Friedrich Wilhelm Murnau
El cineasta que inmortalizó al vampiro en la pantalla
Por Daniel Gil

Murnau fue sin lugar a dudas uno de los más grandes directores de la historia del cine. Nacido en Westfalia en 1888, tenía en 1922, a la hora de rodar “Nosferatu”, una carrera relativamente corta. Murnau se llamó en realidad Friedrich Wilhelm Plumple, y desde joven se destacó por su carácter tranquilo y reservado, estudiando arte y literatura en la Universidad de Heidelberg. Mientras esto sucedía, fue visto durante una representación teatral de estudiantes por el director Max Reinhardt, quien deslumbrado por las dotes del joven le ofreció radicarse en Berlín, con una beca por seis años, a cambio de trabajar para el cómo actor y ayudarlo en la dirección de algunas de sus obras.
Pese a la oposición de su familia, se radicó en la capital alemana y colaboró con Reinhardt hasta que se desató la Primera Guerra Mundial. Murnau fue movilizado y actuó en la contienda como aviador. Poco antes de la finalización de la guerra su avión fue obligado a descender en Suiza, país neutral, en donde estuvo internado y tras finalizar la guerra, ya de regreso en Alemania entraría en la industria del cine. Murnau dirigió su primera película, “El niño azul” en 1919 y en el período que media entre esta primera y “Nosferatu” realizó siete películas más, abordando en las mismas una gran variedad de estilos. Será luego de la película del vampiro cuando Murnau adoptará la estética expresionista y se mantendrá fiel a este estilo, hasta su etapa americana, trabajando una temática esencialmente romántica, a lo largo de films poblados de personajes fantásticos o diabólicos.
Con una formación de historiador del arte, las referencias de Murnau a la hora de rodar sus películas son muchas y variadas, pero invariablemente todas ellas existen en función a la armonía del film que realice. Lotte Eisner no duda en calificarlo como el mejor de los directores alemanes: “En Friedrich Wilhelm Murnau, el más grande realizador que han tenido los alemanes, la visión cinematográfica nunca es el resultado del único esfuerzo de estilización decorativa. Ha creado las imágenes más turbadoras y más sobrecogedoras de las pantallas alemanas”.
Nosferatu se estrenó en la primavera de 1922, pero ya desde un año antes, el guionista Henrik Galeen estaba trabajando sobre el material que serviría de soporte al film. Nosferatu, no era sino una versión libre de la novela victoriana de Bram Stoker “Drácula”, a la que Galeen, escritor de ideas muy personales se las arreglaría para darle una visión propia. Sumado a esto estaba la necesidad de disfrazar el material sobre el que se estaba trabajando, ya que la película no podía llevar el nombre de la novela original, porque esto, hubiera representado pagarles a los herederos de Stoker derechos sobre el libro, erogación que una producción alemana, de esa época, dada la crisis económica por la que atravesaba el país, no hubiera podido afrontar. Pese a estas precauciones, la viuda de Stoker, enterada de la realización de la película, y una vez estrenada la misma, le inició un juicio a Murnau; una corte alemana, fallando a favor de la viuda, ordenó que se quemaran todas las copias de “Nosferatu”.
Las copias que han llegado hasta nuestros días son las que pudieron salvar algunos particulares, que las sacaron de Alemania, evitando de esa forma su destrucción; de ahí que la película, como la conocemos hoy, varía en su duración desde los sesenta minutos, en su versión más conocida, hasta los noventa y dos, dependiendo del negativo salvado a partir del cual se sacó la copia.
Con una formación de historiador del arte, las referencias de Murnau a la hora de rodar sus películas son muchas y variadas, pero invariablemente todas ellas existen en función a la armonía del film que realice.
La historia del vampiro en la versión de Galeen tomaría la siguiente forma: un acaudalado comerciante de bienes raíces de la ciudad de Bremen envía a uno de sus empleados a ver a un conde a su castillo situado más allá de los montes Carpatos, ya que el noble quiere realizar algunos negocios. El empleado ve la posibilidad de este viaje como una gran oportunidad de mejorar su situación económica, en función de que hace poco que ha contraído matrimonio. Pese a la oposición de su esposa Lucy que teme por el largo viaje que el joven debe realizar, este se embarca en la aventura atravesando por innumerables peligros hasta llegar al castillo del aristócrata. Una vez en allí, es recibido por un extraño personaje, que resulta no ser otro que el conde Orlock, la persona que él va a visitar. Después de una tensa cena, y un intranquilo sueño, con la llegada del día el joven camina por los pasillos del castillo y al entrar en una oscura recámara se encuentra con el siniestro conde yaciendo, con los ojos abiertos dentro de un ataúd. Orlock es un vampiro y como tal duerme de día. Esa misma noche el conde entra en el cuarto del joven y cuando está por atacarlo, Lucy despierta gritando en la ciudad de Bremen, el vampiro receptando telepáticamente este grito deja a su víctima, pero atraído hacia el afuera, que intuye por la imagen de la joven, deja su castillo para rodar por el mundo como la encarnación misma de la maldad.

