada por la policía un día antes del estreno y el guión sufrió innumerables cambios para que esta cinta pudiera ser mostrada.
Ya a fines de la década del ’30 Cristiani fue contratado por el empresario editorial Constancio Vigil para producir cortos de animación en base a una serie de fábulas publicadas por él. La única entrega fue “El mono relojero”, (1938, blanco y negro), donde abandonó su técnica de la figura recortada, para cambiarla por la del acetato, empleada por los estudios Disney, que en 1935 habían estrenado su clásico “Blancanieves”. Cabe acotar, que, en su viaje a la Argentina, Disney quedó impresionado por la obra de Cristiani y le propuso que trabaje en sus estudios, pero él rechazó la oferta.
Dos incendios, en 1957 y 1961, destruyeron la mayor parte de su obra, quedando solamente “El Mono Relojero”. Los negativos de sus películas se perdieron. Cristiani se alejó del mundo del cine y falleció el 2 de agosto de 1984 en Bernal.

La animación después de Cristiani
La experiencia de Cristiani, fomentó la aparición de otros pioneros de la animación que intentaron incorporar a la pantalla grande nuevas producciones argentinas, con personajes propios y temáticas nacionales. Estas llegaron a los cines con el mismo sistema adoptado en otras partes del mundo: acompañando los largometrajes que se estrenaban todas las semanas. Otro gran mercado para la animación cinematográfica fue la publicidad de productos.
Algunos de los más grandes animadores de la época fueron: Juan Oliva, un inmigrante de origen español, que trabajó como asistente de Cristiani quien hacia finales del ‘30 produjo una serie de cortos animados cuyo personaje fue ‘el gaucho Julián Centeya’, que siempre trataba de insertarse en la gran ciudad.
Otro artista fue José M. Burone Bruche, quien realizó el filme “Los consejos del viejo Vizcacha”, primera adaptación animada de uno de los grandes representantes de la literatura gauchesca “Martin Fierro”. Dante Quinterno, el último de los pioneros que citaremos, comenzó muy temprano su carrera, dibujando para un periódico de la época una tira cómica de factura propia y, para la década del ‘40 durante la primera explosión creativa de la historieta en Argentina, ya poseía su propia editorial, con la que llegó a tirar 300.000 ejemplares de su revista Patoruzú.
Quinterno decidió llevar a las pantallas de los cines nacionales los personajes de sus revistas y pronto comenzó la producción del primer largometraje nacional en colores, que se llamó “Upa en apuros”. Con una técnica de animación heredera del cine animado clásico de la época. Pero este filme no se concluyó por la falta de abastecimiento de película 35 mm color, cuya importación se interrumpió durante la Segunda Guerra Mundial, quedando como testimonio algunos hermosos minutos como los que podemos ver en el siguiente link.
En la década del ‘50 se inauguró el primer canal de televisión de origen estatal a los que se sumarían luego tres canales privados que trasformaron la comunicación, el entretenimiento, la publicidad y la animación argentina (canal 9, canal 13 y canal 11). En ese contexto, los dibujos animados tomaron por asalto las pantallas de televisión abierta.
Los dibujantes-animadores, en la necesidad de cubrir la producción que la televisión necesitaba, se convirtieron en los empresarios fundadores de los primeros estudios permanentes de animación, que compitieron en la producción de filmes comerciales para las agencias de publicidad.

Manuel García Ferré
Nuevamente un inmigrante, Manuel García Ferré, quien llegó al país siendo niño, poco después de terminados sus estudios, y tras pasar por la ilustración en la mítica revista “Billiken”, encontró en la animación televisiva la mejor forma de canalizar sus inquietudes artísticas. Capitalizando esta etapa de producción televisiva, Ferré se propuso concretar en la década del ’70, la vuelta del largometraje animado a las pantallas de los cines argentinos. Con el estreno de “Mil intentos y un invento”, con la participación de sus personajes Anteojito y Antifaz, Ferré inició la animación de forma industrial en Argentina.
El dibujante produjo un puñado de largometrajes y sus animadores hicieron escuela. De pronto una pléyade de dibujantes creadores, animadores y productores, llevaría la animación argentina a tener presencia en toda Latinoamérica, permitiendo la formación de recursos humanos que inyectaron vitalidad al mercado trabajando para diferentes productoras.
En los ’90, los estudios y productoras mejoraron de forma decisiva la calidad de la imagen y el sonido con la llegada del C.G.I (Técnicas de Imagen Generada por Computadora). Asimismo, la masificación de las PC’s permitió la participación de animadores independientes que pronto se incorporarían a las productoras ya establecidas en donde terminaron de formarse.
Sobre el final de esa década el film “Manuelita”, llevó a los cines a más de dos millones y medio de personas, transformándose en la película más vista de la historia del cine argentino.
La tortuga de García Ferré, volcó la mirada del cine argentino hacia la animación producida en el propio país, dando lugar a una serie de largometrajes como “Patoruzito”, “El ratón Pérez” y “El arca”, que culminaría finalmente con la animación en 3D de “Metegol”, de Juan José Campanella.

