Claves para releer a Buenaventura Luna

El fogón que reclama futuro

Los versos que el poeta huaqueño dedicó al encuentro fraterno alrededor del fuego, en “El Fogón de los Arrieros” trascienden a su autor con enorme vigencia. En esta nota, Plataforma GAIA, propone una mirada desde el presente a una obra con reminiscencias históricas que cobra actualidad durante la Fiesta de la Tradición en Jáchal y alcanza su real dimensión al evocar el ideario de su creador.

Fogón

 De la historieta «Un changuito huaqueño», (2018) Carlos Mallea (Imagen ilustrativa)

«Rojeó en las cumbres y alumbró los llanos la inmensa llamarada de un fogón, y se hermanó en un ritmo el corazón….»

Por Romina Maina I 10-11-22

Vienen ‘desde todos los rumbos de la estrella’. Desde el ‘norte selvático y huraño’ hasta el ‘llano Sur’. Jujeños, mendocinos, sanjuaninos. También los salteños al ritmo de las bagualas y con el sonido de la vidala el santiagueño. Bajan desde el Ambato y las selvas guaraníes. Entre aymarás y diaguitas, ‘los pampeanos sin rancho’, ‘los del fiero Quiroga’, ‘los de Güemes’ y ‘los de Chacho’. Y la lista sigue con evocaciones a San Martín y Belgrano. Entre menciones a próceres y gestas, Buenaventura Luna aporta claves para adentrarse en los tiempos más convulsionados de una patria en plena construcción y el sueño independentista que convoca a ‘los arrieros de todas las distancias de la tierra’ a reunirse al calor de un fogón a ‘conversar de cosas trashumantes’.

No se sabe exactamente cuando escribió Eusebio Dojorti (o Buenaventura Luna por su nombre artístico) “El fogón de los arrieros”. Tampoco hay referencias -al menos conocidas- sobre su génesis ni por parte del mismo artista ni de otros autores, según señala -en comunicación con Plataforma GAIA desde Buenos Aires-, su nieto Carlos Semorile, investigador y heredero de la obra de su abuelo.

La escenificación del poema -que se realiza desde 1962 por iniciativa de la docente Nelly Tañez de Peñaloza- contribuyó en gran medida a su perdurabilidad y conocimiento en las nuevas generaciones. Pero, este acontecimiento por sí solo, quizá no logre explicar porqué caló hondo en la memoria colectiva y se convirtió en una de las obras más conocidas y emblemáticas del poeta.

 

La poesía, en su propia voz. Recitado de «El Fogón de los Arrieros» por Buenaventura Luna (archivo)

Para el escritor y sociólogo jachallero José Casas, su vigencia y popularidad se halla en gran parte porque “Buenaventura reflejó como muy pocos escritores, la cultura, el pensamiento, la forma de vida de un pueblo” y lo que está expresado en ‘El Fogón…’ manifiesta su propia vivencia: “más allá de ser hijo de terratenientes, se hace parte de los peones, del hombre de campo. Eso lo va a marcar por siempre” y sostiene además que ahí es donde Buenaventura se nutrió para “todo lo que va a ser su concepción política, ideológica y de la cultura nacional y popular”.

Sobre esa misma idea, Semorile aporta que en esos fogones de arrieros que esperaban su turno para la molienda en el Viejo Molino “no deben haber faltado las menciones a los caudillos montoneros que pasaron por Huaco como Facundo Quiroga, el Chacho Peñaloza y Felipe Varela y este fue, sin duda alguna, su primer vínculo con el revisionismo histórico de cuño popular que luego plasmó en el poema”.

La poesía está plagada de alusiones históricas y remembranzas de su tierra y sus costumbres que se entremezclan con la historia nacional. El molino, el arriero y el fogón son constantes en sus escritos. De la misma manera que están muy presentes el gaucho y el indígena. Sin embargo, Ezequiel Adamovsky en su ensayo El gaucho indómito. De Martín Fierro a Perón, el emblema imposible de una nación desgarrada, (2019) afirma que “más que el indio, a Luna le interesaba el mestizo” que era para él, “el verdadero portador de la cultura gauchesca y criolla”.

En la misma publicación, el investigador detalla que Dojorti se preocupó por dar visibilidad a esa heterogeneidad étnica donde reivindica también a los afroargentinos y en ‘El Fogón..’ esto aparece en la alusión a la “presencia espectral de Falucho”.

Un fogón con historia. La primera escenificación del poema se realizó en la Cuesta de Huaco en 1962, por iniciativa de la maestra Nelly C. Tañez de Peñaloza. Tuvo tres ediciones más en ese lugar: en 1963, 1964 y la última en 1965.

Un sentimiento compartido

En Luna es difícil escindir su actividad artística de su acción política. Además de poeta, fue un pensador. Y por eso, es inevitable que al referirse a su poesía se crucen ambas dimensiones. Pero, además, genera lecturas diversas, que están atravesadas también por el sentimiento y la admiración hacia su obra.

