Borrón y cuenta nueva

Demonio Urbano I 17/07/2024
Bueno… parece que me estaban extrañando. Bien dice el dicho “Ya vendrá quien a mí me haga bueno” y se cumplió nomás la profecía. De no creer el gataflorismo local. Si sos sincero se recienten y si enmudecés te reclaman compromiso. Es decir, uno tiene que ser un demonio obsecuente, decir sólo aquello que las masas envilecidas quieren escuchar… ¡Vamos a por eso entonces! Pues cada uno elige la soga con la que ha de ser ahorcado. Al menos no podrán decir de mí que no soy un demon libertario ¿eh?
Y, sí. Me tomé unas vacaciones ¿qué problema hay con eso? “Dicen que viajando se fortalece el corazón, pues andar nuevos caminos te hace olvidar el anterior…” Y es que de eso se trata, creo. Del olvido. ¿Qué sentido tiene recordar? Tanta es la estupidez humana que se desgañita especializándose en crear herramientas inútiles que pretenden detener el tiempo. Pues no, mis ingenuos humanoides… no es posible, al menos para ustedes.
Y es que de eso se trata, creo. Del olvido….
A ver… hablando francamente y por dar un simple ejemplo ¿Para qué sirven las fotos? Son un claro ejemplo del problema. Te comen la memoria del teléfono hasta inutilizarte el aparato. Y si las subís confiadamente a “la nube” para salvar la memoria de tu teléfono, te encontrás luego con la sorpresa de que se te han borrado de ambas partes ¡En hora buena por estúpidos!
Por otro lado, la ñoñada sale de viaje y apenitas nomás cruza el charco empiezan a llorar emocionados cuando escuchan el himno nacional, mientras compulsivamente sacan fotos hasta de “las alcantarillas de la calle adoquinada del paseo que recorre los bosques del cementerio que circunda la abadía del Sacromonte donde los monjes sacaban a cagar a sus perros en el medioevo”… ¿Con qué objeto, digo yo?
Entre los nobles fines se me ocurre: 1-Para sentir que se reivindica al linaje familiar. 2-Para dar envidia a la chusma. 3-Para maldecir cuando se les acaba la memoria del teléfono. 4-Para inventarse los nombres que no recuerdan de los lugares donde han estado. 5-Para putear por haber nacido en Argentina.
¿Para qué sirve la memoria? (…) Es decir, o sea… ¿Historiador? ¡AFUERA!
Y es que esto y no otra cosa es ser un auténtico argento. En el extranjero añoran su amada patria y en el país se desviven por conseguir la ciudadanía extranjera y la celebran como si de “La copa América se tratara”. Y sí, conseguir “la ciudadanía” se ha convertido en el galardón nacional al esfuerzo por ser extranjero.
Pero volviendo a mi tema inicial ¿Para qué sirve la memoria? ¿Hay acaso tarea más inútil que la de un historiador o un archivista? Sí, creo yo: ¡Museólogo! o mejor… ¡Arqueólogo! o más bien ¡Antropólogo! Jajajajaja… Sí, ésos patéticos “comemomias”. Pero ¡por favor, dejen a los muertos descansar en Paz! Si hasta a mí, en mi refinada maldad, me daría vergüenza vivir de los muertos. Diablo sí, zoombie jamás.
Y no me vengan con el versicuento del “rescate de la memoria” ni de “la territorialidad” ¿Qué es eso? Yo soy ciudadano del mundo, habitante de la aldea global y creo que el concepto de “identidad” a partir de la era digital, atrasa por lo menos un siglo. La evolución nos tracciona hacia el futuro, la IA ha venido para quedarse y ha hecho estallar toda obsolescencia romántica. Es decir, o sea… ¿Historiador? ¡AFUERA!
