Entrevista: Marcela Rouge

“Hoy podemos pensar el arte drag como parte de la grilla de los grandes eventos”

Asociado históricamente a la comunidad LGTBIQ+, el arte drag logró ocupar un espacio de producción en el Centro Cultural Conte Grand, tener visibilidad en la FNS y en otros espectáculos oficiales, gracias a políticas de género, Derechos Humanos y diversidad. Una de las referentes de la Cooperativa Cultura Drag, explicó a PLATAFORMA GAIA, el desarrollo de esta práctica y de qué manera, es incluida en la industria cultural local. Se refirió además a cuáles son las barreras sociales que aún quedan por superar.

18/09/2022

Marcela Rouge

Por Macarena Pereyra

Dentro del arte hay quienes buscan desafiar los marcos normativos que instituye una sociedad. Algunos artistas que enfrentaron el conservadurismo de «la moral y las buenas costumbres», buscaron romper con los paradigmas (heteronormativos) del género y en esta fisura, se puede ubicar el nacimiento de la cultura drag. Este término se remonta a la época ‘isabelina’ (la era en la historia inglesa marcada por el reinado de Isabel I y hasta la muerte de Jacobo I en 1625), donde estaba prohibido que las mujeres actuaran en el teatro y por ende, los hombres debían interpretar personajes femeninos, caracterizados con vestidos enormes que debían arrastrar (de ahí proviene la palabra ‘drag’ en inglés).

En 1930, dicha expresión se liga a la comunidad LGBTIQ+ donde se crean espacios seguros para la comunidad en los que podían expresarse libremente. En este punto se comienza a denominar ‘drag’ a una persona que se disfraza y actúa con rasgos femeninos exagerados de forma histriónica y llamativa con el fin de entretener a una audiencia. Durante los ‘70, surgió la cultura del “ball room” o del “salón”, en la que artistas drags competían por medio del baile y la pasarela por distintos premios. En Argentina también tuvo lugar en bares, Café Concert y boliches. Aunque, se mantuvo siempre reservada a la vida nocturna y ligada a la comunidad LGTBIQ+.

Actualmente la cultura drag no sólo se mantiene en pie, sino que sale de sus espacios tradicionales y después de muchos años, empieza a ser visibilizada, no sólo como forma de expresión artística, sino también como un trabajo profesional. La creación de la Cooperativa Cultura Drag en San Juan, por iniciativa de la artista drag Paris y el apoyo hacia este colectivo por parte del Ministerio de Turismo y Cultura de San Juan, a través del Centro Cultural Conte Grand, son algunas señales positivas en ese camino de reconocimiento y respeto a la diversidad sexual y la no violencia.

Para comprender la evolución del arte drag y cómo se piensa el lugar de esta disciplina dentro de la industria cultural, PLATAFORMA GAIA dialogó con Marcela Rouge, estilista profesional, artista drag, cofundadora de la Cooperativa Cultura Drag y productora de contendidos LGTBIQ+ y relaciones institucionales para el Centro Cultural Conte Grand.

Marcela fue la primera mujer trans en ser artista drag en San Juan y actualmente cuenta con 15 años de trayectoria, en los que se enfrentó a la discriminación de la sociedad y de la propia comunidad drag, en la cual se consideraba que sólo los varones gay podían “draguearse”. Dentro del mundo drag, se destaca como drag hosting y drag perfo que realiza bajo el alter ego Rouge, caracterizándose por realizar performances y Lip Sync o playback.

Marcela Rouge en el MICA

Unidxs y Organizadxs. Artistas drag de la provincia participaron en la edición 2022 del Mercado de Industrias Creativas de Argentina (MICA), realizado en el CCK en la Ciudad de Buenos Aires, de manera colectiva a través de la recientemente creada Cooperativa Cultura Drag.

–  ¿Cómo definís el arte drag? ¿Es un movimiento? ¿Es una forma de expresión?