“Lo que me despierta es una especie de emoción o pensamiento épico, muy parecido a lo que debe haber sentido un gaucho montonero ante la arenga de caudillos como el Chacho o Felipe Varela. Y lo sé bien porque mi tatarabuelo, Santos Mallea, fue montonero de Varela en la Punta del Agua”. Tales palabras son de Cristian Mallea, ilustrador y docente bonaerense, creador de la historieta “Un changuito huaqueño” (con guión de Carlos Semorile). En sus páginas aparece recreada la escena de los hombres alrededor del fuego -elegida para ilustrar esta nota- aunque como él mismo aclaró: “en ese caso, es un fogón más, uno típico de arrieros en viaje a la Serena o a Lima; no refiere al poema de ‘El Fogón…’ ¡Que me encantaría alguna vez ilustrar!”, expresa.

El artista comparte con GAIA sus sensaciones al rememorar esos versos: “Ese llamado de los jefes a unirse para defender la tierra, debió ser apabullante. Dojorti supo captar ese espíritu rebelde y guerrero (patriota) en una juntada de todos los gauchos argentinos y no hay que olvidar que el gaucho es el pobre ninguneado o peor aún: usado por la historia oficial y el patronazgo”.

Su cercanía con el poeta y su obra surge de las largas horas de historias orales que escuchó en los fogones de su propia familia, ya que es hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de jachalleros. Y más allá del lazo de sangre que lo une al departamento norteño, cuenta que trabaja en la difusión de la obra del poeta y busca recrearla “sin herirla o traicionarla para llamar la atención de los desavisados o extraños”.

Para el dibujante no hay otro poema que como el de Buenaventura logre una síntesis tan “perfecta” de ese llamado a la unidad nacional “no partidaria, sino por el simple -y complejo a la vez- acto de adherir desde la tierra, desde la pertenencia a un territorio amado”.

A lo dicho por Mallea, Casas agrega: “yo diría además que es la única poesía de un poeta que es celebrada, representada, escenificada y tiene la envergadura e importancia que conocemos. No conozco de otro poeta que haya tenido ese destino”.

«Hay que lograr que la tradición deje de ser una mera acumulación de nostalgias y vuelva a ser capaz de pensar y proyectar el futuro», Carlos Semorile, nieto de Dojorti/Luna e investigador de su obra.

Visto en perspectiva

Cuando Luna llama al encuentro en ‘El Fogón…’ a figuras de la historia como San Martín, Belgrano, el Chacho Peñaloza y Güemes lo hace desde una perspectiva nacional y popular que reafirma desde la voz poética, su propia visión de la historia centrada en los derechos de los trabjadores y de los grandes sectores olvidados y vulnerados de la sociedad.

Dice Semorile que “San Martín y Güemes son los dos próceres que aparecen con mayor frecuencia en las letras de sus canciones, pero aquí -en el poema- Dojorti hace hincapié en “los del Chacho”, “los de López”, y los de varias batallas y gestas que fueron cimentando la independencia y la libertad. Se trata del reverso de la versión mitrista de la historia que es la de los próceres “sueltos”, carentes de contexto y, sobre todo, sin pueblo detrás”.

Esas ideas que Dojorti fue madurando con los años, encuentran en el peronismo a mediados de los 40, el reflejo de sus propias valores e ideales. Tanto es así, que llegó a afiliarse al partido peronista “en el cual afincó sus más hondas esperanzas para el porvenir”, cuenta su nieto.

En torno a la relación de Luna con este naciente movimiento político y popular coincide también Casas quien señala que: “su obra y pensamiento está muy unido a todo ese proceso político, económico, social y cultural de la historia de nuestro país. Esas mismas ideas que lo llevaron a afiliarse primero al cantonismo, luego lo acercaron al peronismo. Uno puede encontrar una suerte de solución de continuidad, donde se plasma todo ese pensamiento en un gran movimiento nacional como significó el peronismo en sus orígenes”.

Quien también repara en esta cuestión es Ezequiel Adamovsky. En el capítulo de su libro dedicado a Dojorti «Buenaventura Luna: del criollismo al peronismo en una experiencia de vida», expone que: “Luna fue una de las voces que, antes de 1955, aportaron al peronismo contenidos ‘raciales’ y de crítica de las narrativas históricas que aún estaban ausentes en sus máximos dirigentes”.

«Quisiera pensar que un día habrá otro poeta, digno heredero de Don Buena, que pueda cantar de verdad a una unidad que verdaderamente pueda realizarse, aquí desde Jáchal… ¡O de cualquier rumbo de la estrella!», Cristian Mallea, dibujante.

Otro aspecto interesante que plantea el autor, da cuenta de las estructuras ideológicas que forman parte de la génesis histórica de nuestro país y son transversarles a distintos escenarios y épocas. Así manifiesta que “el gaucho legendario parecía ahora encarnar, en el trabajador criollo actual, al cabecita negra peronista”.