Es más, y como no tengo pelos en la lengua (en el único lugar donde no los tengo) voy a decirlo de una vez por todas: la tarea de historiar en pleno siglo XXI tiene un insoportable tufillo a zurdo, pero la buena noticia es que ¡Se les acabó el curro! A agarrar la pala entonces, porque al país se lo saca adelante trabajando. Jamás he visto a ninguno de estos “intelectuales” doblar el lomo o llagarse las manos. ¡Basta de comerle el riñón al Estado! Planeros VIP de cuarta.
Por otra parte, me parece masoquista la tarea de historiar en Argentina. Es como coleccionar un rosario de derrotas. Si me dijeran que se trata de la historia de Inglaterra -por ejemplo- en donde cada calle o monumento público dan cuenta de algún triunfo bélico vaya y pase, lo entiendo. ¿Pero aquí, qué querríamos recordar? ¿30.000 desaparecidos? ¿Que perdimos las Malvinas? En mi modesta opinión creo que cuando la historia no ayuda, hay que pasar de hoja. Hacer borrón y cuenta nueva.
A la gente hay que subirle el ánimo, empoderar al semillero. A nadie le gusta ser hijo de la desgracia. ¿Acaso existe en la provincia la calle “ARA San Juan”? Y si existiera, no me gustaría vivir en ella. Sería más o menos como irse de luna de miel a “La Difunta Correa” ¿no? Y es que el nombre tiene una fuerte carga energética, “es toda una invocación” (Up. Cit. Karina). No sienta lo mismo por ejemplo decir que uno vive en Valle Fértil que decir que vive en Desamparados, aunque no parezca eso te marca una huella mental, un destino.
¡Vaya si se puede ascender y llegar lejos con el mentalismo! Eso sí amerita un DNU: La creación de la UNCM (Universidad Nacional del Ciber Mentalismo)
En eso sí creo, en las energías. El mentalismo es lo que se viene. Es la carrera del futuro. ¡Vaya si se puede ascender y llegar lejos con el mentalismo! Eso sí amerita un DNU: La creación de la UNCM (Universidad Nacional del Ciber Mentalismo). Porque a través del control mental se puede controlar el hambre, el dolor, el calor, el frío, etc. Es decir, se puede economizar en mercadería, obra social, servicios y evitar el recalentamiento del planeta.
En este marco, el rediseño humano es el ciborg mentalista. Una criatura compuesta de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos con la intención de adaptar y optimizar las capacidades orgánicas mediante el uso de tecnología mentalista, donde los circuitos transmiten pulsos eléctricos basados en la información de la carta natal. De este modo, y según entiendo yo, se puede -por ejemplo- dar “delete” a la ola polar y mutear a la oposición. ¡Sí, se puede!
Este trascendental momento, portal de lo que vendrá, amerita recordar a aquel visionario riojano, pionero futurista, que en un discurso durante la inauguración del ciclo escolar en una escuela rural de Tartagal, el 5 de marzo de 1996 -bajo su presidencia- aseguraba:
«Se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual, desde una plataforma que quizá se instale en Córdoba, esas naves espaciales se van a remontar a la estratósfera y desde ahí elegir el lugar adonde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podamos estar desde Argentina en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo».
Han pasado casi 30 años de aquel memorable alegato cuyos vaticinios si bien aun no se han concretado físicamente, sin duda alguna han marcado una huella en la memoria nacional y un mandato. Una deuda de honor, diría yo (otra más).
¡Levemos anclas, entonces! Paremos de sufrir. Arriemos nuestra enseña en el futuro. Lo pasado, pisado. Entremos de una buena vez en el Primer Mundo, pues nos lo merecemos.
Agradezcamos la precariedad y la miseria, motor en definitiva que impulsa nuestro esfuerzo y nuestra creatividad y no olvidemos nunca que la birome es un invento nacional y que exportamos dulce de leche a todo el mundo.
Por mi parte, como soy un Demonio audaz y me banco la vanguardia, decreto y decido el triunfo para mi País y para mi familia, enviando un abrazo de luz y bendiciones para todos.