– Si bien el arte drag se gesta dentro de la comunidad LGTBIQ+, este es abierto a cualquier persona sin importar su género u orientación. El drag te permite expresar lo que quieras a través del vestuario, maquillaje y accesorios, forma parte de la autopercepción de quien lo ejerce. En general, el personaje es utilizado para explotar el nivel de ansiedad o para mostrar algo más allá de lo que se ve en la cotidianidad. El arte drag no tiene tiempo ni estructura. La expresión más clásica es la excentricidad de las plataformas y de las pelucas más el maquillaje y vestuario, pero todo eso no es necesario para reconocerse como drag. La intención de la artista es entretener a través de la excentricidad de la vestimenta y con su número artístico a través de un monólogo o el canto (que puede ser playback o lip sync).

– Más allá de una propuesta estética (maquillaje, puesta en escena), ¿qué representa?

– En nuestro caso, como cooperativa lo que buscamos representar es la humanización de quienes practican este arte y desestigmatizar, yendo más allá del entretenimiento. Intentamos acercar a un público amplio un arte que estuvo confinado en sectores reducidos a raíz de la discriminación, también que sean parte de él. Buscamos el empoderamiento de los artistas y esto nos parece importante porque con la cooperativa vemos cómo las personas a través de esta práctica pueden descubrir quiénes son y liberarse. Actualmente, contamos con artistas que cubren puestos de trabajos tradicionales como policía y personas que llegaron por fines terapéuticos en casos de salud mental. Cultura Drag está para eso, acompañar, apoyar, empoderar y reafirmar que se puede vivir desde este arte.

– ¿Cómo fue la evolución del arte drag en San Juan y quienes fueron los exponentes que dieron inicio a esta expresión?

– Durante los 90, la precursora que ayudó a gestar y gestionar el arte drag fue Yiyi Moon. Ella trajo a la provincia uno de los primeros desfiles para mostrar el arte drag, esto fue creciendo hasta llegar a la primera elección provincial Drag Queen en el boliche Rapsodia, donde el público era de la comunidad LGTBIQ+. En estos eventos no solo se presentaban artistas drag que realizaban una performance, sino también artistas que eran drag social o drag hosting, es decir, quienes no llevaban a cabo una performance sino solo exageran sus rasgos y oficiaban de anfitrionas que recibían al público. El arte drag empezó a crecer en esta época, pero se continuó realizando en lugares del ambiente “underground” de la provincia y escasas veces se podía salir a otros escenarios, como fiestas de fin de año privadas de empresas que solicitaban esporádicamente estos shows ya que les llamaba la atención la excentricidad. Actualmente puedo nombrar como exponente a Drago Queen (Maxi Méndez) quien nos trajo la corona de la Elección Nacional Drag Queen Argentina y que también tuvo un papel protagónico en el espectáculo “Evolución” de la Fiesta Nacional Del Sol de 2020, siendo la primera drag en este evento con un rol protagónico. Yo también me considero una exponente ya que en la provincia fui la primera mujer trans en el arte drag y me costó mucho atravesar barreras ya que antes dentro de la comunidad drag solo se le estaba permitido a personas autopercibidas gay ser drag queen. Hoy siento que esto ya no existe, cualquiera puede ser drag. Otros exponentes son José Navarro, Scorpion Drag (Javier Novaro) coreógrafo de Rapsodia y reina actual drag Queen provincial. También contamos con Saylor Queen (Sofía Montilla) y Fara Queen (María Cristina Castillo) que son las primeras mujeres drag King en la provincia.

En la provincia fui la primera mujer trans en el arte drag y me costó mucho atravesar barreras ya que antes dentro de la comunidad drag solo se le estaba permitido a personas autopercibidas gay ser drag queen. Hoy siento que esto ya no existe, cualquiera puede ser drag.

– Se habla de estilos diferentes, ¿cuál es el estilo que hay en San Juan y en quiénes se inspiran?

– En San Juan existen dos ramas de arte drag más recurrentes: drag fem, que busca exagerar rasgos femeninos excéntricamente y puede inspirarse en personajes del arte, televisión y cine. La segunda clase es drag bicho que conjuga lo femenino, masculino y lo animal hasta a un punto andrógino.

– ¿Cómo ves este presente de distintas políticas de reivindicación, de la conquista de derechos como la identidad de género y la ley de matrimonio igualitario?