Esto muestra que -como suele pasar con los clásicos- por muchas lecturas que puedan hacerse siempre quedará algo por descubrir. El poema en cuestión, representa una síntesis de gran parte de las preocupaciones que el autor huaqueño manifestaba en la mayoría de sus textos tanto en versos, como en prosa. Desde sus canciones, hasta sus libretos radiales hay una unidad temática constante que vale la pena revisar, o en todo caso, leer por primera vez.

La Fiesta de la Tradición, que tiene como atractivo principal la escenificación de ‘El Fogón…’ es una buena oportunidad para volver a encontrarse con las palabras del poeta desde una mirada que exceda la construcción mítica en torno a su figura.

 

«Cada nueva generación tiene el derecho, y más que el derecho, el deber de hacer una nueva lectura de los textos que forman parte del patrimonio cultural compartido», Carlos Semorile, nieto de Dojorti/Luna e investigador de su obra.

Cambio de escenario. Desde 1971, la recreación del poema se realiza en el Anfiteatro Buenaventura Luna, durante la Fiesta de la Tradición, en Jáchal. (Foto: archivo)

Semorile señala que al momento de asociar la obra de su abuelo con una evocación nostálgica, debe entenderse que esta: “era una nostalgia trabajada para recuperar una cultura que estaba próxima a perderse, y que su evocación sentimental del pasado, además de una reinterpretación afectiva, iba aportando un molde o contexto real para el futuro nacional” y agrega que “el problema de ubicarlo en el mero plano de la nostalgia es que de ese modo, sutil pero taxativo, se lo desvincula de todos sus afanes en pos del futuro, como los de cualquier otro militante político y cultural».

Comprometerse con su obra -que aún tiene mucho por decir en el presente- es también hacerlo con la propia historia. Posiblemente, esta sea una manera de recuperar el verdadero sentido de aquellas palabras en las que su autor alimentaba el sueño de una patria que se agranda al calor del fogón. Mantener encendida esa llama es tarea del presente. Como bien expresa Semorile como reflexión final: “cada nueva generación tiene el derecho, y más que el derecho el deber de hacer una nueva lectura de los textos que forman parte del patrimonio cultural compartido. En este sentido, se impone –como decía “Marucho” Maestre, el mayor de los hijos varones de Eusebio Dojorti y Olga Maestre- hacer nuestro mejor esfuerzo por llegar a ser contemporáneos de la historia que nos toca vivir y protagonizar”.

«Un pueblo tiene que tener su propia cultura e identidad, memoria e historia, sino va a dejar de ser pueblo y en toda esta cultura de masas que inunda, hay espacios de resistencia. Desde ese lugar también interpreto el pensamiento de Buenaventura Luna», José Casas, sociólogo y escritor.

Respeto por la historia. Lograr fidelidad en la representación de los hechos que narra el poema era uno de los objetivos centrales sobre los que trabajaron los vecinos de Huaco en el origen de la celebración.

Donde habita la esperanza

Una rápida mirada al mundo de fines de 2022 nos habla de sociedades que, por imperio de los grandes poderes concentrados, son empujadas de manera inmisericorde hacia el abatimiento, la fragmentación y la desdicha. Ante este panorama abismal, hay que lograr que la tradición deje de ser una mera acumulación de nostalgias y vuelva a ser capaz de pensar y proyectar el futuro. A partir de un sentido de la iniciativa recuperado, “El Fogón…” es una bandera de esperanza y una fuerte reclamación de un futuro que aspira a reconciliar los aspectos espirituales y materiales de la vida comunitaria.

Carlos Semorile, nieto de Dojorti/Luna, investigador.

Tiene más sentido que nunca evocar el poema hoy en una era plagada de indiferencias, distracciones, defecciones y traidores a la Patria jurando que están defendiendo pueblos. Da mucha pena ver a la mayoría de la gente (joven o vieja) ignorando semejante obra y escuchando como idiotas músicas penosas como el pop industrial o el folklore ídem. Quisiera pensar que un día habrá otro poeta, digno heredero de Don Buena, que pueda cantar de verdad a una unidad que verdaderamente pueda realizarse, aquí desde Jáchal… ¡O de cualquier rumbo de la estrella! Pienso que desde los márgenes, quizá entre la cumbia o el hip hop, quizá en alguna otra cosa nueva y superadora que aparezca alguna vez, vuelva ese espíritu rebelde y apegado a la tierra que necesita la humanidad en esta parte del continente. Es eso o entregar la tierra, que es lo mismo que entregar a nuestros hijos….. 

Cristian Mallea, ilustrador, guionista, editor y docente.

Estamos atravesados por una cultura de masas que todo lo domina y lo convierte en mercancía. Estamos absolutamente atravesados por eso. Un pueblo tiene que tener su propia cultura e identidad, memoria e historia, sino va a dejar de ser pueblo y en toda esta cultura de masas que inunda, hay espacios de resistencia. Desde ese lugar también interpreto el pensamiento de Buenaventura Luna. Trato de rescatar la riqueza de su creación literaria y su pensamiento. Entender qué es lo que pensaba mas allá de lo inmediato, para profundizar y volver a pensar a BL sino se queda como un cliché.

José Casas, escritor y sociólogo.

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