La animación hoy
La animación no sólo es un recurso para producir identidad y cultura desde lo audiovisual, sino también es un trabajo que precisa de una alta especialización y capacitación.
Es un sector que asimila rápidamente los cambios tecnológicos e incorpora nuevas corrientes a su canal principal (el diseño de juegos es una muestra cabal de esto). El dinamismo del rubro, la ha convertido en una industria muy importante dentro de lo que se conoce hoy como las nuevas economías del conocimiento, nutriéndose de trabajadores de un amplio campo de posibilidades que abarca artes visuales, artes plásticas, cine, música, sonido, montaje, edición, entre otras disciplinas.
En el contexto de la pandemia de Covid19, la animación, por las mismas características de su forma de producción, fue el único sector audiovisual, y uno de los pocos de las industrias creativas, que se pudo sostener, amén de las dificultades por las que tuvo que pasar.
Un sector que apuesta a futuro
El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) acompaña el desarrollo del sector de la animación a través de una serie de fomentos para esta industria especifica. Una de las primeras medidas, fue la creación del área de Animación y Nuevas Tecnologías (en 2022) dentro de la estructura orgánica del INCAA, que está liderada por Silvina Cornillón, quien es responsable de ‘Animation’, de Ventana Sur y una de las creadoras de La Liga de la Animación Iberoamericana (que está integrada por Animation, el Festival Pixelatl de México y los Premios Quirino de la Animación Iberoamericana de España).
Asimismo, para alentar la formación profesional, se crearon durante los últimos dos años, tres sedes regionales de la ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica) dependientes del INCAA, que están situadas en lugares estratégicos, como Mar del Plata, Rosario y Comodoro Rivadavia; y con posibilidades de abrir nuevos centros para ampliar la enseñanza de este género en otras ciudades del país.

El corto animado «Fósiles Rock», desarrollado por alumnos de la Escuela Doble Z
La animación en San Juan
En la provincia, se desarrolla lenta y paulatinamente, teniendo como una de las experiencias bases, la escuela “Doble Z”, que funciona en Pocito, creada en 2018 por el realizador Mario Bertazzo.
En dicha institución, los estudiantes cursan un riguroso programa, a lo largo de dos años, en donde estudian dibujo, guión, historia y dirección de arte, After Effects, modelado 3D, diseño de personajes, sonido y animación para videojuegos, con profesionales del medio local y de otras provincias.
Varios de sus alumnos egresados están trabajando activamente en diversas productoras del país. Inclusive, algunos participan en producciones europeas de manera remota, ya que es una de las ventajas que tiene esta especialidad.
Uno de los hitos de “Doble Z” fue el corto “Fósiles rock” realizado por los alumnos de la escuela a partir de la temática “Evolución” para la Fiesta Nacional del Sol 2020. El video, desarrollado con técnica stop motion, tuvo el aporte de Juan Pablo Zaramella, reconocido animador y director de “Luminaris”, corto animado que ostenta el galardón de ser el más premiado en todo el mundo.
El material de Doble Z, tuvo su difusión en el Festival Nacional de Cine de Animación Bonsai (en junio de este año en el Museo Franklin), en donde compartió pantalla con otras producciones sanjuaninas, entre ellas la que más reconocimiento está obteniendo últimamente: “Realidad aumentada”. Este ciclo fue co-gestionado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), a través de la Subgerencia de Animación, junto al Ministerio de Turismo y Cultura del Gobierno de San Juan.

Afiche promocional de «Realidad Aumentada», cortometraje realizado por la productora sanjuanina Cínicos.
Acerca de Realidad Aumentada
El cortometraje de la productora local “Cinicos” (realizado con financiamiento del INCAA) fue seleccionado recientemente, entre 2000 trabajos de distintas procedencias y técnicas de animación para integrar la programación del festival “Anima”, que se realiza en la provincia de Córdoba (del 2 al 6 de octubre).
Es la primera vez que una producción sanjuanina forma parte de esta competencia internacional y de gran prestigio para el sector. Es además, un logro más que los creativos locales suman después de haber participado también con este material en el Festival de Cine Independiente BAFICI 2023.
La mencionada producción de Cinicos, fue desarrollada por Ricardo Turesso, (guionista y director), Matteo Pagliarosi (diseño sonoro), Ana Pelichotti (producción) y Luciana Assandri (dirección de arte). El equipo trabaja en el sector audiovisual desde 2013 y cuenta con otros trabajos de gran calidad entre los que podemos destacar el documental «Los desobedientes», el cortometraje «Deolinda», (ganador del Concurso INCAA «Historias Breves») y la serie para Paka Paka «La cápsula del tiempo”, nominada al premio Martín Fierro Federal.
‘Realidad Aumentada’ no escapa al compromiso social, que es un sello distintivo de la productora. Alejándose de una estética infantil y apostando por unificar en un todo armónico contenido y continente nos muestra un mundo distópico que tiene lugar en la imaginación de sus dos personajes principales, que evaden su dura realidad pensándose como personajes de una aventura de ciencia ficción.
La animación como podemos apreciar a través de este relato, tiene una larga historia en la industria audiovisual argentina, y de a poco, San Juan, con trabajos como los que mencionamos en esta nota, se está incorporando con una calidad antes impensada a esta prestigiosa tradición.