– Gracias a legislaciones como la Ley de Identidad de Género o que desde el Estado nos concedió la mátricula como cooperativa drag, podemos hablar de grandes avances dentro de este arte. Hace 15 años atrás no me hubiera imaginado trabajando en un lugar como el Conte Grand creando contenido asociado a la cultura drag, para esa época casi no podía salir a la calle porque podía ser detenida solo por el hecho de tener el pelo largo y maquillaje. Hoy podemos pensar el arte drag o la cultura drag como parte de la grilla de grandes eventos gracias a políticas de reivindicación que fueron fruto de las luchas que dimos durante mucho tiempo y desde la clandestinidad. Antes íbamos todos los años a exigirle al gobierno de turno que se nos reconociera como artista, como personas. Solo recibíamos portazos y hasta a veces se nos reían en la cara. Estamos atravesando un gran cambio generacional y si bien faltan muchas más medidas y aun la discriminación y los crímenes de odio existen, creo que vamos por un camino que antes parecía un sueño.

Arte Drag en Argentina

En los ’90, momento en el que esta práctica se establece con más firmeza en el país, algunos de los boliches porteños referentes que albergaban este arte fueron El Dorado, Ave Porco y Morocco. En estos lugares de la escena under, la frontera entre lo estético y lo político comienza a desdibujarse con performers como Peter Pank, que a través de la estética drag hacía de su cuerpo un lienzo donde se montaba contenido político y de denuncia. Actualmente la disciplina ya no solo se encuentra en espacios contraculturales, la provincia de Tucumán es la sede de La Elección Drag Queen Argentina, espectáculo que se realiza desde el 2000 en vísperas del 9 de Julio Día de la Independencia, en el Jardín de la República que es considerado «La Meca del Drag» argentino.

– Como propuesta artística ¿cuáles fueron los hechos más importantes en los que se avanzó?

– Pudimos llegar a un público más amplio con eventos como Expo Drag que se realizó por primera vez en el CCCG durante el 2021 con grupos reducidos y algunas actividades de forma virtual acorde a la situación sanitaria. Este año el evento se realizó durante las vacaciones de invierno y se llenó de familias con niñxs que alucinaban con nuestras vestimentas y no tenían prejuicio con respecto a este arte, hasta nos pedían fotos. Quedamos muy sorprendidxs por el recibimiento que tuvo este nuevo público a un active que se caracterizó por ser privado a causa de la persecución y no aceptación.

– En ese sentido ¿qué impacto tuvo la cooperativa cultura drag?

– El impacto fue positivo, tuvimos una gran recepción desde las instituciones con quienes articulamos actividades y ayudó a ser un espacio cuidado para aquellas personas que querían sumarse y experimentar con el arte drag. Hemos logrado concretar varias presentaciones con instituciones públicas, y si bien no tenemos explotada la agenda, nos buscan con gran interés y de varios ámbitos más allá de boliches y teatros. Ahora nos pueden encontrar en lugares como la Feria de la Mujer Emprendedora gestionada por el Ministerio de Desarrollo Humano, con un stand donde repasábamos el trabajo que llevamos a cabo con la cooperativa o realizando actividades en el lugar.

Marcela Rouge

Puertas abiertas. El arte drag, logró amplia visibilidad en San Juan a través del encuentro denominado «Expo Drag», que se realiza en el Centro Cultural Conte Grand.

Una de las barreras que definitivamente deben romperse, es la falta de oportunidades de trabajo real  para la comunidad trans-travesti, que son las personas dentro de este arte que más las necesitan. Tenemos muchxs compañerxs capacitadxs y contamos con la ley de cupo laboral, pero faltan decisiones políticas que la hagan cumplir.

– ¿Y cuáles son los ejes sobre los que se trabaja desde la cooperativa?

– En la cooperativa no tenemos ejes inamovibles, van mutando a partir de las necesidades de quienes componemos este espacio y las nuevas personas que se suman, pero siempre con el objetivo de humanizar este trabajo y revalorizarlo. Apuntamos a conseguir subsidios para adquirir la maquinaria necesaria como máquinas de coser y materiales para escenografía, todo esto con el fin de generar puesto de trabajo tanto para artistas y trabajadores tras bambalinas. Lo que se busca es fortalecer los puestos de trabajo que siempre existieron, porque detrás de cada artista hay maquilladores, modistas, vestuaristas, coreógrafos. La cooperativa busca gestionar esos puestos de trabajos reales y permanentes, ya que en su mayoría viven de eventos esporádicos.

