Florecer en hilos

Fotos y texto Romina Maina I 17-12-22

Desde hace algunos años que el tejido, el bordado y la costura dejaron de ser consideradas costumbres ancladas en el pasado para demostrar con el tiempo que gozan de buena salud y de una renovada vitalidad en el presente. No sólo porque estas prácticas pasaron del ámbito doméstico al espacio público, sino porque también dejaron de ser denostadas por ser ‘cosa de mujeres’.

Hay quienes conservan las prácticas tal y como eran y quienes a partir de ese conocimiento lo transforman para dar lugar a algo nuevo. De cualquier manera, esos saberes están vivos y se siguen transmitiendo de generación en generación y se enriquecen al ritmo de los cambios sociales y en la vinculación con otras disciplinas.

En la actualidad, las obras textiles proliferan en museos y centros culturales; y forman parte de concursos al mismo nivel que otras artes. Y además, hay un gran número de artistas (mujeres y varones) que abrazan ese legado como una forma de expresión que se reinventa continuamente para aggiornarse a los tiempos actuales combinando múltiples técnicas y materiales.

Una de estas voluntades creativas, es la sanjuanina Laura Ramírez García, que como artista “pinta” a través de los hilos sus propias historias e inquietudes. Pero también, en esa trama puede “leerse” la historia colectiva, aquella que se comparte y que está siempre en movimiento, y también se transforma.

El hilo es el lenguaje. La artista Laura Ramirez García abraza la técnica tradicional del bordado para convertirla en una forma de expresión aggiornada a los tiempos actuales.

Como mujer y artista que forma parte del entramado social, reconoce el valor y la fuerza que tiene desde lo simbólico poder recuperar esa tradición: “Posicionarme como bordadora y artista y resignificar esa práctica habla de otro enfoque que no está ligado a si sos más femenina o no porque sabés bordar o no y aunque nunca se ha discontinuado, ahora se usa con otra intención”, y enfatiza “es porque querés comunicar a través de eso y además hacerlo con el hilo más común que hay, todo lo que eso puede decir. El material mismo habla.”

Ella creció entre telas, hilos y agujas y en el taller de costura de su mamá aprendió a dar las primeras puntadas. Mientras estudiaba la carrera de Artes Visuales en la UNSJ, se volcó por la pintura, hasta que descubrió el arte textil y decidió que esa sería su forma de expresión.

En ese camino logró fusionar ambos saberes: el del oficio que da la práctica con el conocimiento académico y hoy avanza firme siguiendo el pulso del campo del arte contemporáneo: “La universidad no te da el título de artista, pero sí te brinda herramientas. Ahí es donde descubro que puedo hacer arte.  Y es ahí donde me doy cuenta también que podía unir eso que ya existía como arte textil, con algo que yo hacía y que estaba en mi sangre” cuenta Laura a Plataforma GAIA.

Entre sus trabajos se puede encontrar desde un retrato de Virginia Wolf hasta un cerebro tejido del que se desprenden hilos que se entrecruzan en el espacio para simbolizar el proceso del pensamiento humano. O la representación de una escena cotidiana con puntadas de colores que dan lugar a diferentes tramas. Y hasta la traducción perfecta del sentimiento en un rostro puntada a puntada, inspirándose en una fotografía.

Bordado a mano. «Zurcidos» (2021) fue seleccionada este año en la categoría escultura del 66º Salón Manuel Belgrano del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori de la Ciudad de Buenos Aires. A través de la técnica que le da nombre, Laura entrecruza los hilos para formar una urdimbre o una trama, según la dirección del tejido (Medidas 35 x 45 x 10 cm).

Ya sea en el plano a través de relieves y texturas o en esculturas e instalaciones donde trabaja el volumen, el hilo es el gran protagonista de sus obras. Sus temáticas surgen en su mayoría por su inquietud en indagar en la parte humana más profunda del ser humano porque le interesa “ver qué sucede con cada uno de nosotros ante determinadas situaciones”. Y en cada proyecto busca poder traducir y esculpir en volúmenes esas emociones, tan personales, y a la vez universales.

Ese camino la llevó a desarrollar una serie de obras de órganos y tejidos humanos realizados con diferentes procedimientos y técnicas textiles. Así por ejemplo hizo la figura de un corazón en tela (usó una prenda de su hijo a la que rellenó con vellón) y le aplicó la técnica del zurcido -que le da el nombre- en un sentido metafórico “en alusión a las heridas y la forma que tiene uno de repararse”.

