Opinión
Cultivar el encuentro
Por Sonia Parisí
21/11/2024

Últimamente he podido observar en San Juan, tanto en presentaciones de libros como en inauguraciones de exposiciones de artes visuales, un creciente uso del recurso de la interdisciplinariedad. Como ejemplo podría comentar la presentación del libro de Laura Carubín “La semilla de mostaza”, muy original, ya que vinculaba las artes literarias con las artes visuales en la técnica del dibujo – y además las artes performáticas – al proponer como acción colectiva-colaborativa la confección de un germinador para compartir luego un informe de observación cotidiana.
La propuesta de la presentación – y el libro – constituyen una obra abierta porque no termina de suceder, es decir que no existe un tiempo límite para la publicación de informes ni tampoco un número de colaboradores determinado.
Asistí también por éstos días a la presentación del libro “Hilos de luz” de Martha Cámpora, donde del mismo modo se puede observar el trabajo transdisciplinar no solo por el tramado de poesía e ilustración sino en cuanto a que en su presentación se intercalaron momentos musicales a cargo del dúo de violines “SANAMIEL”, tramando a manera de tejido la descripción de la música con la de las ilustraciones y la poesía.
El recurso interdisciplinar se repite en inauguraciones de exposiciones pictóricas, como en “Universo Curth: La esencia de lo perdido” de Ariel Domínguez, expuesta actualmente en el Auditorio Juan Victoria. En esa presentación confluyeron además del texto curatorial, las artes performativas a modo de un diálogo en idioma francés y finalizó con la actuación de la orquesta de cuerdas “Quarteto Di sole + 1”.
Y para dar un ejemplo final, la exposición pictórica “Víve el Arte” de Oscar Fontalvo inaugurada esta semana en la estación San Martín, también reúne en diálogo las artes visuales y las performáticas, ya que incluye esculturas que requieren el accionar del público, pues son obras de arte cinético. La presentación convocó una vez más las artes visuales, literarias, musicales y performativas.
¿Será que la obra de autor no es suficiente? ¿Quizá conviene “dar fuerza” sumando la obra de otros autores?…
Mediante estos ejemplos recientes, podría decir que en San Juan se está creando de manera absolutamente interdisciplinar, transdisciplinar, colectiva y colaborativa. Cada presentación se constituye en una instancia de comunión de experiencias diversas sobre un mismo tema, lo cual -personalmente- me parece un desafío sumamente enriquecedor.
¿Será que la obra de autor no es suficiente? ¿Quizá conviene “dar fuerza” sumando la obra de otros autores? ¿Qué hace suponer más rico el trabajo colaborativo que el trabajo individual? ¿Acaso puede negarse el valor de la concentración que requiere el trabajo individual? ¿De lo meritorio de su coherencia? ¿Acaso es posible obviar la contundencia de lo autobiográfico o testimonial en primera persona?
Por otra parte, la difusión del mensaje a través de distintos canales ¿Lo amplifica o lo diluye? ¿Lo multiplica o lo divide?

Ilustración del libro «La semilla de mostaza», de Laura Carubín
En respuesta a estas preguntas que me surgen, creo que no es posible ya a esta altura de las exploraciones sobre genealogía de las artes pensar el acto creativo como un trabajo individual. Y esto sencillamente porque somos seres sociales y sociables que nos hemos nutrido y hemos creado nuestra historia sobre la plataforma histórica que fundaron otras personas.
Ninguno de nosotros ha dejado de tener maestros o influencias importantes que han signado o condicionado de alguna manera su pensar, sentir y accionar. Es decir que en reconocimiento a esta condición, toda obra aunque de apariencia individual no deja de ser una obra colectiva-colaborativa.
Toda obra aunque de apariencia individual no deja de ser una obra colectiva-colaborativa.
Pero no es lo mismo el homenaje que la cita, así como tampoco lo son la colaboración con la coautoría; hay sutiles diferencias. Existe todo un mundo diverso de formas de servirse del texto generado por otro autor, ya que en la actualidad es casi imposible no hacerlo. De hecho constituye una exigencia de rigor científico en cualquier trabajo de tesis o publicación de investigación, que se consigne en anexo el corpus bibliográfico citado o consultado.
Ahora cabe preguntarse ¿Se puede considerar la interdisciplina como intertexto? ¿Qué diferencia existe entre ellos?
Se trata de entender cómo se conectan y se influencian de forma mutua los saberes de distintas disciplinas.
Consultando el diccionario para ubicarnos en el significado y uso de la terminología, la interdisciplina es la integración de conocimientos de diferentes áreas para lograr un aprendizaje significativo y aplicarlo en la práctica. Se trata de entender cómo se conectan y se influencian de forma mutua los saberes de distintas disciplinas.
Por su parte el intertexto es un elemento o texto ajeno que se encuentra en una obra, ya sea en forma de referencia, cita, alusión, o parodia.
El término intertextualidad fue inventado por Julia Kristeva y refiere la relación entre textos -ya sean escritos u orales, contemporáneos o históricos- mediante procedimientos variados. Esta relación explícita o implícita es un recurso estilístico que se asocia a una tradición cultural compartida por una comunidad lingüística y que influye en el estilo y otros rasgos de la misma.
Concluyendo entonces, entiendo que el intertexto es uno de los eventos posibles dentro de la interdisciplinariedad. Uno entre otros. Es decir que la interdisciplinariedad es más abarcativa y da lugar a que la intertextualidad suceda o no.

Ilustración del libro «La semilla de mostaza», de Laura Carubín
Con intertextos y sin ellos las actividades artísticas en San Juan se están ofreciendo de manera interdisciplinar y lo celebro. Hasta hace apenas una década era impensado que te ofrecieran una velada de “Tarot, teatro y vino” todo a la vez, la misma noche en el mismo horario y lugar. Y hoy está sucediendo.
Quienes tengan o quieran emprender entonces un proyecto cultural tendrán que tener muy en cuenta esta tendencia: la oferta multidisciplinar y simultánea a modo de una gran kermesse. Juntos pero haciendo cosas diferentes. La versatilidad es lo que se está imponiendo.
¿Mejor o peor? Depende… según el punto de vista desde donde se lo mire. Diferente, con seguridad. Y como sucede en la vida misma, habrá que experimentarlo y corregir sobre la marcha.
Para cerrar y volviendo al primer ejemplo citado sobre el libro de Laura Carubín, su propuesta de actividad performática constituye una invitación colectiva a generar proyectos comprometidos con el cuidado de la vida. Nos invita a tener una ilusión, a contemplar los cambios y a volver a maravillarnos con ellos. A modo de prospectiva, “La semilla de mostaza” que es una de las semillas más pequeñas que existen, conlleva en su diminuto interior toda una potencial experiencia de vida