– ¿Cómo se puede pensar el arte drag dentro de la industria cultural? Y ¿por qué sería importante?

– Con el trabajo que venimos haciendo con el CCCG y la cooperativa, el arte drag lo pensamos y se coloca dentro de la industria cultural a través del turismo. Con el Ministerio de Turismo y Cultura se vienen coordinando actividades en torno a este arte dirigido tanto a turismo interno como externo. También apuntamos a grandes eventos como la Fiesta del Sol. El año pasado asistimos en Buenos Aires al Mercado de Industria Culturales (MICA) para intercambiar contactos con empresas culturales y exponer nuestro trabajo. No contamos que con la cooperativa revolucionaríamos el Centro Cultural Kirchner (CCK), ya que fuimos el único grupo de arte drag en presentarse en la feria. Durante este evento, pudimos coordinar presentaciones y trabajos en otras provincias.

– El CCCG ha dado lugar a varias actividades en torno al arte drag dentro y fuera de fechas de la diversidad ¿Qué impacto social crees que ha tenido esto?

– El impacto social fue encontrarse con un público diverso en género y edades que se emociona y hasta nos agradece el trabajo que hacemos, la aceptación es totalmente distinta a cuando yo empecé hace 15 años atrás, es más, nunca imaginamos que podríamos considerarlo como un trabajo. Nos encaminamos hacia el reconocimiento. Otro impacto tiene que ver con la comunidad LGTBIQ+ que a partir de la articulación de Cultura Drag, el CCCG y otras entidades pudimos acercar capacitaciones laborales y programas para finalizar estudios secundarios. Esto es una deuda que tenía el estado con las compañeras que tuvieron que abandonar sus estudios y hogares por la discriminación que sufrían. Las capacitaciones laborales las articulamos junto a CONTRATANS, que es una ONG que coordina una bolsa de trabajo y capacitaciones laborales para la población trans-travesti. Para finalizar estudios secundarios articulamos con la Cooperadora de Educadores e Investigadores Populares (CEIP). 

– Esa apertura ¿allanó el camino para llegar a otros espacios culturales?

– A raíz de la Semana De La Diversidad (en noviembre donde se celebra el mes del orgullo LGTBIQ+) pudimos salir del Conte Grand y realizar actividades en espacios como el Teatro Sarmiento y el Museo Franklin Rawson. Esta fue una gran experiencia que obtuvo un cálido recibimiento por parte del público y que allana el camino para que lleguemos a otros establecimientos estatales.

– ¿Qué barreras son las que todavía hay que romper?

– Una de las barreras que definitivamente deben romperse, es la falta de oportunidades de trabajo real  para la comunidad trans-travesti, que son las personas dentro de este arte que más las necesitan. Tenemos muchxs compañerxs capacitadxs y contamos con la ley de cupo laboral, pero faltan decisiones políticas que la hagan cumplir. Hay una barrera muy grande cuando hablamos de reconocer como genuino, el trabajo dentro del arte, hay que imaginarse una doble barrera para la población trans-travesti o población LGTBIQ+.

La respuesta es colectiva

En 2020 se creó “Cultura Drag”, la primera cooperativa en San Juan que nuclea no sólo artistas drag, sino también otras grupalidades de la industria, por ejemplo, el elenco de actrices y actores «Un Tranvía», artistas muralistas de «Manso Encuentro” y la compañía de entretenimiento «Comparte LAB”. Esta entidad tiene como objetivo de generar acciones sobre creación de proyectos culturales en los sectores audiovisual, artes visuales, música, académica, entre otras disciplinas. El 31 de marzo de este año recibieron oficialmente su matrícula, ese día fue significativo para la organización ya que no solo fueron reconocidos por el Estado, sino que también se conmemoraba el Día Internacional de la Visibilidad Trans

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