Orlock viaja a bordo de un barco hacia Bremen para encontrar a Lucy y adonde quiera que vaya un rastro de muerte y ratas lo acompaña. La tripulación del barco muere, la peste llega al pueblo donde el vampiro ataca y finalmente el monstruo va al encuentro de la bella muchacha. Esta, en lugar de huir, advertida a lo que se enfrenta tras la lectura de un viejo libro lo enfrenta, reteniéndolo, hasta que el canto del gallo anuncia la llegada de un nuevo día y con la luz del sol el vampiro desaparece para siempre.
La película, no obstante, un clásico del cine expresionista, presenta varias particularidades. En primer lugar, está rodada con una gran profusión de planos en exteriores “al contrario de la mayoría de las películas alemanas de esta época, los paisajes y las vistas de la pequeña ciudad o del castillo de Nosferatu han sido rodados al aire libre. No solo es porque les fronteras les eran cerradas por causa del odio que inspiraban a sus vecinos o porque no tenían divisas por lo que los realizadores alemanes tales como Lang o Lubistch, hacían construir, para rodar en estudio en algunos casos a algunos metros de ahí, en un descampado, grandes bosques o ciudades enteras. Habrían encontrado sin dificultad ciudades góticas en las costas del mar Báltico o ciudades barrocas en Alemania del sur, pero los preceptos expresionistas los apartaban de lo real.”

Sin embargo, Murnau, que rodó Nosferatu con una impresionante economía de medios supo incorporar al paisaje como un actor más en el drama del vampiro; podríamos decir que Murnau, a semejanza de los directores escandinavos, se sentía totalmente seducido por las posibilidades estéticas que a sus films podía otorgarles la naturaleza. Es más, Murnau fue el único director que utilizó a la naturaleza y a los escenarios naturales como si fuera un lienzo. La naturaleza no enmarca al drama, sino que participa de él “El impulso de las olas deja prever el acercamiento del vampiro, la inminencia del destino que va a azotar le ciudad. En todos estos paisajes, colinas sombrías, bosques espesos, cielos con nubes que anuncian la tempestad, se cierne como lo indica Balzac, la gran sombra de los sobrenatural.”
Otro de los grandes aportes que proceden de “Nosferatu” son los innovadores, para la época, efectos especiales, o truca como se los llamaba en ese entonces. El director de fotografía Arno Wagner, junto a otro habitual colaborador de Murnau, Karl Freund, (que posteriormente emigraría a Hollywood, en donde dirigiría clásicos de la Universal como “La momia”), realizaron aportes que enriquecieron e hicieron avanzar la técnica fotográfica en el cine.
Wagner, quien había empezado como camarógrafo en noticiarios de guerra, se destacó sobre todo como un excelente artista del claroscuro, recurso favorito del Expresionismo, y que fue utilizado especialmente en toda la serie de películas de género fantástico que inundaron las pantallas alemanas del período mudo.
“Si cabe distinguir el trabajo fotográfico como pintar una escena con la luz esto es precisamente lo que hicieron estos dos grandes directores de fotografía, utilizando con mano maestra luces altas con zonas de penumbras, construyendo composiciones de luces y sombras, rodeando la imagen de niebla, disolviéndola con sobreimpresiones, convirtiéndolas en mágicas por medio de las exposiciones múltiples y creando vastas perspectivas dotadas de una altura y profundidad ilusorias mediante el método Schufftan y otros capaces de combinar maquetas con decorados a tamaño real. Suyas fueron las habilidades técnicas y artísticas que permitieron reflejar en imágenes bidimensionales, en blanco y negro, en luces y sombras, en niebla e iluminación las visiones imaginarias de directores tan diferentes como Lang y Pasbt, Wiene y Murnau, así como la de los hombres que diseñaron y construyeron sus magníficos y expresivos decorados”.
Murnau, que rodó Nosferatu con una impresionante economía de medios supo incorporar al paisaje como un actor más en el drama del vampiro.
De toda esta serie de trucos está especialmente inundada “Nosferatu”: el fantasmagórico trayecto de la carroza que lleva al protagonista al castillo atravesando los densos bosques plagados de lobos; la disolución del vampiro a la salida del sol; su elevación del ataúd a bordo del barco, y muchas otras son muestras acabadas del poder de sugestión que los maestros alemanes podían alcanzar utilizando solo los medios técnicos que ya para esa época manejaban a la perfección.
Murnau alcanzaría gran fama sobre todo como director de cine fantástico, aparte de “Nosferatu” durante el periodo de oro del cine alemán rodó también “Tartufo”, “El Castillo Vogel” “Fantasmas” y “Fausto”, por lo que, a su vertiente expresionista desde lo formal, habría que agregarle, dada la temática frecuentada, una poderosa influencia recibida del romanticismo, desde lo conceptual, sobre todo en su vertiente literaria fantástica.
Fuentes:
EISNER, Lotte, La pantalla diabólica, Madrid, cátedra, 1989.
KRACAUER, Sigfried, De Caligari a Hitler, una historia psicológica del cine alemán, Barcelona, Paidos, 1985.

Título de Obra
Nosferatu
Autor
Henrik Galeen
Género
Terror
Productora
Prana-Film GmbH
Dirección
Friedrich Wilhelm Murnau
Elenco
- Max Schreck
- Alexander Granach
- Gustav von Wangenheim
- Greta Schröeder
- GH Schnell
- Ruth Landshoff
- John Gottowt
- Gustav Botz
Dónde verla
«Nosferatu», de 1922, fue una libre adaptación de la novela de Bram Stoker ”Drácula” a la que se cambió el nombre para no tener que pagar derechos de autor. La viuda de Stoker obtuvo una orden judicial para que destruyan los negativos y todas las copias de la película. Sin embargo, aquellas copias distribuidas en otros países, en manos de coleccionistas, impidieron su total desaparición. Hoy, es de libre reproducción. Puede apreciarse una versión completa y remasterizada en YouTube.