En este trabajo se refleja también una búsqueda personal de la artista por decir mucho de manera simple, “para hacer con menos materiales algo más virtuoso” expresa la joven quien también encuentra en el hilo común que utiliza un poderoso mensaje: «Mi mamá me enseñaba a bordar con el hilo que ella tenía que era el de las prendas. Me parece importante mostrar que a partir de materiales comunes que tenemos en casa se pueden hacer experiencias distintas. Sobre todo porque el hilo de bordar es caro y no todos pueden acceder.»

Y además, revela su interés por hacer visible lo inacabado en el lienzo: Me gusta a veces dejar una aguja en las obras para captar el proceso. Lo hice en esta y también en “Mirada en construcción” donde aparece un ojo que no está terminado para mostrar cómo se transforma eso que vemos con los mismos cambios de la sociedad, con el tiempo que estamos transcurriendo. Es una mirada que invita a seguir cuestionándose”, explica.

Esta obra fue seleccionada recientemente en el 66º Salón Manuel Belgrano organizado por el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sivori de la Ciudad de Buenos Aires- al igual que «Presencia Plena», otro de los trabajos que integra la misma serie, que quedó elegida para formar parte del 27º Salón Bienal de Arte Textil, de la misma institución.

Dos tejidos, un mismo material. «Presencia plena» es el título de esta obra que Laura realizó en tela de Yute a la que separó en dos mitades. La primera la utilizó en el fondo. Con la segunda separó uno a uno los hilos de la misma con los que armó una cuerda y luego fue ramificando para dar forma a los órganos. A mediados de octubre de este año recibió la notica de que este trabajo había sido seleccionado en el 27º Salón de Arte Textil del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, de la Ciudad de Buenos Aires. (Medidas 80 x 80 cm)

En este caso vuelve a recurrir a la anatomía humana con la representación sobre el lienzo, de unos pulmones en relieve, todo con tela de yute. La particularidad de este trabajo es que para realizar la figura, la joven separó uno por uno los hilos que construyen la trama de este material para dar lugar a otro tejido distinto al del lienzo.

En ese juego entre tejer y (des) tejer esa trama, la artista propone al espectador hacer una pausa y desautomatizar la mirada: “Esta obra tiene que ver con estar conectados de manera consciente con nuestro interior y con la experiencia que se está viviendo. Conectados incluso con nuestra respiración que es un proceso que hacemos de manera involuntaria, que pasa desapercibido”, analiza.

Y, aunque como señala Laura las obras tienen muchos discursos -que incluso a veces no tienen que ver con lo que el artista quiso expresar- abre espacios interesantes de reflexión. Como ejemplo, menciona su obra titulada “Fregona” (2021), con la que buscaba expresar la vinculación histórica de la mujer con las tareas del hogar y que adquirió en contexto de pandemia otros significados distintos para quienes la observaban, más vinculados a la experiencia del encierro por la cuarentena obligatoria.

La más preciada. El retrato de su mamá Rosa, que realizó a partir de una fotografía de ella en su juventud es uno de los cuadros que Laura atesora con especial cariño. De ella heredó el conocimiento de la técnica del bordado. Nunca fue exhibido en público, aunque espera poder hacerlo. En esta obra puede apreciarse en detalle, el uso de capas de colores para lograr tonalidades distintas. (Arriba)

Una emoción que traspasa la tela. Laura logra con hilos un retrato de gran expresividad, capaz de emocionar incluso al mirarlo a través de una pantalla. «Florecer en el dolor» es el título de este trabajo que está inspirado en una fotgrafía tomada por la belga Jessica Hillout durante la Copa del Mundial de Fútbol de Africa, en 2010.

Como parte de sus proyectos actuales, tiene en desarrollo un autorretrato donde plasmará sus propias construcciones mentales como resultado de un trabajo de introspección que tiene que ver en este caso, con indagar en el propio proceso creativo. En él habrá referencias a dos de sus máximas influencias: el pintor holandés Vang Goh y la artista oriental Chihau Shiota.

Los hilos seguirán narrando la historia, esta vez la más personal, la de la propia artista que, al igual que aquella que compartimos como parte del mismo tejido social, está siempre en movimiento, abierta a seguir pensándola. Y aunque frente a una obra, los significados y lecturas puedan ser disímiles, el arte tiene siempre la potencia de abrirse a nuevos interrogantes para quien esté predispuesto a hacerlo.

Son sus creadores y creadoras los que enriquecen la experiencia, para darle un nuevo sentido. Y quien mejor que los y las artistas para imaginar mundos nuevos. Tejer y (des) tejer, anudar y desanudar, donde los hilos sean el puente que conecta realidades diversas, allí donde la expresión no tiene límites, más que la propia imaginación.

En desarrollo. Laura trabaja actualmente en un autorretrato donde reflexiona sobre el propio proceso creativo. En la obra habrá referencias a dos de sus máximos referentes: el pintor holandés Van Goh y la artista textil japonesa Chiharu Shiota.